"Podría haber acabado mi trabajo en España"
Bernat Soria abandonará el país ante la cerrazón del PP sobre las células embrionarias
Bernat Soria, el científico que lleva la delantera mundial en el uso de células madre embrionarias para tratar la diabetes de tipo I, dejará España dentro de unos meses. Tres laboratorios de élite (dos en EE UU y uno en Israel) y una empresa biotecnológica de California han reproducido ya parte de sus resultados y le están pisando los talones. Soria dispone en España de la tecnología y la financiación necesarias para sus investigaciones, pero se ha topado con la negativa del Gobierno a permitir el uso de células madre de embriones humanos con objetivos médicos.
Las células madre se obtienen de embriones humanos de pocos días, pueden cultivarse indefinidamente en el laboratorio y, después, convertirse en cualquier tipo de tejido adulto. En febrero de 2000, Bernat Soria fue el primer científico del mundo en lograr la conversión de las células madre del ratón en las llamadas células beta, que son las que producen insulina en el páncreas. Con esas células, logró curar a los ratones la diabetes de tipo I, provocada precisamente por la muerte de las células beta.
Soria, director del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández (Elche), empezó inmediatamente a estudiar la forma de trasladar la técnica al ser humano, en el que la diabetes de tipo I se debe exactamente a la misma causa que en el ratón. Antes del último verano ya había logrado convertir las células madre humanas en células beta de páncreas productoras de insulina. En julio, sus experimentos llegaron a oídos del Gobierno. Y lo que hasta entonces había ido como una seda se transformó en una carrera de obstáculos.
El Gobierno español y el Partido Popular se alinean en este asunto con los sectores más religiosos y ultraconservadores de la sociedad norteamericana, que consideran que un embrión de cinco días -poco más que una pelota de células indiferenciadas- es ya un ser humano, y por lo tanto no puede destruirse para obtener células madre. Esta postura se enfrenta a la inmensa mayoría de la comunidad científica internacional, que ve en las células madre una enorme promesa para tratar el Parkinson, la diabetes, el Alzheimer y muchas otras enfermedades actualmente incurables.
Presiones de Sanidad
Soria explicaba ayer: 'Cuando los experimentos trascendieron en julio, el Ministerio de Sanidad nos abrió un expediente informativo y empezó a hacernos llamadas -no sé si calificarlas de intimidatorias- a mí, al rector de la Universidad Miguel Hernández y al vicerrector de investigación. Rubén Moreno [secretario general de Gestión y Cooperación Sanitaria, o número dos del Ministerio de Sanidad] llegó a decirme que trabajar con células madre embrionarias era 'una infracción grave'. Cualquier funcionario sabe lo que eso significa: la separación del servicio'.
La ley española de Reproducción Asistida, promulgada en 1988 (diez años antes de que se lograra aislar células madre embrionarias) impide el uso de embriones humanos para investigación, pero no que un científico pueda trabajar con cultivos de células madre ya establecidos. 'Bastaría que el Gobierno hiciera una interpretación permisiva de la ley, pero eligió la más restrictiva posible', dice Soria. 'El Gobierno antepone sus creencias, o las de los obispos, al sufrimiento de los dos millones de diabéticos que hay en el país'.
El área de investigación de Soria es una de las más competitivas del mundo y, aunque todavía les lleva la delantera a sus perseguidores y tiene parte de la técnica protegida por una patente, el científico ha decidido irse a otro país para poder trabajar sin obstáculos gubernamentales.
'Hace más de un año que tengo varias propuestas de colaboración en otros países. La que tengo ahora encima de la mesa, casi cerrada, es para incorporarme a un grupo extranjero como profesor visitante, durante un plazo de varios años. Ya tengo allí un posdoc [investigador posdoctoral], y mi proyecto cuenta con financiación y con el apoyo de un premio Nobel. Los problemas que faltan por resolver son de índole familiar'.
Bernat Soria concluye: 'Me hubiera gustado acabar esta investigación en España. En el Instituto de Bioingeniería tenemos la tecnología necesaria y el know how, y una financiación, sobre todo internacional, más que suficiente. Pero qué le vamos a hacer, habrá que irse'.
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