La operación de rescate en el teatro de Moscú deja más de 140 muertos y 750 liberados
El Kremlin califica de "éxito" la toma del recinto y asegura que actuó forzado por los terroristas.- Putin pide perdón por no haber podido salvar a todos los rehenes
El número de fallecidos en el asalto de las fuerzas especiales rusas al teatro Dubrovka en Moscú, donde un comando checheno mantenía retenidas a más de 700 personas desde el pasado miércoles, sigue creciendo conforme pasan las horas. Un último balance ofrecido por el Ministerio de Sanidad ruso deja pequeñas las cifras ofrecidas por el Kremlin y eleva a 90 los rehenes fallecidos en el asalto, que se suman a los 50 terroristas abatidos, según el recuento realizado por los servicios secretos rusos.
En el transcurso del cruento asalto al recinto artístico, el líder del comando terrorista, Movsar Barájev, cayó abatido junto a otros 49 guerrilleros. Asimismo, "tres terroristas fueron detenidos", según los servicios secretos. Anteriormente, los dirigentes rusos, entre ellos el viceministro del Interior, Vladimir Vassiliev, afirmaron que fueron dos los miembros del comando detenidos.
No obstante, lo que parece seguro es que los 75 rehenes de nacionalidad extranjera, 43 de ellos de países occidentales, han salido ilesos, mientras que tampoco se ha informado de ninguna baja entre las fuerzas del orden.
El presidente ruso, Vladímir Putin, en una intervención en televisión por la tarde, ha pedido perdón a los ciudadanos por no haber podido salvar de vida de "todos" los rehenes. Putin ha señalado que al país "no lo pueden poner de rodillas" los terroristas. "Hicimos casi lo imposible, y salvamos centenares de vidas", pero "entendíamos que había que prepararse para lo peor".
Un asalto con gases venenosos
La operación relámpago, que ha sido calificada de todo un éxito por el Kremlin a pesar de su alto coste en vidas, ha comenzado con una fortísima explosión a las 6.30 horas (4.30 en España), media hora después de que se cumpliera el ultimátum dado por los terroristas, que comenzaron a matar a los rehenes. Según la versión oficial, los secuestrados habían asesinado ya a dos de los rehenes mientras que entre dos y ocho habían logrado huir cuando se dio la orden de intervenir, "forzados" por los rebeldes.
Las unidades especiales spetsnaz y otros cuerpos de élite entraron en tromba en el teatro para poner fin, en medio de una aparatosa sucesión de tiroteos, explosiones, muerte y evasión de rehenes, a un infierno que ha mantenido en vilo durante casi 60 horas a toda Rusia y que ha conmocionado a la comunidad internacional, que se había olvidado de la guerra que libra Rusia con los chechenos.
Los soldados han lanzado gases venenosos para paralizar a los guerrilleros, que estaban fuertemente armados y con cargas explosivas de unos dos kilos en sus cuerpos.
El destino final de los terroristas
Las informaciones sobre el destino final de los chechenos son confusas y contradictorias, ya que algunas fuentes, como el viceministro del Interior, señalan que todos los rebeldes han sido abatidos. Sin embargo, la versión de la Policía de la capital contradice este extremo, ya que asegura que cuenta con la descripción de "los terroristas que abandonaron el edificio y que están siendo buscados". Al parecer, varios de ellos podrían haber logrado escapar vestidos de civiles aprovechando la confusión. Fuentes de Interior añaden que "30 cómplices de los secuestradores" han sido detenidos en Moscú.
"Todos los rehenes han sido liberados y el teatro está bajo control", señaló, triunfal, un portavoz del operativo montado por el Kremlin para gestionar la crisis, el mayor desafío al presidente de Rusia, Vladímir Putin, desde su llegada al poder hace tres años. Según ha explicado el portavoz, ha sido "una operación brillante, preparada minuciosamente y ejecutada con precisión casi matemática" que ha logrado evitar que los terroristas pudieran cumplir su amenaza de volar el teatro. En este sentido, fuentes oficiales han confirmado que artificieros de la policía con perros adiestrados "han desactivado" ya las 30 cargas explosivas, una muy potente, colocadas por los rebeldes para hacer saltar el edificio por los aires.
Tras la toma del teatro, decenas de ambulancias empezaron a prestar ayuda a los centenares de rehenes que consiguieron llegar con vida al final del secuestro. De ellos, unos 350 han tenido que ser hospitalizados en varios centros, de los que varias decenas están en estado grave o muy grave, tras sufrir desmayos, problemas respiratorios y cardicados, intoxicaciones y conmoción a causa del gas venenoso usado por los soldados. Los servicios de socorro han hecho un llamamiento a la población para que donen sangre para atender a los heridos.
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