Reservistas israelíes rechazan la orden de Sharon de luchar en los territorios palestinos
'No somos pacifistas, pero no queremos ser juzgados en La Haya', dice uno de sus portavoces
A tan sólo unos metros de la vivienda del hombre que ha ordenado al Ejército israelí la invasión de los territorios de la Autoridad Palestina se manifestaban ayer en Jerusalén decenas de jóvenes militares que se niegan a prestar servicio en Cisjordania y Gaza. Son reservistas contrarios a la política de Ariel Sharon respecto a los palestinos y a su operación Muro Defensivo. Cerca de una veintena de sus compañeros han muerto bien en combate contra los milicianos palestinos, bien cuando han interceptado a terroristas suicidas en un control.
'No somos pacifistas y queremos que esto quede muy claro. Creemos que el Estado de Israel debe tener un Ejército para defenderse, pero no queremos que nos lleven a La Haya para ser juzgados por lo que está pasando en los territorios palestinos', asegura un portavoz de la organización Yes Guul, formada por reservistas que piden la salida del Ejército de Cisjordania y Gaza.
El portavoz compara la situación con lo ocurrido en los Balcanes en la pasada década y asegura que desde el comienzo de la segunda Intifada, en septiembre de 2000, más de 80 soldados han sido encarcelados por negarse a cumplir órdenes en esa zona. 'En la actualidad hay unos 40 encarcelados', asegura.
La organización Yes Guul no concede entrevistas a la prensa extranjera. Sus miembros no quieren ser tachados de traidores por la sociedad israelí; por eso y por su condición de militares -a los que les está estrictamente prohibido hablar con la prensa-, ninguno de los manifestantes se identifica.
'Israel, fuera de los territorios', rezan los carteles que exhiben los reservistas en la céntrica avenida King George de Jerusalén. Los vigilan de cerca varios soldados armados y frente a ellos varios judíos ortodoxos gritan: 'Sin árabes no habría terrorismo' y muestran fotos de los atentados suicidas en la ciudad santa. 'No es justo', señala el portavoz de los convocantes, quien añade que en la zona de Yenín 'hay al menos medio millón de palestinos y para ellos no hay derechos humanos'.
Hasta los 45 años
El Ejército israelí está diseñado sobre la base de un núcleo, formado por oficiales de carrera y reclutas de reemplazo, arropado por cientos de miles de reservistas. Los soldados son reclutados a los 18 años y después de tres de servicio militar -dos para las mujeres- pasan a la reserva, donde tendrán que cumplir 40 días de servicio cada año hasta que cumplan 45.
Este servicio no es, ni mucho menos, en tareas administrativas o de apoyo, incluye misiones de combate en primera línea, como lo prueban los 13 reservistas muertos durante la invasión del campo de refugiados palestinos de Yenín. Según el Centro de Estudios Estratégicos de la Universidad de Tel Aviv, el Ejército de Israel tiene casi 450.000 reservistas, mientras los soldados profesionales no llegan a 190.000.
De las fuerzas de reserva casi un cuarto son estudiantes. Sin embargo, su frustración aflora cuando las cifras señalan que un notable porcentaje de los varones de su edad se libran. ¿La razón? Tienen pasaporte israelí pero son musulmanes -a excepción de los drusos- o lo que es peor, porque aumenta el agravio comparativo: son judíos ortodoxos. Los mismos que les gritan desde la otra acera. 'La sensación que se extiende es que si eres un reservista eres un idiota', opina un manifestante que porta una pancarta en forma de mano con el lema 'Fin a la ocupación', escrito en hebreo. Numerosas organizaciones han unido sus fuerzas desde que el pasado verano el Gobierno prorrogara una ley según la cual los estudiantes judío-ortodoxos pueden evitar ser llamados al servicio militar.
El Ejército de Israel planeaba no llamar a filas anualmente a los reservistas a partir de los 41 años, pero las operaciones militares desencadenadas en las últimas semanas han acabado con eso. Y además, de hecho, muchos reservistas ya han cumplido este año con creces su cupo de días de servicio. 'Es un escándalo. El Gobierno ha ampliado el número de días', se queja otro de los jóvenes.
Además, la llamada a filas de los reservistas durante la operación Muro Defensivo ha creado graves problemas a muchos de ellos, que, en medio de la creciente crisis económica israelí, han perdido sus puestos de trabajo. Entre los casos más sonados destaca el de un comandante, director de un colegio en Haifa, quien en pleno combate en Yenín recibió una llamada en la que se le comunicaba que estaba despedido. El general de Brigada al mando de la reserva, Ariel Heimann, puso el grito en el cielo y calificó el despido de inmoral. 'Lo verdaderamente inmoral es lo que pasó en Yenín', replicaban ayer los manifestantes.
En otras ocasiones se han dado situaciones que, si no fuera por la gravedad del conflicto, serían el paradigma de la picaresca, como es el caso de decenas de mujeres reservistas enviadas a custodiar colegios de primaria y guarderías que, según denunciaba la prensa israelí, son empleadas para cuidar a los niños en vez de controlar la seguridad de los centros.
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