Dos muertos y medio centenar de heridos en un nuevo atentado suicida en Israel
Una niña de tres años y una anciana son las víctimas mortales del suicida palestino
Una niña de tres años y una anciana resultaron muertas y cerca de medio centenar heridas como consecuencia de un atentado suicida perpetrado en la tarde de ayer en la entrada de un centro comercial en Petah Tikva, en los suburbios del norte de Tel Aviv. El ataque tuvo lugar mientras el Ejército israelí desencadenaba una nueva ofensiva sobre la ciudad de Belén, sometía a un asedio la basílica de la Natividad y efectuaba detenciones masivas entre los palestinos.
Un hombre joven, que llevaba un cinturón explosivo escondido debajo de la ropa, cometió el atentado terrorista a última hora de la tarde ante la fachada de unos populares almacenes de Petah Tikva, donde minutos antes había intentado entrar, según aseguraban testigos presenciales.
La explosión alcanzó el vestíbulo y las puertas de acceso del establecimiento, donde se encontraban numerosos clientes que esperaban su turno para ser cacheados, provocando la muerte de una mujer de avanzada edad y una niña de tres años, así como un número indeterminado de heridos, que, según las primeras estimaciones, podría alcanzar el medio centenar.
El atentado fue reclamado horas más tarde por las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, una de las milicias palestinas más activas en los últimos meses, cuyos dirigentes están vinculados al partido gubernamental Al Fatah. Esta misma organización se responsabilizó del último atentado, realizado el pasado día 22 por un joven suicida de 16 años, en Rishon Le Tzion, también en los suburbios de Tel Aviv, que causó tres muertos y 37 heridos.
Este atentado, el tercero que se produce en el área de la capital administrativa de Israel en pocas semanas, demuestra la existencia de una red de activistas palestinos, que dan cobertura y apoyo a los comandos suicidas provenientes del otro lado de la línea verde, situada en esta zona a poco menos de 10 kilómetros. Mandos policiales israelíes denunciaban ayer de manera abierta el apoyo que estos comandos suicidas reciben por parte de los palestinos que viven ilegalmente en el interior de Israel y cuyo número oscila entre 30.000 y 50.000.
El Gobierno de Israel acusó ayer directamente del atentado al presidente Yasir Arafat, subrayando que el presidente 'habla mucho de reformas, pero no hace nada contra el terrorismo'. Por su parte, la Autoridad Palestina difundía desde Ramala una nota condenando el acto terrorista. El negociador palestino Saeb Erakat aseguró que 'el presidente Arafat rechaza la acusación israelí contra la Autoridad Palestina'. 'Condenamos el asesinato de civiles, ya sean palestinos o israelíes', dijo Erekat, quien responsabilizó a Ariel Sharon de la espiral de violencia.
El atentado coincidió ayer con una nueva ofensiva del Ejército de Israel contra la ciudad y el distrito de Belén, la segunda en poco menos de 48 horas. La operación se inició el lunes de madrugada, cuando en la región irrumpieron cerca de medio centenar de tanques y millares de soldados, que impusieron un férreo toque de queda en toda la localidad, en cinco aldeas cercanas y en tres campos de refugiados.
Las tropas israelíes establecieron desde el principio de la operación un asedio sobre la basílica de la Natividad y otras iglesias y hospitales cercanos, para evitar que pudieran refugiarse civiles y activistas, como sucediera a finales del pasado mes de marzo. A continuación desencadenaron una operación de búsqueda casa por casa y practicaron un centenar de detenciones, que incluyeron a un dirigente local de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa. La zona ha quedado clausurada incluso para la prensa.
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