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Los sindicatos alertan sobre la creciente salida de centros de producción fuera de Euskadi

Los empresarios alegan que, en algunos casos, no hay otra alternativa para ser competitivos

Pedro Gorospe

Los sindicatos están en situación de alerta ante la tendencia progresiva de las empresas a trasladar sus centros de producción fuera de Euskadi con el fin de abaratar costes, dejando en la comunidad autónoma la sede social o una oficina comercial con plantilla reducida.

Las empresas deciden producir fuera del País Vasco debido fundamentalmente a que 'los altos costes de la mano de obra' las hacen poco competitivas frente a firmas situadas tan sólo a cincuenta kilómetros de distancia. Aunque el terrorismo es un factor siempre presente, el motivo fundamental del traslado de centros productivos es la reducción de costes de personal y el acercamiento a las materias primas en países como Portugal, Marruecos o China, o en comunidades de España donde los salarios son más bajos.

Aunque reconocen que no se trata, de momento, de cifras alarmantes y no se ha producido la deslocalización de una gran empresa, los sindicatos advierten de que el proceso se está acelerando y ya ha afectado a varios miles de empleos. 'Se está destruyendo empleo y se está avanzando hacia un modelo de empresa que pierde su carácter social a cambio de una búsqueda desesperada del máximo beneficio, y si no se remedia, ese es el futuro para los próximos años', señala Víctor Carnero, miembro de la ejecutiva de UGT. Hasta ahora se da sobre todo en pymes, pero, según ELA, nada impide que este proceso comience a ser aplicado por otras empresas de mayor tamaño, aprovechando las facilidades para trasladar la producción a sus diferentes plantas. 'La Nave, Esmaltaciones San Ignacio, Tavex, Areitio, Sidenor o BH ya lo han hecho', critica UGT

El secretario general del SEA, José Manuel Farto explicó la pasada semana que en Euskadi los salarios son un 18% más caros que en el resto de España y advirtió que, de seguir así, 'nuestra economía corre un grave riesgo de supervivencia'.

Según fuentes sindicales el catálogo de empresas que han reducido al mínimo o liquidado sus cadenas de producción es amplio y va en aumento. En algunos casos se ha hecho de acuerdo con el comité de empresa y en otros después de traumáticas batallas sindicales, pero el denominador común es que se reduce drásticamente el empleo en el lugar de origen y se transforma en una comercial que vende los mismos productos pero manufacturados en zonas más baratas de España o del extranjero.

Para Víctor Carnero, de UGT, sólo en Álava se puede hablar de más de 2.000 empleos perdidos. 'Con Esmaltaciones San Ignacio, que tenía unos 1.500 trabajadores y ahora apenas 300, ya tenemos 1.200 empleos perdidos. Ahora produce en Logroño y en Madrid', afirma. Para responsable de UGT hay casos muy claros y muy recientes, como empresa fabricante de mobiliario urbano en fundición La Nave, en Berantevilla, que ha pasado de tener 70 trabajadores a nueve, para vender farolas que ahora se fabrican en China. Pero hay otros muchos ejemplos de empresas que han llegado a ese punto después de diversos procesos de transformación.

La fabricante de cremalleras Areitio vivió un conflicto intenso hasta que llegó a configurarse como Bonduel, para seguir trabajando en el mismo sector pero con 'mucho menos empleo' en origen. A esta lista habría que añadir Pemco Esmaltes, o la propia Sidenor que ahora produce en Brasil y México, e incluso la fabricante de bicicletas BH, que dio lugar a tres firmas más pequeñas con unos 300 empleados, aunque en este caso su transformación hacia una comercial más potente se produjo de acuerdo con los sindicatos. Parte de su producción está en Portugal y montan el producto en Vitoria.

Las críticas de ELA a esa forma de generar beneficio empresarial son muy duras. Aunque coincide con el resto de los sindicatos en que son las pymes las que más utilizan ese sistema, pone el acento en que las grandes firmas pueden empezar a hacerlo en cualquier momento. 'Gamesa está aquí por el elevado nivel de ayuda pública que ha recibido. Ya veremos si hay trasvase de empleo entre Vitoria y Sevilla si no aumenta la cartera de pedidos', declaró ayer un portavoz del sindicato. A su juicio, existe el riesgo de que se deje en Vitoria gran parte de la ingeniería, trasladando fuera el proceso de producción y montaje, con el coste de empleo que eso supondría.

UGT cita a otras dos firmas en Guipúzcoa, Iris en Eibar, que fabrica cadenas para motocicletas, y la textil Tavex, que ha pasado de 300 trabajadores en su planta de Vergara, a 150, a cambio de empezar a producir en Valencia y Marruecos.

'Herrajes Ocariz es otra firma que avanza hacia ese modelo', cita Carnero. 'Ha pasado de 62 empleos a 32 y quiere rescindir 10 contratos en dos años como paso previo a crear la comercial'.

Preocupación compartida

Los empresarios alegan que los altos costes salariales hacen casi imposible ser competitivos con firmas situadas sólo a cincuenta kilómetros, y subrayan que la alternativa a producir fuera es muchas veces cerrar. Lo cierto es que la preocupación se ha instalado en las dos partes de empresa.

Los sindicatos temen por la calidad y cantidad del empleo en el País Vasco y los empresarios por mantener el nivel de generación de recursos que les permita seguir creciendo. Sin embargo, las dos partes saben que se enfrentan a un escenario incierto. Fruto de esa situación es el acuerdo de moderación salarial firmado entre UGT, CCOO y CEOE, y que está llevando a la firma de convenios en general con crecimientos salariales por debajo de los del pasado año, a pesar de que la inflación de 2001 fue notablemente superior. El Sindicato Empresarial Alavés ha hecho un llamamiento al lehendakari Juan José Ibarretxe para que ponga freno a un modelo salarial vasco que 'se dispara cada año'.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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