El público alemán se rinde ante la comedia 'Berlin is in Germany'
El filme se estrenará en España en abril.
Noche tras noche, largas colas de espectadores se forman delante del cine International, en plena avenida Carlos Marx, en el antiguo Berlín este. Como no sucedía desde Corre, Lola, corre, el público y la crítica se han enamorado por igual de una pequeña y lacónica película que relata el absurdo de la división alemana a través de la salida de la cárcel y el regreso a la ya reunificada capital alemana de un hombre condenado por homicidio unos meses antes de que cayera el muro. 'Berlin is in Germany es un filme sobre el cambio', dice su director, Hannes Stöhr, en un impecable español aprendido en Colombia, México y Galicia.
El éxito de la película, que pese a ser un trabajo de fin de curso para una escuela de cine costó 153 millones de pesetas, se auguraba ya desde el pasado Festival de Cine de Berlín, donde obtuvo el premio del público. Después fue bien recibida en un extenso circuito de muestras internacionales que llevó a Stöhr de Moscú a Hong Kong, de São Paulo a Jerusalén y de Los Ángeles a Valencia (donde, en junio, se hizo con una Luna de Plata).
El filme relata la visión de un ex presidiario de la Alemania unida
Estrenada en Alemania hace seis semanas, con muy pocas co-pias, ha superado ya los 100.000 espectadores. Hay quienes presa-gian que durará hasta verano en cartelera. 'Hemos sobrevivido a Harry Potter', se alegra Stöhr, de 31 años. En España, el estreno está previsto para abril.
La historia de Berlin is in Germany es simple y repite un argu-mento ya ensayado en Dove é la libertá, de Roberto Rossellini (1953): el protagonista, Martin Schulz, encarcelado en 1989, regresa 11 años después a una ciudad que la reunificación alemana ha cambiado completamente y que él sólo conocía a través de la televisión. 'Me interesaba esta mirada inocente', explica Stöhr.
Schulz se encuentra con su mujer (unida sentimentalmente a un alemán del oeste), su hijo (un niño desconocido para él, que en sus clases de inglés ha aprendido a escribir el 'Berlin is in Germany' que da título a la película), un amigo de toda la vida (a punto de suicidarse por no encontrar trabajo desde que cayera el muro) y un antiguo compañero de celda (Victor, europeo del Este, dispuesto a dar una mano a Schulz con un negocio non sancto).
De aquí hubiera podido salir un drama que, de hecho, reflejaría fielmente el destino de los más de 20 presos y ex presidiarios entrevistados en la preparación de un rodaje. A casi todos ellos, el quedarse fuera de la historia acabó por destrozarlos.
Pero, extraño en un cineasta alemán, Stöhr optó por una mirada tierna y cómica. 'Siempre tiene que haber un referente de la realidad, pero nunca perdí la sensación del absurdo. He querido contar un cuento, no un bodrio. Hay que hacer películas para el público', sostiene alguien que no en vano admira a los cineastas británicos Ken Loach y Mike Leigh.
Así, en Berlin is in Germany son los pequeños detalles los que cuentan: las dificultades que tiene Schulz para manejar una de las nuevas máquinas expendedoras de billetes de metro, la manera de mirar a través de las ventanas del tranvía una ciudad en obras, o su rabia por tener que memorizar un sinfín de nuevos nombres de calles para obtener un permiso de conducción de taxi: las antiguas denominaciones, las de los homenajeados del socialismo, han sido borradas para no dejar rastro de los tiempos pasados.
Stöhr es un tipo que va con los ojos abiertos por el mundo, lo que le ha permitido captar con sensibilidad los entresijos de una ciudad que precisamente en estos días discute si los ex comunistas pueden volver a participar en la Administración local. Su protagonista, Jörg Schüttauf, fue un conocido actor de la República Democrática Alemana (RDA). 'Todos pensaron que también yo vengo del Este', cuenta su director. Todo lo contrario: Stöhr nació en el corazón de la pudiente Alemania occidental, en Baden-Wurtemberg, y tan sólo llegó a Berlín en 1995, donde se fue a vivir, eso sí, al antiguo barrio bohemio del este, Prenzlauer Berg.
Babelia
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