El Museo de Bellas Artes cierra las 22 nuevas salas un día después de ser inauguradas
La falta de personal impide la apertura al público de una ampliación con innovaciones
El destello ha durado apenas un día. Las 22 nuevas salas de exposiciones del Museo de Bellas Artes de San Fernando, inauguradas el miércoles por los Reyes junto con una muestra sobre Fernando VI, no pudieron ayer reabrir sus puertas. La causa fue la ausencia de personal para custodiarlas. El museo, uno de los primeros de Madrid, no ha visto satisfecha su petición de personal al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, que fue tramitada ante el de Administraciones Públicas. Este departamento dice que sólo le fueron solicitados tres vigilantes.
Un cartel colocado sobre el cristal de la taquilla de acceso a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la madrileña calle de Alcalá, informaba ayer en inglés y en castellano de lo sucedido: 'La planta tercera del Museo no podrá de momento abrirse hasta que se incorpore la nueva plantilla de vigilantes. Rogamos disculpen las molestias. La dirección'.
La lectura del cartel provocaba perplejidad en algunos de los visitantes, que habían acudido a primera hora de la mañana al museo con ánimo de visitar la magna exposición sobre Fernando VI inaugurada el día anterior por los Reyes de España. Confiaban asimismo en contemplar la ampliación del centro museístico a lo largo de una tercera planta, hasta 22 salas nuevas, realizada por la arquitecto italiana Emmanuela Gambini. Sobre ellas Gambini ha dispuesto varias joyas del arte contemporáneo español, Picasso incluido, que la Academia de San Fernando atesoraba. Lo ha hecho con sugerentes diálogos pictóricos entre lienzos y figuras, profusión de escultura selecta e innovaciones técnicas y de iluminación de largo alcance y cuidado detalle.
De igual modo, entre las novedades, todavía inaccesibles al público por el cierre de las nuevas salas, se encuentra un espacio diáfano tras una gran pantalla de vidrio: muestra un original sistema de exposición, secuencial, de los peines sobre los que, verticalmente, se acostumbra colgar valiosos lienzos en museos donde la ausencia de espacio impide su exhibición. Con esta disposición, nueva en los museos de Madrid, se abren las puertas de los almacenes de obras de arte generalmente cerrados a canto y lodo al acceso público.
La pregunta que los visitantes se hacían ayer en las taquillas del museo era por qué razón algo que se acaba de inaugurar queda desinaugurado apenas 24 horas después.
La respuesta es compleja. Fuentes internas del museo señalan que de las 59 salas de exposición con las que desde el miércoles la Real Academia de Bellas Artes cuenta, sólo 39 personas se hacen cargo de 37 de aquellos espacios. Se trata de trabajadores que desarrollan funciones de vigilancia, taquilla, guardarropía, celadores de planta y otras similares.
Goya
Estas salas, que albergan, entre otras joyas artísticas, una de las mejores colecciones del mundo sobre Francisco de Goya, se despliegan por la primera y la segunda plantas del edificio, un palacio neoclásico obra de Diego de Villanueva de las postrimerías del siglo XVIII. El palacio es contiguo al que ocupa el Ministerio de Hacienda, institución que, al devolver la planta tercera a la Academia, que previamente se la había cedido, ha permitido la reciente ampliación del museo vedada al público.
Las mismas fuentes del museo destacan que los trabajadores componen una plantilla de personal laboral adscrito al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. En la conferencia de prensa en la que se presentó el miércoles la exposición y la ampliación del edificio, el director general de Bellas Artes, Joaquín Puig de la Bellacasa, anunció que había pedido nuevo personal para que se incorporara de inmediato a sus nuevas misiones, aunque dudó si sería suficiente. 'Pero el director general', puntualizan las fuentes, 'se refería a siete empleados que han de cubrir las bajas producidas entre los vigilantes ya destacados en el museo'. A efectos de incoporar personal, el trámite comienza en la dirección del centro, sigue a la subdirección general de Museos Estatales y a la dirección general de Servicios, departamentos ambos de Educación y Cultura, y quien resuelve la petición es la secretaría de Estado del Ministerio de Administraciones Públicas. 'Aquí sólo se ha recibido una demanda de tres plazas para el museo, que fueron favorablemente informadas el 17 de septiembre', dicen en Administraciones Públicas. En Educación admiten que la responsabilidad les compete, si bien sitúan el origen del problema en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, 'cuya estructura de fundación privada dificulta las soluciones que hubieran permitido atajar este asunto'.
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