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La mitad de los jóvenes árabes quiere emigrar

Un grupo de intelectuales de la zona elabora un dramático informe por encargo de la ONU

El mundo árabe adolece de tres graves problemas: la ausencia de libertad, la escasa participación de las mujeres y la falta de conocimiento. La combinación de estos tres déficit explican en buena medida que esa región del mundo sea la que menos ha crecido en los últimos 20 años, después del África subsahariana, que uno de cada cinco árabes subsista con menos de dos dólares al día (cerca de 2 euros) o que el 51% de los adolescentes, y el 45% de los jóvenes, deseen emigrar insatisfechos porque las sociedades en las que viven no les ofrecen oportunidades.

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Temas:: La inmigración
Sitio oficial:: El informe de la ONU

Este panorama sombrío del mundo árabe no lo han esbozado unos expertos occidentales, sino una treintena de intelectuales árabes que, por cuenta del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (PNUD), han elaborado durante un año un amplio informe (www.undp.org). Su labor ha sido también patrocinada por un fondo de la Liga Árabe.

El documento diagnostica en su conjunto a los 22 Estados árabes, desde el próspero Kuwait hasta el paupérrimo Yibuti, con 280 millones de habitantes -un 38% menores de 14 años- que, si no se quiebran las actuales tendencias demográficas, serán, en 2020, entre 410 y 459 millones.

El crecimiento económico no ha mostrado estos últimos 20 años el mismo vigor que el demográfico. Su media fue del 0,5% y si se mantiene este ritmo los ingresos per cápita tardarán 140 años en duplicarse cuando en otras zonas del mundo lo hacen en tan sólo una década.

El conjunto del mundo árabe, incluidas las ricas monarquías petroleras, tuvo en 1999 un producto interior bruto de 531.200 millones de dólares, un 11% inferior al de España, un país siete veces menos poblado.

La productividad árabe, que en 1960 superaba a la de los dragones asiáticos, ha caído anualmente un 0,2% de media y equivale hoy en día a la mitad de la de Corea del Sur. El poder adquisitivo se ha ido deteriorando, pero la pobreza absoluta -ingresos inferiores a un dólar diario- es menor que en cualquier otra región del mundo en desarrollo. Uno de cada cinco árabes subsiste, no obstante, con menos de dos dólares al día.

'Se puede por tanto afirmar que el mundo árabe es algo más rico de lo que está desarrollado', recalca el informe. '(...) La región árabe adolece de un género diferente de pobreza, la pobreza de las capacitaciones y de las oportunidades'.

Por eso un sondeo encargado por los autores del informe pone de relieve que el 51% de los adolescentes y el 45% de los jóvenes árabes desean emigrar. El paro declarado asciende al 15% de la fuerza laboral.

Las mujeres, perjudicadas

Las que menos oportunidades tienen son las mujeres. Los 22 Estados árabes conforman la región del mundo en que, medida cuantitativamente, la participación de la mujer en la vida económica o política es menor.

En algunos de los países en los que se celebran elecciones el voto sigue estando prohibido a las mujeres y tampoco pueden acceder a cargos de la Administración. Sólo el 3,5% de los diputados árabes son mujeres mientras que en África subsahariana ese porcentaje se eleva al 11% y en Latinoamérica al 12,9%.

Las mujeres son también las peor educadas. La mitad de ellas son analfabetas. Dos de cada tres analfabetos en el mundo árabe son mujeres. Pese a que los países árabes han hecho esfuerzos para alfabetizar a su población, el 43% de sus ciudadanos -unos 65 millones de adultos- seguía sin saber leer o escribir a mediados de la década pasada.

Paradójicamente, el mundo árabe dedica a la educación -no así a la sanidad- un porcentaje superior de su PIB al de cualquier otra región en desarrollo. Ha logrado que el 90% de los niños y el 75% de las niñas acudan a la escuela primaria -al menos 10 millones siguen sin escolarizar-, un porcentaje que decae al 60% y 50% cuando se trata de la enseñanza media.

Los índices de pobreza y analfabetismo serían mucho peores si la estadística hiciese abstracción de las seis opulentas monarquías del Golfo. Entre los vecinos árabes de España, Argelia se sitúa a la mitad de la clasificación por su índice de desarrollo humano mientras que Marruecos y Mauritania figuran en el pelotón de cola de los pobres.

A pesar del esfuerzo presupuestario en educación 'la calidad de la enseñanza se ha deteriorado lo que implica un declive en la adquisición del conocimiento y en la habilidad analítica y creativa', advierte el informe de la ONU.

Hay datos que llaman la atención. En los últimos 10 siglos el número total de libros traducidos al árabe es equivalente a los que se traducen en 12 meses en España. En torno a unos 330 libros se traducen ahora anualmente al árabe, la quinta parte de los que se traducen al griego en un solo año. La población de Grecia es 28 veces inferior a la del mundo árabe.

Si los árabes no acaban de tener éxito con la educación, tampoco logran subirse al tren de las nuevas tecnologías. La inversión de investigación y desarrollo es siete veces inferior a la media mundial. El porcentaje de acceso a Internet (0,6% de la población) es el más bajo del mundo y el de hogares equipados con ordenadores es también muy bajo (1,2%).

Décifit de libertades

La otra gran asignatura pendiente son las libertades públicas. De las siete regiones del planeta, 'los países del mundo árabe son los que gozan del menor nivel de libertad a finales de los años noventa', inferior incluso al del África subsahariana, asegura el informe.

'(...) Incluso cuando los derechos civiles están recogidos en las constituciones y en la legislación, en la práctica son con frecuencia ignorados', aseveran los autores del documento. 'Los actores de la sociedad civil siguen encontrándose con múltiples trabas para poder ejercer su papel', prosiguen. 'Los obstáculos burocráticos como en los intentos de los poderes públicos de controlar a las asociaciones civiles suponen un problema serio'. Ante la emergencia de la sociedad civil, los regímenes árabes entre 'la prohibición, la manipulación y la libertad vigilada'.

La ocupación israelí, una causa y un pretexto para evitar reformas

'El conflicto árabe-israelí es un factor decisivo del déficit democrático de la región, porque proporciona a la vez una razón y una excusa' a los Estados árabes para no acometer las reformas indispensables, reza el informe de Naciones Unidas publicado el pasado lunes. El conflicto palestino-israelí 'quebranta las prioridades nacionales y retrasa la evolución política en el conjunto de la región, mientras que la represión lastra el desarrollo de los palestinos, que viven bajo la ocupación o están refugiados o exiliados'. El antagonismo entre árabes e israelíes incita además a los gobiernos árabes a detraer también considerables recursos de la educación o la sanidad para dedicarlos al presupuesto de la defensa. Aunque menos importantes, otros contenciosos fronterizos y el embargo o las sanciones, a las que está, por ejemplo, sometido Irak -al que el informe alude sin nombrarle, 'tienen también un impacto negativo incalculable sobre el progreso de los pueblos y de las naciones'. ¿Cuáles son esos cambios que colocarían a los Estados de la Liga Árabe en la senda del desarrollo? Las reformas más necesarias pasan por 'activar la voz del pueblo', es decir, organizar 'elecciones libres y transparentes'. 'Reformar la administración pública es también una tarea urgente para los países árabes'.

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