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Una antigua prisión acoge en Vigo un museo de arte contemporáneo

El nuevo centro se inauguró ayer con una doble exposición

El Museo de Arte Contemporáneo de Vigo (Marco) abrió ayer sus puertas con una doble exposición, Cardinales, inspirada en el propio edificio, una antigua prisión y luego sede judicial, y Atlántica, dedicada al movimiento que renovó el arte gallego en los primeros años ochenta. El edificio ha respetado la arquitectura original con tres galerías y cuatro patios. La inauguración congregó en Vigo a numerosos artistas y autoridades, como el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, y el alcalde de la ciudad, Lois Pérez Castrillo.

El Marco va a orientar su actividad principal a las exposiciones temporales. Carlota Álvarez Basso, su directora, señaló ayer las tres líneas básicas de su programación: muestras de ámbito internacional, otras de autores y movimientos artísticos gallegos cuya producción haya estado vinculada a lenguajes vanguardistas y, por último, las dedicadas a artistas emergentes. Ofrecerá además programas didácticos para escolares, otros de formación para docentes y artistas, visitas guiadas, auditorio, biblioteca, una tienda-librería especializada y un restaurante.

La remodelación del edificio ha respetado la tipología de la arquitectura original, inspirada en el concepto panóptico del filósofo británico Jeremy Bentham (1748- 1832): tres galerías y cuatro patios que, en un esquema radial, parten de un cilindro central y son cerrados por salas perimetrales. Utiliza cuatro plantas y un anexo independiente, hasta sumar los 10.000 metros cuadrados.

La propia metamorfosis del edificio da el contenido a la exposición Cardinales, que reúne obras relacionadas con el universo carcelario y con la arquitectura panóptica de 26 artistas procedentes de 13 países, sin prejuicios de edad, de fronteras o de soportes, y que incluye cinco grabados originales dictados por Bentham a su dibujante.

Cardinales remite desde su mismo título a la rosa de los vientos, a la cuadrícula impuesta en el espacio, a la regulación del tiempo, según sus comisarios, Bartomeu Marí y Dirk Snauwaert. Una primera sección está dedicada a los fenómenos de vigilancia y orden desde el concepto de prisión como 'instrumento de control y punición organizado sobre la economía del espacio y la eficacia de la vigilancia'. En contraposición, otra sección aborda el tema de la escapada, la huida a nuevos horizontes, el deseo de libertad y el viaje a otra parte. La importancia que el dispositivo visual, la máquina de ver y los aparatos escenográficos han adquirido en la creación contemporánea se entroncan en la estructura del panóptico y su particular resumen del tiempo. En total, 73 obras: dibujos, esculturas, fotografías, instalaciones, proyecciones...

Renovación en los ochenta

La otra exposición, Atlántica, rinde homenaje al grupo homónimo que renovó el arte gallego en la década de los ochenta, integrándolo en Europa desde la posmodernidad. 'Atlántica fue más que un grupo', afirmó Antón Castro, comisario de la muestra. 'Se convirtió ya entonces en un clima, una confluencia de circunstancias en la atmósfera cultural y vital de aquella Galicia de la transición. El atlantismo devino una filosofía y un estilo de hacer arte, moda, diseño, música, literatura... Fue una respuesta contundente que manifestó la ineludible voluntad de incrustarse en la Europa que estaba imponiendo su conciencia estética al mundo, a la par que una urgente recuperación de las mitologías propias'.

Este atlantismo recuperó, mediante la indagación en la expresión estética y antropológica de la Galicia tradicional, el proyecto perdido con la Guerra Civil sentó 'las bases de un internacionalismo que jamás había existido con credibilidad en el arte gallego anterior', añadió Castro.

A la exhibición de artes plásticas, en la planta primera del museo, se suma una muestra de documentación instalada en el Anexo y un catálogo exhaustivo de más de seiscientas páginas. También un disco, con los temas más significativos de aquellos años seleccionados por Julián Hernández (Siniestro Total), Gonzalo López (directivo de BMG) y Antón Reixa (Os Resentidos).

El núcleo fundador de Atlántica -Guillermo Monroy, Antón Patiño, Menchu Lamas y Anxel Huete- dio pauta y punto de partida a un discurso estético basado en la complejidad y en la convivencia de situaciones, con una revisión de los lenguajes expresionistas. En total se han reunido 75 pinturas, 15 esculturas y cuatro instalaciones de 25 artistas.

Obra del escultor gallego Francisco Leiro en el Museo Marco de Vigo.
Obra del escultor gallego Francisco Leiro en el Museo Marco de Vigo.EFE

Locomotora ciudadana

El edificio del Marco, en la céntrica calle del Príncipe, peatonal y comercial, regenerará esa zona de Vigo y 'será una locomotora' en la dinamización de la vida cultural y urbana de la ciudad, según su alcalde, Lois Pérez Castrillo. 'Marca un cambio drástico en la mentalidad y en el modelo de ciudad', señaló Carlos González Príncipe, principal promotor de la iniciativa. Era el alcalde de Vigo cuando encargó el proyecto de rehabilitación a los arquitectos Salvador Fraga, Francisco Javier García-Quijada y Manuel Portolés, y ayer, como concejal de Cultura, recibía todos los parabienes por los resultados.

El museo será gestionado por una fundación pública creada el 22 de octubre por la Xunta de Galicia, el Ayuntamiento de Vigo, la Diputación de Pontevedra y Caixanova. Equidistante de Santiago de Compostela y de Oporto, el Marco dirige su oferta especialmente a las áreas urbanas de ese entorno gallego-portugués.

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