Bush reclama más poder para el Ejército en la lucha antiterrorista dentro de EE UU
Varios comités del Congreso torpedean el plan de seguridad presentado por el presidente
En un acto ceremonioso en los jardines de la Casa Blanca, George W. Bush presentó ayer un plan de seguridad que propone reforzar la cooperación internacional, mejorar los servicios de espionaje, vigilar con más intensidad el tráfico fronterizo y entregar al Ejército más atribuciones en la lucha contra el terrorismo. Sin embargo, apenas hay novedades en las 90 páginas en las que Bush resume su estrategia antiterrorista. El plan, abiertamente catastrofista, se diseñó para coincidir con los debates que cuestionan la creación del superministerio de seguridad que Bush defiende.
Flanqueado por altos cargos de su Gobierno y políticos del Capitolio, Bush incluyó varios mensajes políticos en la breve presentación de su Estrategia nacional de seguridad interior, el libro que resume muchas iniciativas de los últimos meses sin apenas aportar ideas nuevas para el futuro.
El documento, igual que el presidente, habla a menudo de las 'amenazas catastróficas' a las que se enfrenta Estados Unidos, desde ciberataques hasta atentados con armas biológicas, químicas, radiológicas o nucleares.
En el texto se propone -siempre de manera genérica- ampliar los planes de extradición con otros países, incrementar la vigilancia en las fronteras, inspeccionar en los puertos de origen los contenedores con destino a Estados Unidos, crear equipos de alerta que traten de imaginar posibles objetivos y preparar nuevas vacunas contra ataques bioterroristas. También se piden más atribuciones para el Ejército en situaciones de emergencia y mayor potestad federal a la hora de movilizar a la Guardia Nacional.
Superministerio
Para George W. Bush, el plan resume perfectamente la necesidad de crear en Estados Unidos un superministerio de proporción tan gigantesca como para absorber departamentos y atribuciones repartidos por múltiples instituciones federales. 'La estructura actual de nuestro Gobierno es como una manta de retales, con responsabilidades solapadas, lo que entorpece nuestra capacidad para proteger nuestro territorio', dijo el presidente.
Bush habló extensamente de la 'guerra contra el terror', según su denominación preferida, pero lo hizo con un trasfondo político. 'La unidad de los estadounidenses es nuestra mejor arma en esta lucha. Y si actuamos juntos para crear un Departamento de Seguridad Interior nuevo y único, estaremos enviando al mundo el mensaje de que el Congreso y el Gobierno trabajarán juntos para proteger a los estadounidenses y para ganar esta guerra contra el terror', aseguró el presidente sin esconder la intención real de la ceremonia.
De hecho, el plan coincide con los primeros debates en el Capitolio sobre el superministerio de George W. Bush. Han empezado con críticas a la viabilidad y a la funcionalidad de un organismo que absorbería funciones variopintas, pero no tendría bajo su mando a ninguna de las instituciones que componen los servicios de inteligencia.
Al menos una docena de comités de la Cámara de Representantes analizan la propuesta de Bush con recelo, porque implica una pérdida de poder político al tener que desprenderse de algunas de las atribuciones que ahora controlan.
Incluso el comité de transportes votó en contra de que la Guarda Costera pase a formar parte del nuevo departamento, lo que casi invalidaría la premisa de su creación, que no es otra que aglutinar todo aquello que tenga que ver con fronteras y seguridad.
El comité presupuestario se resiste a reservar fondos para el nuevo organismo y el comité judicial se ha negado a aceptar que los servicios secretos pasen a depender del futuro ministerio, si es que llega a crearse. Con tantos impedimentos, el proyecto de George W. Bush parece cada vez más erosionado. Dado que el Senado -de mayoría demócrata- puede ser aún más quisquilloso con el plan presidencial, la batalla política promete ser larga.
Amenaza real
George W. Bush necesita demostrar que la amenaza de nuevos ataques terroristas es tan real como para promover cambios administrativos de semejante calibre.
Por eso, el plan habla con certeza de cómo en el futuro se vislumbra 'una nueva ola de terrorismo que potencialmente puede incluir las armas más destructivas del mundo'.
El plan de Bush, que también incluye una ampliación de los presupuestos para todas las agencias y estamentos implicados en la lucha contra el terrorismo, contiene seis 'áreas de misión críticas': inteligencia y advertencia, fronteras y seguridad en el transporte, contraterrorismo interior, protección de la infraestructura crítica y las instalaciones clave, defensa contra amenazas catastróficas y preparación para responder ante una emergencia.
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