Las grandes civilizaciones vuelven al Palazzo Grassi veneciano con 'Los Faraones'
La fascinación del antiguo Egipto se trasladará a Venecia en septiembre. Palazzo Grassi, sede de la fundación cultural del grupo Fiat, dedicará la gran exposición de otoño (entre el 9 de septiembre y el 25 de mayo) a Los Faraones, retomando así el tema de las grandes civilizaciones. La exposición será, como es habitual, rompedora por intensidad y dimensiones. Al menos 300 piezas traídas del mundo entero, un tercio de las cuales proceden de museos de El Cairo, permitirán al visitante adentrarse en el mundo parcialmente misterioso de una de las grandes culturas de la historia de la humanidad.
Christiane Ziegler, directora del Departamento de la Antigüedad Egipcia del Museo del Louvre, y comisaria de la exposición, resumió ayer en Roma los aspectos principales de esta gran muestra que pretende marcar un hito en espectacularidad y rigor científico. El Palazzo Grassi hospedará obras de dimensiones colosales, (como el Toutankhamon usurpado de Horemheb, esculpido en piedra de cuarzo pintada y de más de tres metros) y objetos exquisitos, bajorrelieves y esculturas, y hasta reconstruirá la vida de los faraones.
La forma elegida para penetrar en el mundo del antiguo Egipto ha sido precisamente la de interrogarse sobre la figura del faraón, hombre y dios a un tiempo, guerrero y sacerdote. 'El rey era el emblema de la civilización egipcia', explicó Ziegler, 'el centro del cosmos, de la comunicación entre cielo y tierra, donde se funden naturaleza y cultura, religión y política'. El término faraón, según la especialista, deriva de la palabra per-aa, que significaba la gran casa, el palacio donde vivía. Un elemento esencial de su poder, que ha dado nombre con el tiempo a la propia figura del rey de Egipto. 'El universo reposa sobre el faraón', explica Ziegler, 'designado por dios para erradicar el mal y el caos'.
Ramsés y Cleopatra
La exposición intentará reconstruir este espíritu. Habrá una galería de retratos de todos los soberanos de Egipto, desde Kefren a Tutankhamon, de Ramsés a Cleopatra, y a partir de ahí se abrirá un doble recorrido histórico en torno a la personalidad humana y a la imagen divina del faraón. La mayor parte de las obras que se expondrán son del periodo que abarca del 1550 al 1069 antes de Cristo, considerado como uno de los de mayor esplendor en la larga historia egipcia. El rey será mostrado en todas sus facetas, con los símbolos de su poder, como soberano representado en forma de muchacho divino o animal, pero también como sacerdote y constructor de templos, mediador entre los mortales y dios.
En el Palazzo Grassi se construirá un palacio egipcio para ilustrar la dimensión humana y real del soberano. El rey disponía de un harén particular en el que, según Ziegler, vivían en plena libertad reinas, princesas y cortesanos, damas de la corte, criados y preceptores dedicados a servir al señor. La exposición se cerrará, como no podía ser de otro modo, con una mirada a los ritos fúnebres de capital importancia en el antiguo Egipto.
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