Un suicida palestino causa tres muertos en un mercado israelí
Hamás se atribuye el ataque suicida contra un mercado de Netania que dejó tres israelíes muertos
Netania, uno de los objetivos preferido de los activistas palestinos, se vio sacudida en la tarde de ayer por un atentado suicida cometido por un hombre bomba, quien provocó la muerte de tres israelíes y heridas a cerca de medio centenar. El atentado rompe una tregua oficiosa de los radicales que ha durado dos semanas y amenaza con reactivar la ofensiva militar contra Gaza, que los israelíes congelaron por presiones de EE UU y de un sector pacifista del Ejército. Un joven palestino, disfrazado con un uniforme de soldado israelí, se inmoló en uno de los accesos del mercado de verduras de Netania.
La ciudad de Netania está situada a 45 kilómetros al norte de Tel Aviv, muy cerca de la línea verde que separa Israel de los territorios autónomos. La explosión hizo temblar los tenderetes de los comerciantes, causando tres muertos y numerosos heridos, algunos de gravedad, con lo que se supone que el número de víctimas podría incrementarse. El techo del mercado, de vidrio y hierro, se vino abajo en pocos segundos, sepultando a un buen número de personas y dificultando las tareas de rescate. Mientras los bomberos trataban de encontrar heridos entre los escombros, la policía seguía las huellas de una mujer armada con un fusil, supuesta cómplice en el ataque.
El atentado fue reclamado al mismo tiempo por el movimiento islamista Hamás y la organización laica Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), las dos fuerzas hegemónicas de la oposición al Gobierno palestino de Yasir Arafat, que desde hace 19 meses lideran la Intifada junto a los sectores críticos de la formación gubernamental Al Fatah. Hamás y el FPLP han venido actuando desde el principio de la revuelta de manera coordinada, lo que les lleva a responsabilizarse conjuntamente un buen número de atentados.
La operación terrorista en Netania supone la interrupción de dos semanas de tregua de los activistas, cuyo último atentado se había registrado en Rishon Le Zion, cerca de Tel Aviv, el pasado 6 de mayo, donde un suicida se inmoló en un garito ilegal de juego provocando 15 muertos y cerca de 50 heridos. Pero al mismo tiempo, este ataque es una respuesta a las provocaciones del Ejército israelí, que en las últimas tres semanas ha continuado atacando las ciudades palestinas en acciones relámpago, que han venido a sustituir a la Operación Muro Defensivo.
El atentado amenaza con provocar represalias y con descongelar la ofensiva militar que Israel preparaba contra la franja de Gaza, bloqueada por las presiones de EE UU y el debate surgido en la cúpula militar sobre las consecuencias de la operación. Los militares temían los efectos de la incursión de los soldados en una de las zonas más densamente pobladas del mundo: un millón y medio de habitantes en poco menos de 330 kilómetros cuadrados, la mayoría de ellos concentrados en ocho campos de refugiados.
Pero el atentado de Netania ha provocado algo peor: ha interferido en el debate político suscitado por el plan de reformas anunciado por Arafat la semana pasada, reforzando la intransigencia del primer ministro Ariel Sharon y reconfortando sus veleidades militares.
'Netania es la primera víctima de las reformas anunciadas por la Autoridad Palestina', comentaba ayer en tono sarcástico el ministro del Interior, el ultraortodoxo Elia Yishai, que responsabilizó del atentado a Arafat y criticó de manera abierta la política de democratización de los palestinos. Sin embargo, sorprendentemente, el vicepresidente de EE UU, Dick Cheney, salía en defensa de Arafat al afirmar que hay una clase de atentados 'incontrolables', incluso para el propio presidente palestino.
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