Bush boicotea el plan de la ONU de planificación familiar
Estados Unidos ha anunciado su intención de no pagar los 34 millones de dólares que debe al Fondo de Población de la ONU para protestar contra su programa de planificación familiar. Es un arma tradicional contra Naciones Unidas a la que los congresistas republicanos recurrieron en más de una ocasión durante el precedente Gobierno demócrata. Con esta decisión, la Casa Blanca se gana el apoyo de los sectores más conservadores de su partido con vistas a las próximas elecciones de noviembre.
El Gobierno de Bush aprobó el pasado enero su contribución de 34 millones a la agencia de la ONU pero reservándose la posibilidad de destinar el dinero a otros propósitos. Es muy probable que los fondos financien otros programas de planificación familiar, organizados por la agencia de Desarrollo Internacional del Departamento de Estado.
Washington, respondiendo a las presiones de sus sectores más conservadores, asegura que el Fondo de Población de la ONU apoya tácitamente la política del 'hijo único' en China, impuesta por las autoridades de Pekín, que habría justificado abortos y esterilizaciones forzosas. El Gobierno cita una cláusula rutinaria incluida en los prespuestos de exteriores que prohíbe financiar grupos que autoricen estas prácticas.
Estas afirmaciones han sido desmentidas por un equipo investigador del propio departamento de Estado que hace dos meses viajó a China y no constató ningún tipo de abuso. La decisión del Gobierno también ilustra las discrepancias entre conservadores y moderados en materia internacional, siempre muy sujeta a los intereses internos, más aún en periodo preelectoral. A finales del año pasado, el secretario de Estado, Colin Powell, dijo al Senado que la agencia de la ONU realizaba un 'trabajo muy importante' al proveer 'asistencia a los países en desarrollo'.
Señalar a la ONU por sus políticas de planificación familiar es una vieja táctica de los republicanos para evitar financiar una organización que juzgan contraria a los intereses de EE UU. Fue una de las excusas esgrimidas cuando bloquearon durante cuatro años el pago de la cuota a la ONU durante la presidencia de Bill Clinton.
