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Grupos de derechos humanos exigen el trato de presos de guerra para los talibanes

EE UU no ha firmado el protocolo de Ginebra aplicable a los prisioneros de Guantánamo

Jorge Marirrodriga

La situación legal y condiciones de detención de los combatientes que se encuentran recluidos en la base estadounidense de Guantánamo (Cuba) han desatado un cruce de denuncias sobre la ilegalidad de la medida y generado un intenso debate sobre sí los presos deben quedar amparados, o no, por las Convenciones de Ginebra sobre el tratamiento a los prisioneros de guerra. Mientras ayer Londres aseguraba que se estaba aplicando el pacto internacional, la alta comisaria de los derechos humanos de la ONU, Mary Robinson, expresó su preocupación por denuncias sobre malos tratos.

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'Las reglas no cambian y son ahora más importantes que nunca', destacó Robinson en referencia a que la clasificación jurídica de los hasta ahora 80 prisioneros talibanes y de Al Qaeda recluidos en Guantánamo debe quedar clara cuanto antes. Washington rechaza calificarlos como 'prisioneros de guerra' -lo que les colocaría automáticamente bajo el amparo de las convenciones de Ginebra-, ya que los considera terroristas, y por tanto, 'combatientes ilegales'.

Sin embargo, organizaciones humanitarias internacionales, como Amnistía Internacional o Human Rights Watch (HRW), estiman que esta diferenciación revela un desconocimiento de la legalidad internacional. 'Como país signatario de la Convención de Ginebra, EE UU debe tratar con humanidad a todo combatiente detenido, incluidos los 'combatientes ilegales'. EE UU no puede elegir a quién aplica un tratamiento decente y a quién no', aseguró Jamie Fellner, director del programa para EE UU de Human Rights Watch. A su vez, Amnistía Internacional señaló que si existe alguna duda, el Gobierno de EE UU debe permitir que un 'tribunal competente' decida sobre ello.

Expertos consultados por este periódico consideran que Washington no está violando la Convención de Ginebra al no reconocer a los talibanes como prisioneros de guerra. 'La clave está en el punto 44, párrafos 3 y 4, del Protocolo adicional a las Convenciones de Ginebra, que fue aprobado el 8 de junio de 1997. Si se aplicara este protocolo, los prisioneros de Al Qaeda serían considerados prisioneros de guerra, pero Estados Unidos ni siquiera lo ha firmado y, por lo tanto, no está vinculado', señala Romualdo Bermejo, catedrático de Derecho Internacional Público de la Universidad de León.

Por su parte, la Administración estadounidense ha insistido en que el hecho de no considerar prisioneros de guerra a los talibanes no significa denegarles un trato humanitario. 'Están siendo tratados mucho mejor de lo que se ha tratado a cualquier otro en los últimos años y están mucho mejor que en las circunstancias en las que estaban cuando fueron encontrados', aseguró el secretario de Defensa estadounidense Donald Rumsfeld.

No se trata sólo de un problema de buen o mal trato. Por ejemplo las Convenciones de Ginebra establecen que un prisionero de guerra debe ser 'liberado y repatriado sin retraso' tras el cese de las hostilidades y tiene derecho a no volver a sus países de origen en el caso de que estimen que pueden ser objeto de algún tipo de represalia.

Tanta preocupación despierta el fondo del asunto como la forma, esto es, los alojamientos en los que son confinados los prisioneros a medida que aterrizan en la base militar después de un largo vuelo esposados, encapuchados y sedados. Los presos son introducidos en celdas de 1,8 por 2,4 metros con el suelo de cemento y el techo de metal pero escasa protección contra el frío y el viento. A los reclusos se les han facilitado mantas y alfombrillas para que puedan dormir y orar. Amnistía Internacional ha calificado las condiciones de traslado y detención como 'degradantes'.

A pesar de los recelos suscitados por la elección de Guantánamo como destino de los presos, una vez más los expertos consideran que está justificado el traslado. 'Según el tercer Convenio de Ginebra [firmado y ratificado por EE UU] los prisioneros pueden ser trasladados de un lugar a otro por motivos de seguridad', explicó el catedrático Romualdo Bermejo.

Ayer, el Gobierno británico salió en defensa de la Administración estadounidense por boca del primer ministro, Tony Blair. Según Blair, los prisioneros de Guantánamo pueden ducharse, hacer ejercicio físico y recibir tratamiento médico. Blair destacó que se facilita a quienes lo solicitan un ejemplar del Corán para que puedan orar. Sus palabras fueron corroboradas por el titular de Defensa Geoffrey Hoon, para quien no hay 'ninguna duda' de que EE UU se atendrá a los tratados internacionales.

Las condiciones de detención van a ser verificadas mañana in situ por una delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja, organización que en su documentación interna a la que ha tenido acceso este periódico señala que no quiere entrar en 'polémicas estériles sobre terminología legal' cuando precisamente se está produciendo un 'diálogo fructífero con los estadounidenses y el nuevo Gobierno afgano sobre cuestiones de detención y visitas a los prisioneros.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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