Israel deja salir a nueve menores de la basílica de Belén
Dos cadáveres de palestinos son evacuados en el primer paso dado en las negociaciones
Nueve adolescentes palestinos pudieron abandonar ayer la basílica de la Natividad en Belén -asediada desde hace tres semanas por el Ejército israelí y en cuyo interior se hallan atrincherados 30 milicianos palestinos y otras 200 personas, entre civiles y religiosos cristianos-, en lo que supone el primer avance concreto en las conversaciones que por tercer día mantenían ayer representantes palestinos y militares israelíes en una atmósfera optimista.
Los nueve menores salieron del templo cristiano por una puerta lateral, acompañados de tres monjes franciscanos. El Ejército israelí lanzó botes de humo entre los jóvenes y la prensa para evitar que se tomaran imágenes de los palestinos, que fueron inmediatamente detenidos por el Ejército para ser interrogados.
Por otro lado, también fueron retirados de la basílica los cadáveres de dos palestinos que llevaban semanas descomponiéndose. Los cuerpos fueron depositados en la plaza situada frente al complejo religioso, donde dos soldados protegidos por máscaras inspeccionaron los ataúdes. Poco después llegó una ambulancia palestina, que los trasladó al hospital de Belén.
La evacuación de los cadáveres pone fin a un importante problema sanitario en el interior del templo y además soluciona un problema que en esta tierra es de primer orden: si los palestinos muertos son considerados mártires y hubieran sido enterrados en algún lugar del conjunto de edificios que forman la Natividad, se produciría una importante fricción entre las comunidades cristiana y musulmana. Todavía quedan en el interior de la iglesia unos 40 menores, entre los que se da por seguro que hay niños de hasta 10 años que han tenido que soportar unas condiciones extremas durante los 23 días que se prolonga ya el asedio. 'Existe la intención de pactar la salida de más personas de la Natividad', declaró el portavoz del Ejército, el general Ron Kitrey. Sin embargo, ambas partes siguen discrepando en la cuestión principal: cómo llevar a cabo la salida de los 30 milicianos armados, entre los que hay miembros de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa y de la Fuerza 17, la guardia personal de Yasir Arafat. El destino final de estos hombres -el confinamiento en Gaza y un juicio ante un tribunal palestino, como proponen los representantes de Arafat, o el exilio de siete de ellos en un tercer país, como proponen los israelíes- es el principal escollo de una negociación en la que del lado palestino hay representantes políticos y religiosos, y en el israelí, sólo militares. 'Hay veces que no se sabe si Israel es un país que tiene un Ejército o se trata de un Ejército que posee un país', dijo una fuente de la Iglesia católica en Jerusalén.
Mientras, el Tribunal Supremo de Israel rechazó ayer la denuncia presentada por la Custodia de Tierra Santa -organismo de la Iglesia encargado de los Santos Lugares- contra el Ejército de Israel por el asedio de la basílica y las condiciones que sufren a consecuencia de ello una treintena de monjes franciscanos y dos monjas católicas. En su dictamen, el alto tribunal señala que 'los franciscanos han decidido libremente permanecer en el interior de la Natividad'. Sin embargo, esto contradice la versión del Ejército, según la cual los religiosos son rehenes de los palestinos.
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