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La contaminación transgénica amenaza los cultivos ecológicos de maíz y soja

Los agricultores de Navarra exigen una moratoria inmediata en la utilización de semillas modificadas genéticamente

Los agricultores de Navarra han dado la voz de alarma: el futuro de la producción ecológica puede desaparecer si la contaminación transgénica (transgenesia) sigue extendiéndose. El consejo de la Producción Agraria Ecológica de Navarra (CPAEN), que desde 1995 controla las producciones ecológicas se ha visto obligada a retirar la certificación a la mitad de las partidas de maíz y soja ecológica de la última cosecha.

De los ocho análisis realizados por el CPAEN al total de las producciones del sur de Navarra donde se fomenta la agricultura ecológica en soja y maíz, cuatro resultaron positivas. El comité de certificación no pudo calificarlas. Estaban contaminadas una partida de soja cultivada ecológicamente procedente de semilla convencional no transgénica que había sido verificada previamente en el etiquetado por el propio CPAEN, dos partidas de maíz cultivas en eco procedentes de tres variedades de semilla convencional no transgénicas, todas verificadas previamente por los agricultores y una partida de soja certificada como eco procedente de un país comunitario, pero contaminada.

Las descalificaciones se produjeron en cuanto los análisis detectaron niveles superiores al umbral de fiabilidad: más del 0,05% de transgenesia.

A la denuncia llevada a cabo por el sindicato agrario EHNE, la asociación de agricultura ecológica Bio Lur Navarra y la asociación de consumo Landare se une la constatación del propio CPAEN de que 'las semillas convencionales están contaminadas de transgenia'.

En la actualidad los cultivos ecológicos representan el 2% del total de la producción agraria navarra. Hay registrados setecientos productores con certificado ecológico y ochenta elaboradores. Los agricultores consideran que la tolerancia de los organismos oficiales hacia el fenómeno de la transgenesia debe ser cero, o de lo contrario la contaminación se irá extendiendo irremediablemente hasta hacer imposible la coexistencia de ambas producciones.

España es el único país de la UE en el que no rige la moratoria de transgénicos y aún se siembran semillas de maíz y soja modificadas genéticamente. Navarra es una de las regiones productoras donde existen cultivos cuya cercanía a las cosechas ecológicas genera la contaminación a través de procesos naturales como la polinización. La acción del viento, los insectos o los pájaros son la vía más frecuente de contaminación del maíz. En el caso de la soja se trata de la utilización de semillas no etiquetadas como transgénicos, pero con presencia de trazas de contaminación.

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En el caso del maíz, la asociación Greenpeace ha identificado en las trazas modificadas genéticamente el evento Bt 176, presente en la variedad Compa CB, ampliamente comercializada en España por Syngenta (antes Novartis). El Reglamento 2092/91 de Agricultura Ecológica de la UE prohíbe el uso de semillas transgénicas y admite el uso de las convencionales hasta finales de 2003, si en el mercado no existe semilla certificada eco de la variedad requerida. Tampoco tolera nivel alguno de transgenesia, ya que la Comisión Europea no ha fijado niveles admisibles de 'contaminación inevitable'.

Investigar el origen

El CPAEN considera 'inquietante' la situación. 'Las propuestas de las administraciones estatal, autonómicas y europea para que se acepten niveles de contaminación incluso en las producciones y alimentos ecológicos son inaceptables', indica Natxo Larrainzar, presidente de EHNE. La legislación ya acepta que por debajo del 1% no sea obligatorio etiquetar la contaminación de las semillas convencionales, lo que dificulta el proceso de cultivo limpio. Las multinacionales distribuyen semillas transgénicas a bajo precio o camuflando su existencia, al no distinguirlas en el etiquetado. Los productores ecológicos afirman que 'la única manera de parar la contaminación es no usar los cultivos genéticamente modificados'. Los servicios técnicos de CPAEN creen que los agricultores ecológicos deben 'persuadir' a los convencionales y a las administraciones para preservar el derecho a la producción ecológica, ya que además del esfuerzo de la siembra limpia, sus producciones se ven afectadas por el polen procedente de campos convencionales transgénicos vecinos. Al ser Navarra una comunidad receptora de productos agrícolas, el CPAEN está estudiando, entre otras medidas, la exigencia de protocolos para empresas de piensos, la solicitud sistemática de certificados de producto a los susceptibles de contener transgenesia (maíz, soja, colza) para poder realizar un rastreo completo del origen de los lotes. Los productores ecológicos anuncian que investigarán el origen de la contaminación y exigirán responsabilidades a las empresas suministradoras de semillas cuya variedad modificada haya contaminado sus cosechas, bien por mezcla de semillas o por polinización cruzada.

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