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CLÁSICOS DEL SIGLO XX: UNA INVITACIÓN A LA LECTURA

'Pedro Páramo' y 'El llano en llamas', de Juan Rulfo

EL PAÍS presenta en su colección dos títulos fundamentales del 'realismo mágico' latinoamericano

Es uno de esos casos insólitos en el mundo de la cultura en los que un artista con muy poca obra tras de sí deja una huella imborrable en los autores que compartieron su tiempo y, naturalmente, en los que surgieron posteriormente. Los dos títulos que publica EL PAÍS, y que mañana podrán adquirir los lectores por tres euros, son, casi, sus obras completas: una colección de relatos, El llano en llamas, de 1953, y su única novela, Pedro Páramo, de 1955. Algún guión cinematográfico y algún relato corto completan la totalidad de su creación literaria. Y, sin embargo, Rulfo conmocionó, y conmociona, la literatura latinoamericana, que no duda en reconocerle como uno de sus grandes maestros. De él ha dicho, entre otros muchos, el mexicano Carlos Monsiváis: "En nuestra cultura nacional, Juan Rulfo ha sido un intérprete absolutamente confiable... de la lógica íntima, los modos de ser, el sentido idiomático, la poesía secreta y pública de los pueblos y las comunidades campesinas, mantenidas en la marginalidad y el olvido...". Borges consideraba Pedro Páramo como una de las mejores novelas de la literatura universal, y García Márquez escribía en 1986 que la primera lectura de la novela de Rulfo le había impresionado tanto como La metamoforsis, de Kafka. Elogios para un hombre silencioso y tímido que a partir de 1962 se dedicó mucho más a la antropología desde el Instituto Nacional Indigenista que a la literatura. Fue, también, un extraordinario fotógrafo y dejó un legado de 6.000 negativos aún en fase de definitiva clasificación.

Más información
El escritor que no publicó más
La poética de la fatalidad
Juan Rulfo, fotografiado en 1983.
Juan Rulfo, fotografiado en 1983.BERNARDO PÉREZ

El padre y el hijo

Juan Rulfo quedó conmocionado por la violenta muerte de su padre, ocurrida cuando el escritor tenía ocho años. Su relato ¡Diles que no me maten! cuenta precisamente la historia de un padre que pide a su hijo que interceda por su vida. Hay que salvarle del coronel, que quiere matarle en venganza por la muerte de su propio padre. Pedro Páramo cuenta la historia de Juan Preciado, que va a buscar a su padre a un pueblo donde todos están muertos. Allí descubrirá que fue un hermano suyo quien lo mató. También se encuentran trazos de esta dura experiencia en La noche que lo dejaron solo y el relato que da nombre a la recopilación, El llano en llamas. Otros cuentos, como No oyes ladrar los perros, también exploran las difíciles relaciones entre un padre y un hijo, siempre marcadas por la culpa y la muerte.

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