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Enresa se compromete a limpiar Zorita de restos nucleares para 2015

El final de Vandellòs cuesta ya 84 millones

El emplazamiento donde se ubica la nuclear José Cabrera en Zorita (Guadalajara) podrá quedar completamente limpio de residuos radiactivos para el 2015, cinco años después de que la planta sea entregada por la sociedad eléctrica Unión Fenosa a la empresa estatal Enresa (Empresa Nacional de Residuos Radiactivos), informó ayer el presidente de ésta, Antonio Colino, en el Congreso de los Diputados.

En la limpieza del solar se invertirá tres veces menos tiempo que en Vandellòs I, la nuclear que Hifrensa explotaba en Tarragona y cuyo cierre fue decidido tras un incendio que afectó gravemente a la sala de turbinas en 1989. En la primera y segunda fase de desmantelamiento de Vandellòs, Enresa ha invertido más de 84 millones de euros. El coste total de desmantelar una nuclear se estima entre 180 y 240 millones de euros, pero el de Zorita será mucho menor dado que es una central de tamaño muy pequeño.

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El desmantelamiento de Vandellòs se inició tras un accidente, evidentemente imprevisto, mientras que Zorita yase sabe que tiene autorización para funcionar hasta abril de 2006, con lo que Enresa dispone de un plazo suficiente para programar su desmantelamiento sin tener que improvisar. Además, se cuenta con la experiencia de lo realizado en Vandellòs. Otro elemento que abaratará el coste es la configuración de la planta de Zorita, que es de agua, mientras que Vandellós era de grafito, mucho más compleja. Mientras en Vandellós se ha desmantelado en tres fases, en Zorita se pasará automáticamente a la fase tres del desmantelamiento, la que afecta al reactor.

El presidente de Enresa dio a entender que el cierre de ambas centrales se debía a decisiones políticas más que a motivaciones técnicas. Según Colino, que facilitó estos detalles ante la ponencia parlamentaria que analiza las actividades radiactivas en España durante 2001, el periodo de desmantelamiento podría disminuir aún más si la operadora reduce el plazo de entrega de la planta, previsto inicialmente en tres años después de su parada, tiempo empleado para retirar los residuos de media y baja radiactividad y los elementos no contaminados.

Colino precisó, no obstante, que si no hay prisa, el proceso puede salir más barato, porque el paso del tiempo es básico para que se reduzca la peligrosidad de los elementos radiactivos.

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