Chávez se mantiene firme después de tres días de huelga en Venezuela

Los tres días de huelga general contra Hugo Chávez, que continúa, paralizaron parcialmente Venezuela, pero no han logrado todavía que el presidente acepte elecciones anticipadas o un referéndum consultivo sobre su eventual renuncia. El activismo callejero de la oposición fue ayer en aumento, con una manifestación de decenas de miles de personas, pero la amplitud de la huelga disminuyó, la industria petrolera sigue bombeando y el bloqueo total de la actividad ciudadana y económica no pudo alcanzarse.

No obstante, la gobernación de Venezuela parece imposible. El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), César Gaviria, mediaba ayer entre las partes tratando de acordar una salida electoral a la crisis. Las concentraciones oficialistas y opositoras de Caracas se mantuvieron alejadas, pero en algunos sectores hubo intercambio de puñetazos y cargas policiales. "Se va a caer, se va a caer, el Gobierno va a caer", coreaba la masiva manifestación hacia el hotel de la OEA, distante tres kilómetros. "No le tememos a las hordas violentas del Gobierno, ni a las bombas lacrimógenas, ni a los francotiradores que pusieron. Seguiremos en la calle", advirtió el alcalde de Chacao, Leopoldo López, que integró la manifestación, que entregó a Gaviria un escrito en exigencia de la aplicación de la Carta Democrática de la OEA.

Estados Unidos observa el trance de su segundo suministrador de crudo, el único país latinoamericano que forma parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Su embajador, Charles Shapiro, se reunió con Chávez para saber, entre otros asuntos, si aceptaría un referéndum consultivo sobre su permanencia en el cargo, fijado para el próximo 2 de febrero por el Comité Nacional Electoral (CNE). El gobernante sólo admite una consulta revocatoria en agosto próximo, coincidiendo con la mitad de su mandato. "He expresado la preocupación de mi Gobierno por los disturbios que se han producido", informó el diplomático, "y por la posibilidad que existe de que se produzcan actos lamentables de violencia".

Uno de los principales asesores del opositor alcalde de Caracas, Alfredo Peña, comentaba que "si no ocurre una tragedia este señor no se va". La tragedia no ha sucedido todavía, pero la crispación es creciente en una nación con una precaria convivencia desde hace meses. Un grupo de manifestantes oficialistas se apostó también frente a las puertas del hotel de Gaviria, bajo escolta policial, pero optó por retirarse antes de que llegara la marcha opositora. "No queremos dar excusas", explicó uno de sus promotores. "¡Lucha social, lucha social!, ¡Fascistas, fascistas!", gritaron algunos durante el breve plantón.

La conversión de una huelga de cierre patronal y laboral, y de brazos caídos, en un paro "activo", en aplicación de las orientaciones de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), partidos de oposición y la cúpula empresarial Fedecámaras, modificó sustancialmente el rumbo de una protesta que alteró sustancialmente la vida nacional. Los primeros incidentes ocurrieron el martes, cuando una concentración opositora fue duramente reprimida por la militarizada Guardia Nacional (GN), causando decenas de heridos o lesionados por perdigones y gases lacrimógenos. Uno de los portavoces del oficialismo, García Ponce, acusó a la oposición de internacionalizar el conflicto. "Lo que están haciendo es esperar apoyo externo por el fracaso del paro. Lo que están haciendo son acciones desesperadas porque necesitan una intervención extranjera".

El adelanto de las elecciones generales es una de las fórmulas que se baraja en la mesa presidida por el secretario de la OEA, con quien ayer se reunieron representantes del Gobierno y la oposición. Los manifestantes concentrados junto a las verjas cerradas del hotel desplegaban carteles con textos de este tenor: "Señor Gaviria, la libertad de los venezolanos no se negocia". "Chávez, coprófago".

"Este paro, como en los anteriores todos, tiene una carta oculta, se trata de un intento nuevamente de golpe", señaló Chávez. Cierto o no, la mayoría de los analistas señala que sin una salida negociada el deterioro social puede degenerar en estallidos y la economía, que cayó cerca de seis puntos este año, entrar en barrena.