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Reportaje:

La CDU alemana gira a la derecha

El socialcristiano bávaro Edmund Stoiber será el rival del canciller Schröder en las elecciones del próximo 22 de septiembre

La presidenta de la Unión Cristianodemócrata alemana (CDU), Angela Merkel, anunció el viernes, oficialmente, su decisión de no presentarse a la carrera por la candidatura de su partido a la cancillería federal alemana en los próximos comicios en otoño. El canciller, el socialdemócrata Gerhard Schröder, ya tiene, por tanto, adversario en las elecciones que se celebrarán el próximo 22 de septiembre, casi exactamente cuatro años después de la arrolladora victoria del Partido Socialdemócrata (SPD) frente a una CDU quebrada por el agotamiento político de su entonces líder indiscutido, Helmut Kohl. Alemania vuelve al experimento bávaro de asalto al poder 22 años después de que se estrellara en el mismo el gran oso político que fue el legendario dirigente cristianosocial bávaro, Franz Josef Strauss.

Stoiber es un político sólido, popular en su dureza en inmigración y delincuencia
Angela Merkel ha sido durante dos años la cenicienta de la política alemana
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Edmund Stoiber, un político sólido, derechista, sin complejos de adaptación, con gran éxito en su política económica y popular en su dureza en cuestiones tales como la inmigración y delincuencia, va a ser definitivamente el hombre que se mida con un canciller que goza de popularidad, pero que tendrá que bregar contra los datos económicos adversos que se le echan encima de un tiempo a esta parte.

Stoiber puede ser un adversario más sañudo que Merkel, pero nadie está en disposición de asegurar que vaya a ser más peligroso para un canciller socialdemócrata con serios problemas económicos, que domina la escena política con maestría y puede ofrecer alternativas diversas de alianza, según le sea cómodo, pero ha visto cómo en pocos meses su posición se ha debilitado de forma alarmante. Schröder sigue siendo favorito a ocho meses de las elecciones, pero es también un hecho que el canciller federal sabe que tiene que aumentar urgentemente las expectativas para no tener que verse en septiembre con serias dificultades.

Angela Merkel, alemana oriental, pupila de Helmut Kohl en la CDU después de la reunificación, ha sufrido tiempos difíciles en los últimos dos años, tras ser nombrada presidenta de un partido que se había sumido en escándalos de corrupción, estrepitosa derrota electoral y desánimo generalizado. Pero los desprecios de la casta política democristiana en Alemania fueron precipitados al calificarla de débil y bisoña.

Como tantos partidos que habían gozado de mayorías amplias durante largos periodos de tiempo, la CDU / CSU estaba sumida en la ruina moral, política y conceptual cuando esta joven política surgida de los tiempos de resistencia a la dictadura comunista en Alemania Oriental asumió la tarea de la reconstrucción de una alternativa conservadora a la propuesta centrista-populista con ribetes socialdemócratas de Schröder.

Merkel ha sido durante estos dos años la cenicienta de la política alemana. Ha sido maltratada por casi todos los caudillos socialdemócratas en los länder, defenestrada sistemáticamente por quienes debieran haber sido sus copríncipes y colaboradores y puesta en cuestión por toda la prensa conservadora, muchas veces con saña. Merkel no es tan vulnerable ni pusilánime como muchos dicen y ella aparenta. Es dura y no tiene límites en su ambición. Y sabe que a sus 47 años tiene tiempo para esperar a que Stoiber pierda. O gane. Porque Stoiber está ante su última oportunidad, dicen la mayoría de los analistas. Y no es Konrad Adenauer, que fue elegido ya octogenario, sino que se antoja mucho más parecido en su destino político a otro bávaro con las mismas señas de identidad, Franz Josef Strauss, aquel genial Mefistófeles regional, que no pudo trasladar su apabullante popularidad en Baviera a toda la RFA.

Si el viejo bávaro actual, Stoiber, lograse derrotar a Schröder en septiembre, la joven Merkel podría vanagloriarse de que su infinita generosidad hizo posible la liquidación de un efímero periodo de Gobierno socialdemócrata tras aquellos 16 años de indiscutido poder de la derecha bajo su mentor. Si Stoiber pierde, la dirigente de la CDU se convertiría en la candidata natural para las elecciones siguientes. Fracasado el segundo intento de asalto bávaro a la capital alemana, habría sido quebrada la eterna sensación de que la CSU tiene a la CDU como rehén y se habría consumado la ruptura generacional y conceptual entre liberales y conservadores alemanes y el ruralismo nacionalista próspero y autoritario de Baviera.

Por eso, la renuncia a la candidatura de Angela Merkel hay que analizarla como lo que es, una retirada táctica que en nada afecta a sus ambiciones estratégicas de ser algún día la primera mujer en ocupar la cancillería de la Alemania reunificada en Berlín. Stoiber ha sido desde un principio el favorito de muchos de los barones de la CDU en los länder que gobierna. También del grupo parlamentario en el Bundestag. Según los sondeos, con Merkel de rival, el canciller actual podría sacarle a la CDU hasta 22 puntos en las próximas elecciones. Con Stoiber serían sólo el 14%. Derrota asegurada, dirían muchos. Pero la fluidez de la política alemana no permite demasiados pronósticos. Y los fluctuantes humores entre la ciudadanía alemana no dejan a nadie, ni siquiera a un partido supuestamente unido, frente a otro manifiestamente dividido, dar alguna ambición por consumada.

La renuncia al centro

La economía, la seguridad, la inmigración y el peligro que todas estas cuestiones generan en el ánimo público son hoy la mayor baza electoral de todos los partidos. Son muchos los que, desde el 11 de septiembre, están dispuestos a sacrificar restricciones cuando no libertades, por bien de su seguridad física. En Alemania, Stoiber puede fácilmente lanzar el mensaje de firmeza y contundencia ante el crimen y las prácticas de extranjeros en contra del orden constitucional y los principios de la cultura alemana -o bávara incluso- y será difícil contestarle desde posiciones como la del actual ministro del Interior, Otto Schilly, antiguo abogado defensor de los miembros del Ejército Rojo (RAF) y hoy firme defensor de medidas policiales y del control que muchos consideran no rozan, sino dinamitan, los límites constitucionales.

Todas las incógnitas alemanas en la actualidad son susceptibles de ser utilizadas como arma arrojadiza de la peor demagogia. Por eso, no es difícil empeorar el clima político. Pero en todo caso, el viernes, en Alemania, la CDU/CSU tomó una decisión que marcará su futuro. Merkel podría haber decidido el voto de más de dos millones de mujeres alemanas que aún no saben qué votarán. Merkel podría haber conquistado cientos de miles de votos de alemanes orientales que jamás votarán a un bávaro. Merkel habría tenido votos de centristas que no votarán a Stoiber. Pero nadie discute que en el primordial terreno de la economía Stoiber es más competente que Merkel. Economía y mano dura en el orden público y la inmigración han prevalecido sobre la propuesta de recuperación del centro. En septiembre se sabrá qué opción ha ganado.

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