'El cese es lo peor que me ha pasado en mi vida profesional'
'Es lo peor que me ha pasado en mi vida'. Aurelio Torrente Larrosa (Huesca, 1939) asumió la dirección de la Fundación Pilar y Joan Miró de Mallorca en agosto de 1997, y la dejará, forzado, el próximo mes por una decisión política unilateral del Ayuntamiento de Palma. Los mecenas, los herederos de Miró, ajenos a la marcha de Torrente, retirarán sus fondos ante un gesto que ven 'inamistoso y de prepotencia'. El director saliente anuncia: 'la exposición Picasso-Miró, una muestra capital, la más importante de la fundación, prevista para 2003, no se hará, la llevaba yo personalmente'. IU pidió ayer explicaciones al alcalde del PP de Palma, Juan Fageda.
Pregunta. ¿Sabe las razones de su marcha obligada?
'No me han dado el motivo para echarme, ni lo tienen. Sería que lo hacía bien'
'La exposición Picasso-Miró en Palma no se hará, yo la llevaba personalmente'
Respuesta. No. Me dijeron, sin más, que no me renovaban el contrato, implícitamente vigente por los proyectos abiertos. El cese es insólito, me enteré por el periódico. Han usado un artilugio: una carta de queja del personal al que dieron la razón.
P. ¿Existen polémicas abiertas, dudas sobre la gestión?
R. No. No me han dado el motivo para echarme, ni lo tienen. Sería porque lo hacía bien, la fundación daba buena imagen, funcionaba muy correctamente. Casi diría que iba a tope, dentro de su tamaño y limitaciones, interpretando perfectamente los principios de Miró, que fuera abierta, activa, no un lugar anquilosado.
P. ¿Ha tenido roces laborales internos? Usted proclamó en 1997: 'Trabajaré en equipo. El personalismo es muy perjudicial en la gestión de fundaciones y centros de arte'.
R. En cinco años se ha trabajado en abierta colaboración. Yo no he tenido problemas con el personal. En todo existe una cuestión anquilosada, un punto conflictivo, con los que nada tiene que ver el director, la gestión del centro y el programa cultural. La plantilla por primera vez ha tenido un organigrama estable.
P. Para junio de 2003 preparaba en la fundación la muestra Picasso-Miró Les femmes. ¿Conocía el Ayuntamiento su proyecto?
R. Se trata de una muestra capital, la más importante de la fundación, con obras centrales de ambos genios. Claro que el PP sabía de ella; sin duda, estas cosas no se improvisan. Con la familia Miró he hecho un esfuerzo importantísimo para lograr los préstamos del Pompidou de París, del Museo Reina Sofia, de la familia Picasso, de la Fundación Miró de Barcelona.
P. ¿Qué pasará ahora?
R. La muestra no se hará. La llevaba yo personalmente, como interlocutor de las cesiones y comisario. Tampoco se efectuará otra, con mirós de Palma, que concerté para presentar un museo de primer orden de Estados Unidos.
P. La familia Miró, que creó y dotó la fundación, se solidariza con usted y censura al Ayuntamiento. ¿Cuál es el papel de los herederos del artista?
R. La implicación de la familia es vital para el curso y contactos de la fundación y yo tenía óptimas relaciones personales con todos los herederos. Como director había sido su puente, el enlace con la institución y el Ayuntamiento. Han existido muy buenas conexiones y los herederos se han volcado, con préstamos y gestiones, con depósitos y traslados como en la muestra de homenaje a doña Pilar Juncosa, la mujer de Joan Miró.
P. ¿La Fundación Pilar y Joan Miró responde al mandato del fundador?
R. Excelentemente, sin necesidad de panegíricos. Es un lugar vivo, abierto a los jóvenes creadores, atento al arte contemporáneo, a las miradas experimentales e innovadoras, que fomenta y divulga el conocimiento, dinámico, relacionándose con la ciudadanía. Ésa era -y se cumplía- la voluntad de Miró. Este año se cerrará con 150.000 visitantes, sin contar los colegios ni grupos concertados que van cada día ni, tampoco, los actos masivos. El Ayuntamiento aporta 1.081.000 euros al año. Los dos últimos años ha habido superávit y gran eco de las muestras. Hemos restaurado los grafitos de Son Boter y se ha convertido un solar polvoriento en un aparcamiento.
P. ¿Cuál es el peso en la obra total de Miró de los fondos de Palma?
R. Las colecciones son esenciales para comprender los últimos 30 años de la pintura de Miró, su época más creativa, de mirada más radical hacia el concepto de la realidad plástica. Son los ecos de cuando destruyó obra por honestidad personal y como artista -los cuadros quemados-, un trasunto del 'asesinato de la pintura'. Fue una salida de los circuitos porque no le gustaba la especulación brutal del arte. Ya teníamos a punto el primer catálogo general de la obra y fondos, que nunca se hizo.
P. ¿Qué hará ahora tras dirigir la Miró, el MEAC, la Fundación ICO y haber sido agregado en Nueva York y Roma?
R. Estoy reponiéndome del golpe y ya se verá. Personalmente, es de lo peor que me ha pasado en mi vida. El procedimiento ha sido horroroso.
P. ¿Cuál es el perfil de un director ideal para la Fundación Miró?
R. Una persona del mundo del arte, que intervenga directamente en la programación, que esté relacionado y sea conocido en los centros internacionales para poder establecer contactos y organizar exposiciones. Ahora tenemos una que viaja por cuatro museos de Japón.
Babelia
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