_
_
_
_
EXAMEN A LA GESTIÓN DEL GOBIERNO

Zapatero exhibe su discurso más duro contra la política "autoritaria y antisocial" de Aznar

El presidente propone pactar reformas legales contra los delincuentes y la inmigración irregular

Luis R. Aizpeolea

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Fue el reverso del debate de guante blanco del año pasado. El líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, pasó al ataque y cargó su discurso de reproches al presidente por "autoritario, antiguo y antisocial" en ésta legislatura, la de la mayoría absoluta. Mientras José María Aznar ofrecía pactos al PSOE para endurecer la Ley de Extranjería, para reformar el Código Penal y castigar con mayores penas a los delincuentes, para un Pacto Local y la financiación de los ayuntamientos, Zapatero, que no rechazó el diálogo, pedía "menos leyes y más eficacia en la gestión".

El presidente, metido a la fuerza en un debate de duro contenido que marcó Zapatero, criticó al líder socialista por "pasar de una oposición tranquila a una oposición radical de pancarta". El líder de la oposición no se arredró: "Yo no tiro la piedra y escondo la mano. Estuve con los trabajadores y no hice como otros en otra huelga", dijo en alusión a Aznar "cuando gobernaba en Castilla y León y pagó el día a los huelguistas".

Más información
El presidente ofrece negociar nuevos pactos y el PSOE le recuerda 'múltiples incumplimientos'
PP y PSOE pactan una resolución conjunta en apoyo a la legalidad en el País Vasco
El Congreso pide a Aznar firmeza ante el reto soberanista y que dialogue con el Gobierno vasco
Zapatero ganó a Aznar el debate del estado de la nación
Zapatero pide al PNV que retire "su ultimátum al Gobierno"
El Gobierno plantea la lucha contra la inseguridad como prioridad para después del verano
Directo:: Siga el debate en tiempo real
Audios (SER):: Las voces de los políticos
Fotografía:: Las mejores imágenes
Encuesta:: ¿Quién cree que ha salido vencedor en el debate?

El jefe del Ejecutivo, desde el inicio de su intervención, disipó los temores de la oposición a que centrara el debate en cuestiones de Estado e impidera la confrontación en materia social. Dedicó el primer minuto de su discurso al conflicto con Marruecos por la ocupación de la isla Perejil: "No vamos a aceptar hechos consumados", señaló. Zapatero le correspondió con lealtad y apoyo tanto en esta cuestión como en la lucha antiterrorista. El acuerdo se limitó a estos puntos.

Aznar quiso sorprender a la oposición haciendo borrón y cuenta nueva de los dos primeros años de su segundo mandato y se presentó en el hemiciclo con un nuevo Gobierno y nueve propuestas, la mayoría ya conocidas, para lo que le queda de mandato.

La principal novedad se centró en el anuncio de reformas legales para luchar contra la delincuencia, que afectarán a la Ley de Enjuiciamiento Criminal y el Código Penal, de manera que aumentarían las penas para los delincuentes reincidentes y se impediría otorgar terceros grados a condenados que no han llegado a cumplir ni un día de condena. También propuso cambios legales para facilitar la expulsión de inmigrantes acusados de delitos que estén tipificados con menos de seis años de cárcel.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

"Queda mucho por hacer. Un Gobierno renovado ha comprometido hoy ante la Cámara un extenso programa de medidas. Un Gobierno que quiere llegar más lejos en los grandes retos de los españoles", proclamó el presidente en la única alusión a los cambios que ha introducido en su gabinete.

Zapatero, desde su primera réplica, trató de romper esa imagen. Censuró a Aznar por "tratar de borrar la realidad" tanto con sus medidas como con la presentación del nuevo Gobierno. "Usted no ha hecho balance", le reprochó Zapatero, que enseguida situó su terreno de juego en el debate: "Las cosas se han torcido en España, que tiene un déficit social insoportable para los más débiles".

Zapatero intentó, frente a un presidente que propone leyes y maneja datos, presentarse como el político que se preocupa de los ciudadanos. Así, hizo un discurso de izquierda y denunció la política de vivienda, la inseguridad laboral, las tasas de paro más altas de Europa, el endeudamiento de las familias, la falta de centros sociales para discapacitados y ancianos...

También atacó la propuesta estrella de Aznar: las medidas contra la delincuencia. Le recordó que en febrero pasado no había reconocido la gravedad de la situación. El presidente prometió crear 20.000 nuevas plazas de Policía y Guardia Civil en dos años. Zapatero le replicó que desde 1996 hay en España 7.000 policías menos y, sin embargo, las empresas de seguridad privada tienen 50.000 efectivos más. "Su Gobierno ha perdido dos años. Su Gobierno llega tarde y su política es antisocial, autoritaria y antigua", repitió.

Para los gritos y abucheos de los escaños del PP, que desfondaron hace cuatro años al candidato socialista José Borrell, Zapatero ya tenía preparada la respuesta: "Expláyense, porque casi no les dejan hablar en su partido. Por suerte, están en el Congreso de los Diputados y no en un congreso del PP".

Aznar, en su segunda réplica, trató de hacerse fuerte con sus datos. Descalificó a Zapatero reiteradamente por "falta de rigor y carencia de ideas y proyectos para crear una alternativa". Recordó que España ha crecido un 3,8% durante sus años de mandato, frente al 2,5% de la zona euro; y que por primera vez en los últimos 30 años se crea empleo por encima de la media, pese a la desaceleración económica. "La mejor política social es tener empleo", dijo para justificar la necesidad de seguir firme con la reforma del sistema de desempleo, mientras calificaba a Zapatero de "irresponsable" por apoyar la huelga del 20 de junio.

Pero Zapatero no se arredró en su segunda réplica. Le exigió que se reúna con los sindicatos. Atacó la ausencia de diálogo de Aznar también con partidos, autonomías y hasta ONG. Atribuyó a su "autoritarismo" la "manipulación de TVE". Le recordó cómo las iniciativas de pacto, como el Antiterrorista, partieron del PSOE. Con frases cortas y en un tono muy contundente fue ofreciendo alternativas a la subida de la inflación, al decretazo, con la creación de una comisión de expertos que elabore un informe sobre la reforma, como en Alemania... Describió el desgaste del Gobierno anterior dirigiéndose a cada ministro dimitido. "Ha certificado en el BOE el fracaso de su Gobierno", le espetó. Esta parte de su intervención, con un Zapatero muy crecido y contundente, subió la euforia en los escaños socialistas mientras se apagaba el clamor en los del PP.

La contrarréplica de Aznar fue muy breve, de escasos cinco minutos. Evitó responder a Zapatero y se limitó a recordar: "Usted confunde diálogo con tertulia de café". Y le acusó de ser "más partidario de la huelga que del empleo".

Concluyó el debate con entusiasmo en las filas socialistas, que se manifestaban con su amplia presencia en los pasillos frente a la escasez de los populares. Muchos coincidían con la apreciación de José Bono: "Zapatero no sólo ha ganado hoy el liderazgo del partido, sino también el liderazgo social. Será el próximo presidente del Gobierno". "Aznar ha estado muy expresivo con sus datos, pero muy poco con las personas. Zapatero se ha ocupado de la gente".

Por su parte, el ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, contrapuso el "rigor y la seriedad de Aznar" frente a la "demagogia y los chascarrillos" de Zapatero. El vicepresidente primero, Mariano Rajoy, dijo que tras oír a Zapatero "no hay alternativa conocida".

El debate entre Aznar y el portavoz de CiU, Xavier Trias, tuvo otro tono. Trias ofreció colaboración al Ejecutivo sin renunciar a mayores cuotas de autogobierno para Cataluña. Aznar le expresó su interés en fortalecer las relaciones entre ambos partidos, pese a los últimos desencuentros, y llegó a augurar que algún día PP y CiU podrían formar un mismo partido.

El debate con IU le fue peor. Gaspar Llamazares calificó a Aznar de "adalid de la extrema derecha en España y en Europa" y pidió a Zapatero que le presente una moción de censura. "La tranquilidad que tengo es que la inmensa mayoría de los españoles no piensa como usted", respondió Aznar.

Tuvo un tono de extremada dureza el debate entre Aznar y el portavoz del PNV, Iñaki Anasagasti. El presidente le acusó de "no querer la desaparición del entramado terrorista y sus cómplices" al oponerse a la ilegalización de Batasuna. Y negó al PNV capacidad de liderazgo para acabar con ETA. Anasagasti ofreció 90 días de distensión con el Gobierno central para restablecer los puentes rotos. "Para todo lo que sea acabar con el terrorismo le digo sí. Pero lo que no es admisible es que tenga que haber 37 transferencias cómo y cuando se diga", replicó

El vicepresidente primero y portavoz del Gobierno, Mariano Rajoy, conversa durante el pleno con José María Aznar.
El vicepresidente primero y portavoz del Gobierno, Mariano Rajoy, conversa durante el pleno con José María Aznar.LUIS MAGÁN

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_