El sistema europeo de localización por satélite revolucionará toda la vida cotidiana
El proyecto, que entrará en funcionamiento en 2008, costará 3.500 millones de euros
En tierra, mar o aire, gracias a la puesta en órbita del sistema Galileo y utilizando un pequeño receptor, cualquier persona podrá conocer con precisión extrema su posición exacta en el espacio y en el tiempo. El GPS estadounidense ya ofrece este servicio básico, pero las aplicaciones de Galileo, el proyecto tecnológico más puntero de la UE, que funcionará en 2008, serán infinitas. Mejorará la seguridad en el transporte, permitirá al conductor salvar atascos, facilitará el tráfico aéreo, ayudará a evitar catástrofes y suministrará posibilidades en las telecomunicaciones.
El proyecto Galileo lleva metido en las cajas de la CE desde finales de los 90, intentando ver la luz sin mucho éxito. El pasado martes cambiaron las cosas cuando los ministros de Transportes de la UE decidieron desbloquear los 450 millones de euros para financiar los trabajos de desarrollo del sistema, a los que hay que añadir otros 550 millones que aportará la Agencia Espacial Europea (ESA). El coste total del proyecto será 3.500 millones de euros y el mantenimiento 220 millones anuales. Los primeros satélites experimentales se lanzarán al espacio a final de 2004. El despliegue propiamente dicho se iniciará en 2006 y el sistema será operativo comercialmente desde 2008.
A simple vista es un sistema global de navegación por satélite idéntico al archiconocido GPS estadounidense. De hecho, el principio es el mismo. Se trata de una constelación formada por 30 satélites de nueva generación (27 operativos y tres en reserva, seis más que el GPS) en tres órbitas circulares en torno a la Tierra a 23.616 kilómetros, que lanzan durante las 24 horas, con buen o mal tiempo, una señal de radio codificada constante que es recogida y analizada por los receptores en tierra. El usuario conocerá en tiempo real su posición exacta en el planeta, expresada en latitud, longitud y altura con margen de error de un máximo de 5 metros.
Cuatro satélites
Esto se consigue por el triángulo formado por tres satélites y otro más para medir el tiempo. Es decir, el receptor está como mínimo conectado a cuatro satélites. En tierra, hay dos centros de control que se encargan de gestionar el correcto funcionamiento. A partir de este servicio tan simple de posicionamiento se desarrollan las demás aplicaciones civiles de Galileo por unos programas adaptados a las necesidades del usuario, desde un simple ciudadano a un piloto de avión, pasando por el personal de protección civil. Los expertos aseguran que las posibilidades son infinitas y cubrirán todos los ámbitos de la vida cotidiana.
Los usos de Galileo en el transporte, por ejemplo, permitirán localizar vehículos robados incluso si están en un garaje, buscar itinerarios más convenientes y menos congestionados, controlar la velocidad, guiar a los conductores con mayor precisión, seguir el recorrido de las mercancías o mejorar los servicios puerta a puerta como de mensajería. El conductor con un equipo receptor Galileo en su coche recibirá de modo continuo informaciones muy útiles sobre el tráfico y servicios en ruta. Incluso en caso de accidente o de avería, el sistema podrá avisar a la asistencia en carretera y a las compañías de seguros.
Galileo será muy útil también para las personas con minusvalías físicas y para las personas mayores. También desarrollará trabajos más complejos, que van desde el control de las aduanas, al suministro de información geográfica precisa para las prospecciones petrolíferas, o llevar a cabo misiones de rescate en el mar o la montaña de personas en peligro. Se podrán detectar a tiempo escapes de sustancias peligrosas en el mar provocadas por errores humanos, incendios en los bosques y seguir mejor la evolución de los glaciares ya que Galileo podrá combinarse con los sistemas encargados del control del medio ambiente.
En el cielo, Galileo permitirá una gestión más eficaz del espacio aéreo, ahorrar combustible, reducir los tiempos de espera y mejorar las condiciones de seguridad en la navegación con nuevas aplicaciones que permitirán seguir mejor a las aeronaves. Otras de las novedades del sistema es que tendrá aplicaciones muy útiles en el sector de las telecomunicaciones, de la electricidad y el sistema bancario por su precisión. El desarrollo de la nueva tecnología móvil de tercera generación (UMTS) permitirá incorporar en los teléfonos portátiles el sistema Galileo. Sin olvidar la construcción.
La cobertura de la señal estará garantizada en cualquier lugar del mundo, incluso en los polos. Los servicios básicos serán gratuitos, como en el GPS, pero si se hace un uso comercial o profesional del sistema se deberá pagar porque a cambio se ofrecerán unas prestaciones mayores. Los expertos calculan que para el año 2010, dos años después de su entrada en funcionamiento, se habrán vendido casi 2.000 millones de aparatos receptores en todo el mundo. El mercado potencial de Galileo se estima en 10.000 millones de euros anuales y se crearán 150.000 nuevos empleos de alta cualificación. En España se ha creado una compañía conjunta que se llama Galileo Sistemas y Servicios (GSS), integrada por AENA, CASA, GMV, Hispasat, Indra Espacio y Sener, que han apostado por el proyecto al ver en él una opción estratégica clave para la economía europea. Otras empresas españolas, como Mier Comunicaciones, RIMAS, Alcatel Espacio, Crisa y Tecnológica participan igualmente en los trabajos de desarrollo de Galileo.
Irritación de EE UU
Tras el 11 de septiembre, lo primero que pasó por las cabezas de los principales defensores de Galileo es que la presión desde EE UU iba a ser tal que el proyecto no vería la luz. Al final no ha sido así, pero las cartas enviadas desde Washington a las capitales europeas invitándoles a abortar el lanzamiento no han sido pocas. El Pentágono llegó a decir que se van a poner en riesgo las operaciones de la OTAN en tiempos de crisis, porque la señal del sistema europeo se solapará con la reservada del GPS. El problema está en las posibilidades que ofrece Galileo más allá de los servicios puramente civiles. Entre tanto, EE UU prepara el lanzamiento de una nueva versión del GPS. Sí la señal es tan precisa, ¿servirá también guiar misiles? Lo cierto es que el sistema europeo de navegación por satélite competirá en el espacio con dos, el GPS y el GLONASS ruso, que fueron concebidos en los años 70 con fines sólo militares y dispondrá de una señal reservada que los gobiernos podrán utilizar según las necesidades.
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