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La ONU denuncia la actividad en Guatemala de grupos paramilitares

Con un informe en el que expresa su preocupación por el renacimiento de 'estructuras de poder oculto que amenazan la integridad de quienes defienden la dignidad humana' finalizó el fin de semana una visita de cinco días a Guatemala de Hina Jilani, representante de la ONU para los defensores de derechos humanos. Jilani, que llegó al país por invitación del presidente, Alfonso Portillo, puso el dedo en la llaga al señalar la casi segura vinculación de grupos militares y de la policía en grupos clandestinos dedicados a la vigilancia, agresión física, secuestro y hasta el asesinato de personas comprometidas con los derechos humanos.

La enviada de la ONU destacó el clima de miedo que se vive en el país centroamericano, y señaló que las principales víctimas de estos grupos paramilitares son aquellos sectores -'ONG, dirigentes campesinos, forenses, jueces, abogados y religiosos'- que investigan las violaciones a los derechos humanos durante el conflicto armado que se vivió en Guatemala entre 1960 y 1996.

Más información
La democracia aterrorizada

La Conferencia Episcopal de Guatemala (CEG) divulgó el fin de semana una carta pastoral en la que denuncia el estancamiento de los acuerdos de paz, la falta de transparencia en el gasto público y la mala distribución de la tierra. 'Nos preocupa la actuación de grupos que actúan al margen del Estado de derecho con impunidad y que se dedican a la limpieza social', dicen los obispos.

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