Agricultura inicia un año marcado por la escasez de recursos para el campo

El Ministerio de Agricultura ha iniciado un nuevo ejercicio dominado por la escasez de recursos para hacer frente a los proyectos para el desarrollo de una nueva política agraria planteada por su titular, Miguel Arias Cañete. El departamento vació el último año sus reservas y las cajas de que disponía en algunas empresas públicas como Mercasa o Cetarsa y no tiene fondos para ejecutar y complementar algunas de las medidas planteadas por Bruselas, salvo una pequeña partida para cofinanciar las futuras ayudas a los frutos secos.

Este ajuste duro de las cuentas de Agricultura se intepreta en medios del sector como un posible paso para ir restando poder a este departamento con vistas a su eliminación. Para Fernando Moraleda, responsable de Unión de Pequeños Agricultores (UPA), es inaceptable que el ministerio no disponga de los recursos necesarios para avanzar en el proceso para lograr un sector agrario competitivo en el mercado libre y sin fronteras que se avecina.

Los socialistas han acusado al Gobierno de marginar al sector agrario en los presupuestos para este ejercicio. La cuantía del presupuesto será de 7.671 millones de euros, frente a los 7.681 millones de euros del año anterior.

A diferencia de lo que sucede en otros países comunitarios como Francia, donde los sectores agrario y agroalimentario se consideran ejes de su economía rural, el Gobierno español se apunta al enterramiento del campo, señala el portavoz de agricultura de los socialistas, Jesús Cuadrado. En fuentes oficiales se admite que Agricultura va corto de presupuesto y se confía en que no se produzcan situaciones excepcionales.

Para Jesús Cuadrado es lamentable que cuestiones como calidad y seguridad alimentaria, agricultura medioambiental, agricultura ecológica o desarrollo rural se hallen marginadas en la distribución de recursos. En opinión de los socialistas, con estos presupuestos no se apuesta por actuaciones de mercado ni por medidas que hagan sostenible el territorio.

Entre otras cuestiones, se critica el descenso del 24% en la dotación para el desarrollo el primer año del Plan Nacional de Regadíos al bajar las disponibilidades financieras de 240 a 180 millones de euros (de 39.829 a 30.087 millones de pesetas). En medios oficiales no se niega ese ajuste, pero se estima que se trata de una cifra insuficiente. El PSOE denucia la retirada de fondos destinados a los regadíos para atender los problemas provocados por la crisis de las vacas locas.

Para el desarrollo rural se mantiene congelado el presupuesto con unos 285 millones de euros (47.500 millones de pesetas). En opinión de los socialistas, es grave que el Gobierno esté renunciando a esta medida salvo en campañas electorales como la gallega, cuando debería ser una actividad clave para sostener y dinamizar el medio rural.

Los socialistas acusan a los populares de no apostar tampoco por una política de mercados para dar más valor a las producciones ante el abandono por parte de la Unión Europea de las políticas de compras en intervención (sustituyéndolas por el libre juego de la oferta y la demanda).