Los creadores se debaten entre mercado y regulación para acabar con la piratería
Los europeos piden en Londres leyes contra los operadores telefónicos y de Internet
Londres La tradicional fractura entre intervencionismo y librecambismo enfrentó ayer a los creadores de 103 países, que debaten en Londres el futuro del negocio cultural en un mundo cada vez más marcado por la tecnología digital. Los sajones se decantaron por el libre albedrío de un mercado que todo lo cura, incluso la piratería. Otros, con los europeos continentales a la cabeza, reclamaron de los Gobiernos una normativa más dura, que haga responsables del pirateo a los operadores telefónicos y a los proveedores de servicios de Internet.
El congreso de la CISAC, el paraguas que agrupa a 199 sociedades de autores de 103 países, puso ayer en evidencia hasta qué punto la industria cultural está aún desconcertada por los cambios que ha comportado la irrupción de la tecnología digital.
Los viejos modelos ya no sirven y la preservación de los derechos de autor y la lucha contra la piratería, lo mismo en los mercadillos callejeros que en Internet, se ha convertido en un factor de supervivencia.
'Las ventas de discos han caído en los últimos tres años y dentro de poco pueden llegar a los niveles de hace 10 años', advirtió el japonés Mamuro Kato, director de Jasrac. 'Pero no creo que eso se deba sólo al uso ilícito de Internet', alertó. 'Tenemos que estar preparados para proteger los contenidos; y eso lo tenemos que hacer de manera conjunta. Sólo los esfuerzos concertados van a tener resultados', vaticinó.
Pero la buena voluntad de Mamuro Kato contrastó con las visiones opuestas que se viven en el sector. Mientras la industria se decanta por dejar actuar al mercado, las sociedades de autores confían más en la mano dura del legislador. 'Donde unos ven amenazas, yo veo oportunidades', explicó Gerald Levin, hasta hace poco máximo ejecutivo de AOL. 'Cuantas más posibilidades haya, cuantas más salidas, mejor para la creatividad', aseguró.
Más medios digitales
'Hay que intensificar la tecnología, los medios digitales', proclamó Geoff Lowe, experto en cine digital. 'La empresa que no haga eso no podrá subsistir', vaticinó. 'La regulación ya no tiene sentido. Es como cuando los soviéticos intentaban evitar que llegara la música pop desde Occidente, pero no había manera de parar las ondas'. Lowe apostó por un sistema basado en una oferta muy grande a precios muy bajos como la mejor manera de luchar contra la piratería.
Los defensores del mercado como gran regulador citaron las encuestas que revelan que hasta un 60% de los consumidores están dispuestos a pagar por la música o el cine en Internet, a cambio de productos de gran calidad técnica y de un catálogo prácticamente ilimitado. Charles Grimsdale, presidente y fundador de OD2, aseguró que en muy poco tiempo se podrán tener más de 2.300 canciones o 150 horas de música en un solo DVD, o almacenar una colección de películas o de música en el ordenador, el televisor o el coche y elegir el día y la hora en que queremos escuchar determinada canción a través de la radio interactiva.
Bernard Miyet, director general de la Sacem, la sociedad de autores francesa, no renegó de todos esos cambios tecnológicos, pero exigió la intervención del legislador para garantizar que ese trasiego digital acabara llenando los bolsillos de los creadores. 'Nadie pagará nunca por algo que puede tener gratis. La gratuidad es un mito', proclamó ante los congresistas. 'Es una ruptura con los valores fundamentales de nuestras sociedades, de la economía de mercado y de la libertad de mercado. Los poderes públicos deben afrontar el problema', exigió.
¿Cómo? 'Legislando para determinar la responsabilidad de los proveedores de servicios de Internet y de los operadores telefónicos, que con la ley actual están exentos de responsabilidad' por el uso de sus servicios para piratear los productos sometidos a derechos de autor, explicó Miyet a este diario. 'En segundo lugar, garantizando la libre competencia entre todos los distribuidores de servicios, para que el mercado no quede en manos de unos pocos'.
'No es un debate retórico', aseguró. 'Hasta el 11 de septiembre se imponía el criterio de que Internet tenía que ser lo más libre posible. Ahora todos están legislando para controlar los accesos y el correo electrónico en nombre de la lucha contra el terrorismo. ¿Por qué lo que sirve para luchar contra el terrorismo no puede servir también para luchar en defensa de la propiedad intelectual?', se preguntó Bernard Miyet.
Babelia
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