Schröder utiliza las cifras del paro español para desacreditar a su rival democristiano
El canciller socialdemócrata mantiene el primer debate electoral con Edmund Stoiber
La campaña para las elecciones alemanas del 22 de septiembre se calienta cada vez más. El diario sensacionalista Bild am Sonntag publicó ayer la transcripción del primer duelo directo entre el canciller, Gerhard Schröder, y su contrincante conservador, Edmund Stoiber, en un encuentro de 90 minutos celebrado el jueves pasado. Sin demasiadas asperezas personales y con una especie de empate dialéctico como resultado, ambos líderes se enzarzaron en un debate sobre el principal tema: la política económica y laboral. Schröder utilizó las cifras del paro en España para desacreditar a Stoiber.
El careo, que fue moderado por los directores de Bild y Bild am Sonntag, este último émulo dominical del poderosísimo rotativo amarillista con más de 10 millones de lectores, es toda una innovación para la política alemana, en la que hasta ahora se evitaban los enfrentamientos cara a cara en la campaña. Al mismo tiempo, este debate -en el que ambos políticos contaron apenas con 60 segundos para cada una de sus intervenciones y cuya segunda entrega se publica hoy- representa para ambos políticos una especie de calentamiento con miras a dos debates televisivos, previstos para el 25 de agosto y el 8 de septiembre. A falta de 77 días hasta las elecciones, los conservadores de la Unión Cristiana Democrática (CDU) y la hermanada Unión Social Cristiana (CSU), liderada por Stoiber, siguen manteniendo una cómoda ventaja sobre el SPD en los sondeos.
En el inicio de la discusión, los moderadores recordaron las mutuas descalificaciones ya pronunciadas en lo que va de campaña. ¿Por qué Schröder caracteriza a Stoiber como empollón, mientras el conservador acusa de fantasma al canciller? Ambos políticos prefirieron matizar sus declaraciones. 'No recuerdo haberlo dicho, aunque veo indicios de que sea cierto', señaló Schröder, antes de que Stoiber afirmara no hablar 'regularmente' de esta manera. Acto seguido, y con argumentos ya muy escuchados en Alemania, se entró a fondo en cuestiones económicas.
La lucha contra el paro, la gran asignatura pendiente de la gestión del Gobierno rojiverde, fue antes que nada. 'Constato que el canciller no ha cumplido su principal y gran promesa: reducir el número de desempleados a una media anual de 3,5 millones de personas', arremetió Stoiber. Esta cifra, hoy por hoy, ronda los 3,9 millones, apenas 100.000 menos que hace cuatro años. 'Somos el vagón de cola en Europa en lo que se refiere a la reducción del desempleo', concluyó. 'Tengo que aclarar una cosa', contraatacó el canciller, desde siempre muy hábil a la hora de discutir, 'el paro en España es significativamente mayor al de Alemania. Lo mismo vale para Francia. Es decir: en el caso de los grandes países europeos con los que competimos, no tiene en la cabeza las cifras correctas, señor Stoiber'.
Un golpe bajo éste. Mientras Stoiber intentaba explicarse, el canciller siguió tirando por la misma línea: 'En España, el paro se sitúa entre el 11% y el 12%, y también en Francia está un punto por encima del alemán. Por ello, su afirmación es incorrecta'.
Llegado a este punto, Stoiber pudo volver a tomar la palabra para dejar claro que él no había hablado de los números absolutos del paro, sino de su 'reducción'. Para el político conservador, es aquí donde ha fracasado el Gobierno rojiverde, que con varias reformas laborales ha aumentado la regulación del mercado laboral.
Socialdemócrata, al fin y al cabo, Schröder defendió estas medidas, atacó a Stoiber por promesas electorales a su juicio imposibles de financiar (como la reducción del tipo máximo del IRPF por debajo del 40%) y alcanzó a polemizar que la 'economía alemana es suficientemente estable en los mercados del mundo como para sobrevivir incluso al señor Stoiber'.
Y así siguieron hablando, con el canciller siempre punzante, aunque poco escrupuloso, y un contrincante conservador que a veces pareciera perder los estribos a la hora de enfrentarse con la peculiar mezcla de complacencia y mala leche de su rival.
Schröder cree que podrá eclipsar a Stoiber en los debates televisivos. Según los sondeos, de hecho, es más popular que el primer ministro bávaro. Este capital personal podría ser importante el 22 de septiembre: 'Quien quiera que yo siga siendo canciller -hay un considerable número de personas en Alemania que piensan así, lo que me alegra- a la hora de la verdad tendrá que votar por el Partido Socialdemócrata Alemán', sentenció el canciller, como siempre muy confiado.
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