Arafat destituye al jefe del espionaje en Cisjordania
La rebelión en las fuerzas de seguridad amenaza al Gobierno palestino
Yasir Arafat destituyó ayer al jefe de los servicios secretos en Cisjordania, el general Tawfiq Tirawi, al que los israelíes acusan de haber inspirado numerosos ataques terroristas. Este cese se produce en un momento crítico, mientras se desborda en los territorios autónomos palestinos la crisis surgida hace una semana con la destitución del coronel Yibril Rayub, el ex jefe de la Seguridad Preventiva de Cisjordania, que ha provocado la rebelión de las fuerzas a su mando.
Con la destitución del general Tawfiq Tirawi -que fue enérgicamente negada por el general Amine Hindi, responsable de los servicios de información- ya son cinco los mandos policiales palestinos cesados por Arafat en poco menos de tres semanas, dentro del hipotético proceso de reformas democráticas impulsadas por el presidente bajo la presión de la comunidad internacional, y especialmente de EE UU, que reclaman la reforma y reunificación de los diferentes cuerpos de seguridad palestinos.
La reestructuración de los servicios policiales ha provocado en los últimos días un enfrentamiento abierto entre Arafat y el coronel Rayub, debilitando aún más el poder del presidente en un momento especialmente crítico, el más grave desde que se instaurara hace ocho años la Autoridad Nacional Palestina. La gravedad de la crisis interna abierta por esta cadena de ceses policiales inquietaba ayer a los aliados árabes de Arafat, que han decidido mediar en el conflicto.
El jefe de los servicios secretos de Egipto, el general Omar Soleiman, se encuentra desde hace dos días en la región cumpliendo con una delicada misión encomendada por el presidente Mubarak: calmar las pugnas internas de los clanes palestinos. La mediación egipcia no logró, sin embargo, frenar ayer a los hombres de Rayub, que se manifestaron por las calles de Hebrón y Jericó, después de que el día anterior lo hicieran por las de Ramala pidiendo que el mando fuera restituido en su puesto.
La sublevación de los hombres de Rayub recuerda una situación similar surgida en 1996, cuando Arafat trató por primera vez de destituir al mando policial y nombró un sustituto, que se vio obligado a dimitir después de haber recibido amenazas de muerte. Un año más tarde Rayub fue apartado durante seis meses de la dirección de Al Fatah, por razones nunca desveladas, aunque se aseguró entonces que se trató de un castigo por haber conspirado contra Arafat.
Yasir Arafat nunca le perdonó aquella intentona. Meses más tarde, el presidente palestino mantuvo al mando policial bajo arresto durante cinco días. El pasado febrero, Arafat y Rayub volvieron a pelearse. El presidente le acusó de conspirar contra él con la ayuda de EE UU y le amenazó con su pistola, apuntándole a la cabeza.
Pero nada de eso parece afectar a Yibril Rayub, uno de los hombres más corruptos del régimen palestino; propietario de plantaciones de flores, de granjas de pollos, receptor de comisiones del casino de Jericó y de los puestos de gasolina de Cisjordania.
El enfrentamiento entre Rayub y Arafat no ha bloqueado el proceso de reformas democráticas exigido por la Casa Blanca. Ayer entró en vigor la Ley Fundamental palestina, un texto constitucional, aprobado por el Parlamento hace cinco años, y que Arafat ha mantenido durante este tiempo encima de su mesa, negándose a firmarla.
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