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52º FESTIVAL DE BERLÍN

'Domingo sangriento' gana el Oso de Oro

El filme de animación japonés 'El viaje de Chihiro' comparte el gran premio con el británico

Cogió a casi todos con el pie cambiado que el filme japonés de dibujos animados El viaje de Chihiro, obra de desbordante fantasía de la factoria de Hayao Miyakazi, compartiese el Oso de Oro de la Berlinale con el severo realismo documental del británico-irlandés Domingo sangriento, dirigido por Paul Greengrass. Es elocuente el silencio, expresión de perplejidad, que rodeó el anuncio del primero, en contraste con el aplauso que recibió el anuncio del segundo. Y ovacionados fueron también la maravillosa actriz estadounidense Halle Berry, el eminente cineasta georgiano Otar Iosseliani y el director alemán Andreas Dresen, que sigue en su elevación imparable.

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Hayao Miyakazi es un peso pesado en la industria del cine de animación japonés y obtiene ramificaciones y resonancias fuera de Japón. Suyas son algunas series televisivas muy populares, pero lo que le dio celebridad mundial es su largometraje La princesa Monokoke, de 1997, que se ha estrenado en todo el mundo y despertó entusiasmos que ahora sin duda se prolongarán con este inesperado Oso de Oro de la Berlinale a El viaje de Chihiro.

PALMARÉS DE BERLÍN

Oso de Oro

Ex-aequo para Bloody Sunday, de Paul Greengrass (Gran Bretaña/Irlanda)
y El viaje de Chihiro, de Hayao Miyazaki (Japón).

Jacques Gamblin, por Laissez-passer (Francia).

Oso de Plata mejor dirección

Otar Iosseliani, por Lundi matin (Francia/Italia).

Oso de Plata para a una
"contribución artística individual"

Las ocho actrices de 8 Femmes (Francia).

Oso de Plata mejor música de cine

Antoine Duhamel, por Laissez-passer (Francia).

Premio Angel Azul a la mejor
película europea
Minor Mishaps, de Annette K. Olesen (Dinamarca).
Premio a la mejor primera película
Beneath Clouds, de Ivan Sen (Australia).

PALMARÉS DE BERLÍN

Oso de Oro

Ex-aequo para Bloody Sunday, de Paul Greengrass (Gran Bretaña/Irlanda)
y El viaje de Chihiro, de Hayao Miyazaki (Japón).

Jacques Gamblin, por Laissez-passer (Francia).

Oso de Plata mejor dirección

Otar Iosseliani, por Lundi matin (Francia/Italia).

Oso de Plata para a una
"contribución artística individual"

Las ocho actrices de 8 Femmes (Francia).

Oso de Plata mejor música de cine

Antoine Duhamel, por Laissez-passer (Francia).

Premio Angel Azul a la mejor
película europea
Minor Mishaps, de Annette K. Olesen (Dinamarca).
Premio a la mejor primera película
Beneath Clouds, de Ivan Sen (Australia).

No hubo, en cambio, sorpresa en la concesión del Gran Premio del Jurado a la película alemana Halbe Treppe, una notable obra de introspección de la vida cotidiana, hecha con cuatro cuartos por el alemán Andreas Dresen, que se va definiendo filme a filme como uno de los grandes del cine europeo. Aunque, ciertamente, aún le falta recorrer mucho camino para llegar a las inimitables y exquisitas alturas estilísticas del cineasta georgiano, instalado desde hace 22 años en París, Otar Ioselliani, que alcanzó con Lundi matin el Oso de Plata a la mejor dirección, además del extraoficial Premio de la Crítica Internacional.

El regalo de un Oso de Plata al mágico conjunto de las ocho actrices francesas que interpretan 8 mujeres es justo. La genial Isabelle Huppert y sus siete eminentes compañeras de reparto, las verdaderas creadoras del éxito multitudinario de este filme, concebido y dirigido de manera bastante tramposa y oportunista -pues capitaliza como propio el jugo del talento ajeno, como ya hizo en su dirección depredadora de Charlotte Rampling en Bajo la arena- por Françoise Ozon. Los dos Osos de Plata concedidos a la también francesa Laissez-passer -el correspondiente al mejor actor para Jacques Gamblin, y el de la mejor música, para Antoine Duhamel- son igualmete sagaces, pues las aportaciones individuales de ambos son excelencias, por desgracia, de alcance disminuido por los fortísimos desequilibrios interiores de esta ambiciosa y rica, pero como conjunto frustrada, película.

Es completamente justo dar el premio El Ángel Azul al mejor filme europeo a Minor mishaps, una exquisita creación conjunta de la directora danesa Annette Olesen y su formidable equipo de intérpretes, que fueron creando con ella paso a paso la escritura y, por lo tanto, la estructura del filme.

Y el círculo se cierra con una de cal y otra de arena. La de arena es la concesión del Premio Alfred Bauer a Christopher Roth, el autor de la disparatada impostura titulada Baader, en la que este cineasta novato, pero lleno de insensata temeridad, echa montones de azúcar y tierra, y sin pudor alguno, sobre un posible caso de brutal y gélido terrorismo de Estado en Alemania. Y la de cal hay que buscarla en el acierto de dar a la joven actriz Danielle Hall, protagonista de la magnífica película australiana Beneath clouds; y a Hugh Bonneville, actor de la británica Iris, los premios a los nuevos talentos, que están acompañados por un cheque de 15.000 euros que les viene bien a ambos extraordinarios aprendices.

El jurado internacional que concedió estos premios estuvo presidido por la directora india Mira Nair, y lo formaban la actriz italiana Nicoletta Braschi, el crítico cinematográfico británico Peter Cowie, la directora argentina Lucrecia Martel, la productora francesa Claudie Ossard, el director de fotografía estadounidense Declan Quinn, la actriz rusa Renata Litvinova, el director alemán Oskar Roehler, el escritor y periodista estadounidense Kenneth Turan y el director haitiano Raoul Peck.

Salvo la presencia, intrusa e incluso inmoral, de la deleznable Baader en la lista de premios, ésta se las arregla con tacto para sacar a primer término lo mejor que ha venido a competir en esta Berlinale. Y con sagacidad se olvida de Amen, donde Costa-Gavras no está a la altura de la gravedad de lo que filma; de Heaven, la gran favorita del rodillo de la modernez alemana que lidera su director, Tom Tykwer, que cuenta que presionó para que su engendro colase, pero no coló; y de Laissez-passer, considerada como película, que es cine de cartón piedra y que no responde a la desmedida ambición que se percibe intencionalmente bajo ella. A un buen jurado se le conoce tanto por lo que afirma como por lo que omite, por lo que dice como por lo que deja de decir. Y hay magníficas omisiones, inteligentes silencios, en esta lista de premiados, limpia y con un solo, ciertamente muy grueso, borrón.

Paul Greengrass, director de <b></b><i>Domingo sangriento,</i> entre el actor James Nesbitt y el productor Mark Redhead, tras recibir el Oso de Oro de la Berlinale.
Paul Greengrass, director de Domingo sangriento, entre el actor James Nesbitt y el productor Mark Redhead, tras recibir el Oso de Oro de la Berlinale.EPA
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