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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

De Aranjuez a la Cibeles

Hace ahora 70 años -el día 13 de junio de 1932-, el conservador general del Patrimonio Artístico Nacional de la República Española dirigió una respetuosa carta al ministro de Instrucción Pública en la que se mostraba 'alarmado, el que suscribe, de la forma cavernaria en que vienen realizándose las visitas del público al palacio de Aranjuez y a la Casa del Labrador'.

El remitente se llamaba don Ramón del Valle-Inclán, y denunciaba el atentado que suponía al Patrimonio Artístico el que en un solo día desfilasen 6.000 personas por los reales sitios.

Entendía don Ramón que 'a funcionarios del orden político-administrativo no hay razón para pedirles ni sensibilidad ni cultura estéticas', pero, de modo solemne y firme, exigía que se adoptasen resoluciones sobre los hechos denunciados; en caso contrario, ofrecía su dimisión, lo que no tardó mucho en llevar a efecto, a pesar de no disponer de medio alguno de subsistencia, tal y como es conocido.

No sé qué diría hoy don Ramón al ver a la diosa Cibeles agredida e indefensa tantas veces. La Cibeles, contemplada desde el paseo de Recoletos o desde el despacho de su amigo Manuel Azaña, en el palacio de Vistahermosa; la Cibeles que resguardaron los madrileños de la aviación franquista durante tres años. No sé qué podría decir don Ramón si asistiese, como nosotros, a las constantes agresiones de cuadrúpedos encaramados a un monumento para festejar éxitos futboleros, tras ofrecer la Copa de Europa a la Virgen de la Almudena, a la que no se subieron.

O al ver que un beatísimo reaccionario llamado Álvarez del Manzano pacta con la directiva del Real Madrid el número de energúmenos que pueden pisotear a una diosa con más de doscientos años. Suponemos, más o menos, que el autor de Luces de bohemia preguntaría si el fiscal ha actuado, si los académicos de Bellas Artes han dimitido en protesta, si el alcalde ha sido detenido por el juez de guardia, si los agresores directos han sido reenviados a la escuela primaria a recibir clases de civismo o si han dimitido el director general de Seguridad o los ministros afectados.

Ante una respuesta negativa, es seguro que don Ramón María del Valle-Inclán, indignado, diría: 'Entonces, me voy; que vuelven a mandar en España los de la CEDA'.

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