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El hombre que alertó sobre el desastre

El nuevo ministro de Economía, Remes Lenicov, fue de los primeros en advertir a Menem y Cavallo que debían corregir el modelo

Pocas personas llegaron antes a un ministerio clave, como el de Economía, con tanto consenso como Jorge Remes Lenicov, de 53 años. Su perfil resuelve en principio la contradicción que afectó al cargo desde que la dictadura militar encabezada por Videla ocupó todos los puestos con sanguinarios generales que hicieron el trabajo sucio de secuestrar, torturar, asesinar y desaparecer opositores, mientras reservaba el puesto clave a un civil, José Alfredo Martínez de Hoz, un extremista liberal que representaba los intereses de la oligarquía terrateniente y era abogado de grupos extranjeros.

Remes, así, a secas, como le llaman en el partido, es el primer ministro desde entonces que fue antes militante político y se especializó luego en los asuntos económicos. Sus colaboradores y amigos dicen por eso que 'piensa con otra cabeza' y decide 'desde otro lado'. Para valorar la importancia de su designación hay que situarla en un contexto histórico.

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Los gobiernos democráticos que sucedieron a la dictadura, a partir de 1983, también entregaron el Ministerio de Economía a expertos representantes de fundaciones de estudios, más o menos ortodoxas, sostenidas por empresas o grupos económicos que fracasaban y se reemplazaban unos a otros. Así, Domingo Cavallo, presidente del banco central durante la dictadura, fue finalmente ministro de Economía en el primer Gobierno del peronista Carlos Menem. El llamado 'padre de la convertibilidad', por la ley que impuso la paridad uno a uno del peso con el dólar, se convirtió en el primer superministro. La acción política se remitió a las decisiones económicas hasta tal punto que, hace menos de un año, cuando el pasado marzo Cavallo regresó como salvador del Gobierno que encabezaba Fernando de la Rúa, el líder radical Raúl Alfonsín se refirió a él en público, en un acto fallido histórico, como 'el presidente Cavallo'.

La catástrofe económica, tras cuatro años de recesión continuada, arrastró a Cavallo y a todos los que ya se ofrecían para sucederlo. En cuanto se disipó el polvo del derrumbe sucesivo de gobiernos provisionales que dejó ver a Eduardo Duhalde, ya todos sabían que el ministro sería Remes, 'un hombre leal, honesto, capaz, para nada cerrado en sus ideas, que tiene buen diálogo con todos'. Y allí está ahora, serio, preocupado, removiendo los escombros a ver si algo ha quedado en pie.

Se encuentra con menos reservas de las esperadas, unos 13.000 millones de dólares, facturas impagadas por 5.000 millones y sólo 5.000 millones de dólares en la caja. Pero no se resigna. Jorge Remes Lenicov es antes que nada un político con 30 años de militancia en el peronismo, un luchador de base. No hizo sus estudios universitarios para aprender a administrar y ganar dinero en la actividad privada. Remes es de los que piensan que 'la economía debe estar al servicio de los ciudadanos y de la transformación del país'.

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En 1989, dos años después de que Antonio Cafiero recuperara para el peronismo la provincia de Buenos Aires, le designaron ministro. Eduardo Duhalde, sucesor de Cafiero, le mantuvo en el cargo. Completó así Remes ocho años y cinco meses. Un caso único en Argentina. Se presentó a diputado en 1997 y desde entonces es legislador. No tiene mayor responsabilidad en la bancarrota posterior de la provincia. Fue de los primeros en advertir a Menem y Cavallo que debían 'corregir' el modelo. Ahora recorre las ruinas que le dejaron y está obligado a tomar medidas que pudieron haberse evitado con decisiones a tiempo y oportunas, si alguien le hubiera escuchado. Pero no se queja ni acusa, no es de esos.

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