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LA POLÍTICA MONETARIA DE LOS DOCE

El BCE provoca la caída de las bolsas al no bajar los tipos

El BCE mantiene el precio del dinero en el 3,25% para contener la inflación antes de impulsar el crecimiento

Javier Moreno

Wim Duisenberg decepcionó ayer de nuevo a quienes juzgan urgente un recorte del precio del dinero. El presidente del Banco Central Europeo (BCE) resistió todas las presiones y dejó los tipos en el 3,25%, el nivel en el que se encuentran desde hace un año, pese a reconocer 'la elevada incertidumbre' que lastra la economía. De forma sorprendente, Duisenberg admitió por primera vez en público que se había producido una fuerte 'discusión' en el Consejo sobre la conveniencia o no de tocar los tipos. Una división que refleja el creciente nerviosismo entre gobiernos e inversores en Europa.

'El Consejo de Gobierno ha discutido de forma amplia los argumentos a favor y en contra de un recorte de los tipos de interés', se asegura en el comunicado oficial. En la rueda de prensa posterior, Duisenberg se encargó de recalcar que lo que se había discutido era un 'recorte'. Lo repitió hasta tres veces. Y luego añadió: 'Efectivamente, es la primera vez que digo algo así'. Hasta ahora, el BCE jamás había emitido comentarios sobre el tono o el transcurso de las reuniones de su Consejo de Gobierno, y menos sobre los resultados de las votaciones.

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Crispación

La discusión en el seno del BCE refleja el ambiente en toda Europa. Tanto los Gobiernos, acuciados por una crisis que no cesa de agravarse, como las empresas llevan meses pidiendo un recorte urgente de los tipos de interés. Alemania, la primera potencia económica del continente, se está hundiendo bajo el peso de déficit crecientes, y un anémico aumento del PIB del 0,5% este año. La zona euro en su conjunto crecerá menos del 1% en 2002. El paro también aumenta, y los ingresos fiscales se desploman. La Comisión Europea anunció ayer que las previsiones de crecimiento en la zona euro para el tercer y cuarto trimestre de este año oscilan, en ambos casos, entre el 0,2% y el 0,5%. Son las mismas previsiones difundidas el mes pasado, ligeramente inferiores a las publicadas en septiembre, que eran de entre el 0,3% y el 0,6%.

Pero nada de eso contó ayer en Francfort. El hipotético peligro de inflación sigue pesando más sobre las autoridades monetarias europeas que la cascada de datos que confirman el deterioro creciente de la economía. Ni siquiera la presión añadida del recorte decidido por la Reserva Federal (banco central) de Estados Unidos el miércoles, de medio punto (hasta el 1,25%, la tasa más baja en 40 años), fue suficiente para decantar la balanza en Francfort. Pero consciente también de que la legitimidad del BCE comienza a estar más que en entredicho por su aparente impasibilidad, Duisenberg reconoció ayer dos cosas. Uno, que se discutió en profundidad la posibilidad de bajar los tipos, aunque al final se optase por dejarlo todo igual. Y dos, sugirió que ahora es más probable el recorte en la próxima ocasión, el 5 de diciembre.

De momento se han impuesto la prudencia y la ortodoxia. Las cifras preliminares de inflación para octubre muestran que los precios crecieron al 2,2%, dijo Duisenberg, una décima más que el mes anterior, y dos más del objetivo oficial del BCE. Eso, y el fuerte aumento, de nuevo, de la masa monetaria (7,1% en el tercer trimestre) fueron suficiente: no se tocan los tipos.

Y ello pese a que el análisis que el Banco hace de la situación roza el catastrofismo. 'Obviamente, el titubeante ritmo de la expansión económica y la deslucida confianza reflejan el significativo grado de incertidumbre que se ha ido acumulando en los últimos meses', dijo el presidente. Últimos meses en los que el BCE no ha tocado ni una sola vez los tipos. 'Esta incertidumbre está asociada con tensiones geopolíticas, la evolución del precio del petróleo, y lo sucedido en las bolsas'.

Se trata prácticamente del mismo análisis y de los mismos argumentos que utilizó el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, un día antes para tomar la arriesgada decisión de dejar los tipos en el 1,25% en Estados Unidos. 'Efectivamente, se trata de un análisis muy similar', reconoció Duisenberg. Pero ésas son las diferencias de personalidad entre el presidente de la Reserva Federal y el del Banco Europeo. Duisenberg así lo reconoció ayer de forma implícita, al admitir que comparte la visión de Greenspan. Incluso su decisión. 'El hecho de que la Reserva Federal recortase los tipos no ha sido una sorpresa', dijo ayer. 'Quizá sí un poco la magnitud del recorte '.

Prudencia

Pero el espíritu del BCE es más prudente que el de la Fed. El instituto europeo ha sido criticado en numerosas ocasiones por dirigir la política monetaria con la vista puesta en el espejo retrovisor, algo que numerosos observadores volvieron a recalcar ayer. Para desviar las críticas, Duisenberg pidió de nuevo a los gobiernos europeos que, si quieren asegurar un crecimiento sostenido a medio plazo, deben respetar el Pacto de Estabilidad, y reformar sus mercados de trabajo y de productos. La presión mediática y política a favor de un recorte de los tipos de interés tampoco ha ayudado, visto el carácter de Duisenberg, empeñado en mantener a toda costa la independencia del BCE frente a los Gobiernos europeos.

Tras conocerse la decisión del BCE el euro retrocedió de forma pasajera, pero luego avanzó hasta cotizar a 1,0085 dólares. El BCE fijó ayer el tipo de cambio oficial del euro a 1,0013 dólares. El mantenimiento de los tipos aumenta el diferencial entre el precio del dinero en EE UU y la zona euro, haciendo más atractivas las inversiones de capital en el área.

Wim Duisenberg, al término de la rueda de prensa de ayer en la sede del BCE en Francfort.
Wim Duisenberg, al término de la rueda de prensa de ayer en la sede del BCE en Francfort.AP

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