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Empresas sanitarias dicen que están al borde de la quiebra por el impago de 78,7 millones del SAS

Las consejerías de Salud y Economía se culpan una a otra de no librar los fondos

Más de un centenar de empresas sanitarias andaluzas que trabajan en régimen de concierto para el SAS -ambulancias, ortopedia, suministros y nefrología, sobre todo- están con el agua al cuello. El SAS no les paga desde agosto y la deuda supera ya los 78,73 millones de euros (más de 13.000 millones de pesetas). Algunas empresas ya anuncian despidos para junio, otras no saben cómo van a pagar las nóminas e impuestos. Un portavoz de la Consejería de Economía asegura que se cumple 'puntualmente' con la de Salud cada mes, pero el SAS dice que no paga porque le falta liquidez.

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Según la patronal sanitaria, va a hacer un año que no se reúne la mesa de pago. 'Nadie nos explica qué está pasando. Y no albergamos esperanzas de que vayamos a cobrar en fecha próxima', explica la presidenta del Consejo Empresarial de Salud, Marisa Mesa, que forma parte también del Comité Ejecutivo de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). En cambio, en la dirección general de Gestión Económica del SAS aseguran que su director general ha atendido '72 citas con otros tantos empresarios desde febrero para acá'. Por tanto, insisten en el SAS, no es cierto que no exista diálogo. 'Pero si no hay dinero, no podemos pagar', concluyen.

Las facturas más importantes corresponden a nefrología (25,83 millones de euros), ambulancias (21,04 millones), ortopedia (18,03), suministros (9,62) y clínicas y alta tecnología, a las que el SAS les adeuda 4,21 millones.

Mesa no entiende que unos contratos aceptados por la Administración, después de haber ganado un concurso público, no se cumplan. 'Los empresarios cuentan con ese dinero para seguir funcionando desde el momento en que su propuesta de prestación de servicios ha sido aceptada', añade la presidenta de la patronal sanitaria. 'Si no les llega, sencillamente, se arruinan', recalca.

Mesa quiere dejar claro que a ninguna de las empresas concertadas que prestan ahora servicios al SAS se les ha pasado por la cabeza abandonar las responsabilidades asistenciales que tienen o bajar el nivel en la calidad. Ella misma cuenta con dos centros de hemodiálisis concertados con el SAS en los que da empleo a un centenar de trabajadores. 'No pienso cambiar de actitud, ni en el servicio que damos, ni reducir la calidad'. Mesa dice que el SAS le debe cerca de 200 millones de pesetas.

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¿Pero, por qué no nos pagan?, se preguntan una y otra vez los empresarios. Y el SAS responde siempre: 'No hay dinero'. Eso, no quiere decir, añaden en Salud, que no estemos preocupados. 'Lo estamos. Lamentamos esta situación y tratamos de resolver lo que es más prioritario en la medida en que Economía y Hacienda nos libra el dinero acordado en los Presupuestos', insisten.

Pero, a pesar del problema que dicen tener, a los empresarios les cuesta significarse. Casi ninguno está dispuesto a que se le señale con el dedo por avalar con palabras la situación límite en la que se encuentran sus empresas. En el sector de ortopedia, con más de 240 empresas y alrededor de 2.200 empleados, hay un buen puñado de pequeños empresarios al borde de la quiebra. Algunos anuncian despidos para junio y otros confían en que 'la tormenta pase pronto'.

Los empresarios de ambulancias no lo tienen mejor. La fuerte competencia que existe entre ellos les debilita más si cabe. En Andalucía hay ahora mismo 44 empresas que suman 860 equipos en los que trabajan 1315 personas. Según Enrique Cordero, presidente de la Asociación de este sector, 'la situación es similar a la de los ortopedistas'.

Por su parte, la portavoz del Consejo Empresarial de Salud no tiene inconveniente en recalcar que hay 'bastantes' empresarios que no aguantan más y van a reducir las plantillas. 'Llega un momento en que se hartan de adelantarnos dinero', precisa Mesa. Antes les descontaban el 100% de las facturas, una vez aceptadas por el SAS. 'Luego pasaron a adelantarnos sólo el 75% y ahora ya dudan y se niegan a descontar cualquier cantidad procedente del SAS'.

Algún empresario en privado se ha atrevido a proponer medidas drásticas: desde encierros a colapsar las ciudades con las ambulancias. Otros insisten en acudir a los tribunales.

Ricardo Sánchez (de oscuro), junto a sus empleados en su ortopedia de Cádiz.
Ricardo Sánchez (de oscuro), junto a sus empleados en su ortopedia de Cádiz.JOSÉ BRAZA

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