El Ejército mitiga el asedio
Las presiones de la comunidad internacional, especialmente de la Casa Blanca, han obligado al Ejército israelí a mitigar la presión sobre el presidente Yasir Arafat. Como primera medida de distensión, las tropas desactivaban ayer a primera hora de la noche el proceso de demolición del cuartel general de Ramala, retirando las excavadoras y paralizando el derribo de los edificios anexos, aunque manteniendo las máquinas a una distancia prudencial, como si quisieran dejar patente que en cualquier momento pueden volver a la carga.
La segunda medida de distensión es un anuncio del Ejército israelí según el cual el propio Ministerio de Defensa va a proceder a facilitar víveres a los asediados. Un comunicado del Ejército asegura que se les facilitará de forma inminente un cargamento compuesto por 1.000 panes, 100 botellas de agua mineral, 10 cartones de arroz, 11 sacos de cebollas, 30 cartones de humus, un cartón de tabaco, 10 cartones de papel de váter, dos cajas de jabón, 100 toallas de baño, tres cajas de calzoncillos y camisetas, diez cubos y 20 fregonas.
En medio de este proceso de reconciliación se aseguraba ayer también que los riñones de un adolescente israelí muerto en el atentado del pasado jueves en Tel Aviv han sido donados a favor de una muchacha palestina, Yasmina Abu Ramilia, de siete años. La operación se ha llevado a término con éxito en Jerusalén, aseguraban ayer los médicos.
Paradójicamente, Yasmina y su familia, que disfrutan del carné de identidad israelí por vivir en Jerusalén Este, han venido padeciendo en los últimos meses las más diversas penalidades por culpa de los controles militares y las órdenes de clausura, ya que viven en el barrio árabe de Aqab, cerca de Ramala, lo que ha puesto en peligro su tratamiento de diálisis. La niña estaba en una lista de espera para recibir los riñones desde hace dos años.
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