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Argentina inicia hoy los pasos para abandonar las restricciones impuestas por el 'corralito'

El Gobierno pone en marcha el canje de depósitos por bonos con el escepticismo del FMI

El Gobierno argentino pone en marcha a partir de hoy el llamado Plan Bonos, de canje voluntario de los ahorros por títulos de deuda, para abrir 'paso a paso' el corralito financiero, las restricciones a la retirada del dinero depositado en los bancos que sofoca la economía del país desde el pasado 3 de diciembre. El Fondo Monetario Internacional (FMI) no comparte la decisión de que el canje sea voluntario para los ahorradores y advierte sobre el riesgo de caer en la hiperinflación. Las diferencias entre el Gobierno y el FMI amenazan con retrasar aún más el pacto para reanudar las ayudas a Argentina.

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Si el canje del dinero por bonos o certificados de depósito no es obligatorio, 'la presión será insostenible sobre los bancos, la liquidez, la intervención del Banco Central y el tipo de cambio', advirtió el auditor designado por el FMI para Argentina, Anoop Singh. Se corre el riesgo de provocar una escalada inflacionaria sin control, añadió. Pero el Gobierno insiste en su política de 'ir dando pasos' para superar la crisis y se propone ahora, además de canjear voluntariamente los ahorros por bonos, autorizar a los bancos que estén en condiciones de hacerlo a anticipar a comienzos de enero la devolución de los depósitos, con fondos propios y sin recurrir a préstamos del Banco Central.

La medida gubernamental no ha sido bien acogida por la Asociación de Bancos Argentinos (representante de la banca privada, nacional y extranjera), porque supone en la práctica condenar a la quiebra o al cierre definitivo a los bancos que no puedan responder a la demanda de sus clientes. '¿Cómo se podrían devolver los depósitos en dólares, a una cotización de 1,40 pesos por dólar, sin una compensación equivalente, si las cuotas de los créditos fueron pesificados uno a uno por decreto?', se preguntaba ayer un portavoz de los bancos.

Pese a todo, la política de 'reconciliación de los bancos con sus clientes', tal como la define el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, comienza hoy con la reglamentación del decreto que permite la opción voluntaria por tres tipos de bonos, dos de los cuáles se podrán suscribir en dólares y uno en pesos, con plazos de pago a tres, cinco y diez años. El Gobierno asegura que estos títulos de deuda no se verán afectados por la suspensión de pagos en la que se encuentra el Estado. No obstante, se calcula que la operación podría costar al Estado entre 9.500 y 20.000 millones de dólares.

Mientras, el presidente argentino, Eduardo Duhalde, ha admitido nuevas presiones del FMI para que el Ejecutivo vete los artículos de la derogada Ley de Subversión Económica que traspasan al Código Penal los delitos por los que se podría procesar a los banqueros. Además, el Fondo quiere que modifique el Plan Bonos, por lo que advierte que 'no hay que hacer más predicciones' sobre la fecha en que podría firmarse la carta de intenciones que Argentina necesita para recibir las cuotas suspendidas de créditos ya otorgados.

Según Duhalde, hasta ahora 'había una general aceptación de que, cumplidos los requisitos, se abrían las negociaciones'. Pero el Fondo no se ha dado por satisfecho y sólo ha anunciado el envío de una misión técnica que revisará los acuerdos firmados con las provincias para la reducción del déficit fiscal y controlará la marcha del Plan Bonos, que tiene plazo hasta el 17 de julio.

Aceptación del plan

El ministro de Economía estima que al menos 'un 50% de los ahorradores optará voluntariamente por los títulos de deuda', pero los sondeos de opinión indican que la mayoría de los afectados se niega a suscribir y recibir los bonos. Si los pronósticos se cumplen, el plan resultará un fracaso. El Gobierno deberá entonces optar por el canje obligatorio que propone el Fondo.

En el informe al directorio del Fondo que redactó el auditor Anoop Singh, se acepta que 'existe una dura oposición del público y del Congreso' al canje compulsivo de bonos, pero se advierte: 'Los bancos se enfrentan a una fuga continua de depósitos que ya está poniendo en peligro el control monetario. A menos que esta situación pueda revertirse, será imposible desarrollar un programa ordenado con un anclaje monetario creíble y nos enfrentaríamos a una intensificada presión sobre el tipo de cambio y una caída hacia la inflación'.

Duhalde (izquierda) y el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso.
Duhalde (izquierda) y el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso.EFE

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