OMS, Unicef y Banco Mundial denuncian que uno de cada cuatro niños del mundo pobre no recibe vacunas
Uno de cada cuatro niños de los países pobres no está vacunado de difteria, tétanos, varicela, tuberculosis, polio o rubeola, enfermedades que matan al año a tres millones de personas, dos millones de ellas menores. Con 250 millones de euros más de los 1.500 actuales, podría vacunarse a 10 millones de niños, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Unicef y el Banco Mundial (BM).
La más mortífera es la rubeola: 770.000 pequeños murieron en 2000 en los países pobres. Es una enfermedad que en el mundo rico ya no es problema por la vacunación. El tétanos neonatal mata a 200.000 recién nacidos de madres que no estaban inmunizadas (30.000 de ellas fallecen tras el parto).
Por cuestión demográfica, donde numéricamente hay más niños sin vacunar es el sureste de Asia. Pero los porcentajes reales alarman más en África: sólo un 50% de los niños recibe una vacuna antes de cumplir el año. Desde 1960 las muertes de menores de cinco años han pasado allí de 2,5 millones a 4,5. También en el este de Europa se registra, desde los años 90, un rebrote de difteria y tuberculosis y una caída de la vacunación. La difteria causa 30.000 muertos e incluso ha habido casos en Finlandia, Noruega y Alemania.
La amenaza sanitaria que pende sobre los países más pobres es a la vez económica y de falta de investigación. Sus gobiernos no pueden destinar a sanidad más de seis euros al año por habitante. El informe estima que la inversión mínima tendría que ser de 30 a 40 euros. El pago de intereses de la deuda hace que esos países gasten de tres a cinco veces más en ello que en servicios básicos. Según el BM, mientras la carga de morbilidad en esos países alcanza el 93%, sólo les corresponde el 11% del gasto mundial en salud. En los países pobres nacen al año 132 millones. Pero el informe revela que sólo significan el 18% del mercado mundial. Se calcula que una vacuna introducida en el mundo desarrollado tarda entre 10 y 20 años en ponerse en funcionamiento en los países pobres.
Sólo 40 millones de euros de los 500 invertidos anualmente para desarrollar una vacuna contra el sida (28 millones de muertos en África) se destinan a investigarla para países en vías de desarrollo (95% de los contagios).
No hay equidad. Entre 1975 y 1997, sólo un 1% de los 1.223 fármacos comercializados era para enfermedades tropicales; y de ese 1% la mitad fue de uso veterinario y, de la otra mitad, un gran porcentaje fue a investigaciones de EE UU para protección militar. El informe indica que para enfermedades respiratorias y diarreicas y para la tuberculosis (que matan a 8 millones de personas al año) sólo reciben el 0,2% de lo invertido en investigación (no llega a 134 millones de euros), incluido el desarrollo de vacunas. En cambio, más de 150 millones de euros van a estudios sobre el asma (218.000 fallecimientos en el mundo).
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