Putin suspende su cita con Bush y asegura que el asalto se preparó en el extranjero

El presidente ruso, Vladímir Putin, acusó ayer al terrorismo internacional de haber organizado y de dirigir el secuestro de centenares de personas realizado por guerrilleros chechenos. Putin, que tuvo palabras durísimas para los rebeldes de la república norcaucásica secesionista, decidió anular el viaje que debía emprender a México para participar en una cumbre de estadistas del Pacífico y reunirse con su homólogo norteamericano, George Bush. 'No tengo derecho a abandonar el país en un momento tan difícil', explicó a sus colaboradores más cercanos.

'La primera información dada por los representantes de los terroristas que tomaron los rehenes en Moscú venía del extranjero. Eso demuestra una vez más que el acto terrorista se planificó en el exterior', declaró Putin durante su reunión con el director del Servicio Federal de Seguridad, Nikolái Pátrushev, y el ministro del Interior, Borís Grizlov.

La operación de los guerrilleros para apoderarse del teatro moscovita con centenares de espectadores fue calificada por el líder ruso como 'uno de los actos terroristas de mayor envergadura no sólo en Rusia', sino también en el resto del mundo.

'Nadie duda de que quienes ahora piden el fin de las operaciones militares son los mismos delincuentes que durante muchos años han aterrorizado Chechenia. Ellos han sembrado la muerte y la destrucción tanto en Chechenia como fuera de sus límites y ahora pretenden expandirlas aún más', subrayó.

El Kremlin viene insistiendo desde hace mucho en que los separatistas mantienen estrechos contactos con las organizaciones terroristas musulmanas, a través de las cuales obtienen mercenarios, armamento y dinero para financiar a la guerrilla.

La decisión del presidente ruso de cancelar primero su gira relámpago a Alemania y Portugal y luego su viaje a México, donde mañana debía reunirse con Bush, muestra que esta vez estuvo a la altura de las circunstancias y que aprendió la lección del naufragio del submarino Kursk en 2000. En aquella ocasión, el presidente no reaccionó adecuadamente y ni siquiera se dignó a cancelar sus vacaciones.

Putin insistió en que 'el objetivo principal de las fuerzas del orden público y de los servicios secretos' es conseguir la liberación de los rehenes 'garantizando al máximo su seguridad', pero está claro que no piensa cumplir la exigencia de retirar las tropas de la república rebelde.

La Duma Estatal o Cámara baja se reunió ayer para debatir la situación creada en torno al secuestro. Los diputados aprobaron una resolución muy comedida, en la que se dirigen 'a los que han tomado rehenes' y les piden la liberación 'de las personas inocentes, ante todo, de los niños y mujeres'. Al mismo tiempo, instaron a los medios de difusión a dar sólo informaciones 'comprobadas, objetivas y equilibradas'.

Serguéi Mirónov, presidente de la Cámara alta, no excluyó que los senadores se reúnan para aprobar la imposición del estado de excepción en Moscú. Se pronunció en contra de negociaciones con los líderes separatistas, aseguró que la política que Rusia aplica en Chechenia no cambiará radicalmente y se mostró partidario de garantizar a los secuestradores la salida del país a condición de que liberen a todos los rehenes.