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La noche del terror en Buenos Aires

Manifestantes encapuchados, perseguidos por la policía, incendiaban y destrozaban todo lo que encontraban a su paso

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En los párpados pesados, en la bolsa de los ojos, en la fatiga del cuerpo, en el ánimo apesadumbrado se advertía el cansancio que produjo la vigilia en la mayoría de los ciudadanos. A 30 metros del obelisco, el centro turístico de la capital, el dueño de un comercio de fotografía durmió en el local y electrificó la cortina metálica por temor al saqueo: "Eran todos delincuentes, no la gente que vino la noche anterior con las cacerolas. Yo vi cómo incendiaban las camionetas del correo Oca y el McDonalds, decidí encerrarme y le puse 220 voltios a la cortina. En ese momentos llamamos al 101 y la policía nos dijo 'mantengan la calma'. Llamamos a los bomberos y dijeron 'estamos saturados'. ¿Qué podemos hacer?".

Un argentino lanza sillas en medio del tumulto, anoche en Buenos Aires.
Un argentino lanza sillas en medio del tumulto, anoche en Buenos Aires.REUTERS
Un policía de paisano pasa delante de unas tiendas quemadas en el centro de Buenos Aires durante la noche del jueves.
Un policía de paisano pasa delante de unas tiendas quemadas en el centro de Buenos Aires durante la noche del jueves.AFP

Parte de guerra y muertos

En un hospital público moría ayer por la tarde uno de los cientos de heridos y ya sumaban seis las víctimas fatales de la batalla del jueves en la capital federal. Eran 27 los muertos en todo el país. Las historias de algunos de ellos revelan la magnitud de la tragedia. Graciela Acosta, de 35 años, viuda, con siete hijos, sobrevivía con una pensión de 140 dólares (26.000 pesetyas), la mataron durante el asalto a un supermercado. Eloísa Paniagua, de 11 años, escapaba con un paquete de alimentos cuando recibió en la cabeza un balazo disparado por la policía. Liu Yan Qung, de 26 años, se asustó cuando vio llegar a la multitud que iba a saquear su pequeño mercado, sacó un arma y mató de un balazo a Diego Ávila, de 24 años. Claudio Lepretti, de 35 años, se había subido a una azotea para ver qué pasaba, la policía le mató de un disparo en la garganta. La jueza federal María Romilda Servini de Cubría imputó al ex presidente Fernando de la Rúa de homicidio, tras la violenta represión policial del pasado jueves, y le prohibió la salida del país mientras se aclara el proceso. El jefe de la policía y el ex secretario de Seguridad Interior fueron llamados a declarar en la madrugada del viernes. Según sus testimonios, fue el ex presidente De la Rúa quien dio la orden de 'utilizar la fuerza necesaria para restablecer el orden' en el marco del decreto que impuso el estado de sitio.

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