El FMI rechaza responsabilidades en la crisis argentina
El Fondo Monetario Internacional (FMI) rechazó ayer toda responsabilidad en la crisis argentina. 'El programa económico argentino fue diseñado por el Gobierno de Argentina y el objetivo de acabar con el déficit fiscal fue aprobado por el Congreso de Argentina', declaró Thomas Dawson, director de relaciones externas de la institución. El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, se declaró, por su parte, 'preocupado' por la situación y deseoso de que Argentina siguiera 'trabajando con el FMI para recuperar un crecimiento económico sostenible'.
El FMI tenía previsto entregar este mes 1.264 millones de dólares (unos 220.000 millones de pesetas) al Gobierno de Buenos Aires, dentro de un paquete de ayudas financieras destinado a salvar a Argentina de la suspensión de pagos. El desembolso fue bloqueado, sin embargo, porque el Fondo consideró que el Gobierno de Fernando de la Rúa había incumplido sus compromisos al no conseguir cuadrar el presupuesto. 'Los 1.264 millones de dólares eran una cantidad muy pequeña dentro del problema general, y el hecho de haberlos concedido no habría cambiado la situación', dijo Dawson.
El ex ministro de Economía argentino, Domingo Cavallo, viajó a Washington el pasado 6 de diciembre, en un intento desesperado por conseguir el tramo de crédito que el FMI mantenía retenido, pero regresó con las manos vacías tras dos días de conversaciones en los que Anne Krueger, subdirectora de la institución multilateral, insistió en que sólo una devaluación del peso y un ajuste durísimo podrían evitar el colapso de la tercera economía latinoamericana.
Conversaciones interrumpidas
Thomas Dawson indicó ayer que las conversaciones con Argentina permanecerían interrumpidas hasta que se nombrara al sucesor de Cavallo. 'Necesitamos nuevos interlocutores', declaró. El directorio ejecutivo del FMI no celebrará ninguna reunión ordinaria hasta enero, pero, pese a las vacaciones navideñas, una parte significativa de sus miembros permanecerá disponible, según Dawson, por si es necesaria 'una reunión informal'.
La Casa Blanca expresó 'preocupación' por el estallido social, pero George W. Bush no hizo ninguna declaración directa. Fue el portavoz presidencial, Ari Fleischer, quien manifestó que Bush estaba 'preocupado por los acontecimientos' y seguía 'muy de cerca' la evolución de la crisis. Fleischer añadió que el presidente de Estados Unidos consideraba a Argentina 'un país amigo y un aliado valioso'.
El secretario del Tesoro, Paul O'Neill, expresó, a su vez, su voluntad de 'cooperar en lo que fuera posible' para que la crisis se superara; O'Neill ha manifestado en varias ocasiones, sin embargo, su oposición a conceder nuevos préstamos a Argentina, directos o a través del FMI, hasta que el Gobierno de Buenos Aires presente un plan económico 'viable'.
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