Las ONG denuncian abusos en las redadas contra colaboradores del presidente depuesto
El ex defensor del pueblo afirma que la represión ha desatado 'una cruzada de venganza'
Los médicos cubanos debieron ser protegidos, el ex ministro de Interior Ramón Chacín, casi es linchado, y Hugo Chávez, detenido entonces en Fuerte Tiuna, pidió al presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela, monseñor Baltazar Porras, que velara por su vida. 'Me pidió perdón por lo que me había atacado. Y yo también le di un abrazo'. Las batidas policiales contra los colaboradores más estrechos del presidente depuesto, entre ellos varios ministros, continúan, en busca también de los francotiradores del jueves, y cerca de 200 personas habrían sido detenidas, según cálculos aproximados. 'Estamos viendo desarrollar una especie de cruzada de venganza', denunció el ex defensor del pueblo, Germán Mundaráin.
Minutos después de que Chávez fuera derrocado, los cuerpos de seguridad y la DISIP, la policía política, activaron una operación de detenciones y allanamiento de domicilios, susceptible de haber incurrido en abusos, según grupos de derechos humanos. El Comité de Familiares y Víctimas del 27 de febrero y la Vicaría de Derechos Humanos de la Archidiócesis de Caracas denunciaron 'privaciones de libertad y visitas domiciliares que no se encuentran fehacientemente apegadas al debido proceso'
El ex ministro de Defensa, José Vicente Rangel, también privado de libertad, declaró por teléfono al diario El Nacional que Chávez no ha renunciado. 'El presidente fue llevado por la fuerza armada a un tribunal'. Otros también fueron llevados a la fuerza a las comisarias. Es el caso el diputado Tarek William, el poeta de la revolución, obsesionado con la necesidad de la revolución bolivariana.
'Resulta que el odio no venía sólo en una dirección', alerta la analista Milagros Socorro, al observar detenciones de personas por el mero hecho de haber llevado una boina roja, la divisa del ex presidente. 'Los atropellos que muchas veces denunciamos en el grupo que ostentaba el poder, los hemos visto, multiplicados y aumentados, en apenas 24 horas, por quienes decían constituir la reserva de probidad, sensatez y espíritu civilizatorio'.
'¡Asesino, asesino!', le insultaban al ministro de Interior, militar, que debió aguantar una sarta de golpes hasta el coche policial. Uno de los objetivos de las redadas es conseguir la detención de quienes causaron la muerte de una quincena de personas en la manifestación del día en que Hugo Chávez perdió la presidencia.
El ex alcalde del municipio Libertador, Freddy Bernal, que fue comisario de policía, abandonó el país a la carrera, y sus perseguidores aseguran, sin presentar pruebas, que cruzó la frontera hacia Colombia y disfruta del amparo de las Fuerzas Revolucionarias de Colombia (FARC). Bernal fue de armas tomar, dirigió manifestaciones convertidas en rabiosas hordas y probablemente hubiera acabado en el hospital o muerto, de llegar a ser localizado por el extremismo del otro bando. El vicepresidente del Gobierno, Diosdado Cabello, militar, se encuentra en paradero desconocido.
La Embajada de Cuba en Caracas ha debido ser protegida para evitar su asalto por grupos de personas que lanzaban invectivas contra la revolución de Fidel Castro. '¡Fuera el dictador!, ¡Fuera cubanos de Venezuela!', decían. Médicos y técnicos enviados por La Habana al país en virtud de los acuerdos de colaboración suscritos con Venezuela debieron ser protegidos por la policía. Al menos 30 recibieron protección en las instalaciones de la Villa Olímpica, al oeste de Caracas.
El presidente de la denominada Junta Patriótica de Cuba pidió al nuevo Gobierno la suspensión de las relaciones diplomáticas con la isla y enjaular a Chávez 'y colocarle sus discursos las 24 horas del día'.
Todas las sedes de los Circulos Bolivarianos, grupos de vigilancia de la revolución chavista, fueron allanadas y se incautó documentación diversa. En otros domicilios fueron encontradas armas.
Hugo Chávez se encuentra en una base militar y todavía no ha podido escucharse un testimonio suyo en cautiverio. La última persona que lo vio e informó al respecto fue monseñor Porras. 'Al filo de la medianoche [del jueves] recibí una llamada de Miraflores del ministro Rodríguez Chacín, quien me dijo que el señor presidente quería hablar conmigo'. Así lo hizo. 'El presidente Chávez me pidió la bendición y me dijo que si yo aceptaba ser garante de su vida y de los derechos de todos los que en el palacio le acompañaban'.
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