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LA CRISIS ARGENTINA

Argentina trata de evitar la suspensión de pagos tras negarse el FMI a aportar más dinero

El ministro Cavallo declara que el país se encuentra 'en virtual convocatoria de acreedores'

La prolongada crisis argentina pareció tocar fondo ayer, tras saberse que el Fondo Monetario Internacional (FMI) se ha negado a aportar 1.200 millones de dólares que el país necesita para hacer frente al pago de intereses de la deuda pública en diciembre. El ministro de Economía, Domingo Cavallo, reconoció la gravedad de la situación al declarar: 'Estamos negociando en el marco de una virtual convocatoria de acreedores', en referencia a los organismos internacionales, principales acreedores de Argentina. Una abierta suspensión de pagos o un agravamiento de la crisis amenaza con repercutir en otros países de la zona y en España, que cuenta con empresas y grandes bancos que han invertido en Argentina.

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Cavallo hizo un llamamiento a la tranquilidad de los ciudadanos y dijo que 'Argentina pagará con lo que tiene'. Al establecer las prioridades de pago, el ministro admitió de forma implícita que los recursos del país no son suficientes para enfrentar todos los compromisos: 'Primero cobrarán los jubilados; luego, los empleados públicos; cubriremos los planes y las prestaciones sociales y recién entonces pagaremos a los tenedores de bonos que tengan garantías en Argentina'.

Presión sobre los inversores

Cavallo había recomendado el miércoles a los inversores que acudieran al canje de los títulos de la deuda pública por nuevos bonos a tasas de interés reducidas al 7% como máximo, pero con mejores garantías. La declaración de ayer añade presión a los inversores para que acepten el canje, so pena de arriesgarse a no cobrar. 'Los próximos 90 días', advirtió Cavallo, 'van a ser complicados porque habrá conflictos de intereses' entre los tenedores de títulos argentinos y el Gobierno, que busca reestructurar la deuda.

El FMI explicó su decisión de no aportar el dinero (parte de un amplio paquete de blindaje financiero anterior) porque Argentina está incumpliendo su compromiso de déficit fiscal pactado para este año. La suspensión de los envíos del FMI hace caer también la asistencia en préstamos del Banco Mundial y del Gobierno español, comprometidos a fines del pasado año cuando se selló el llamado blindaje financiero.

El Gobierno intentaba ayer desesperadamente tender un puente colgante sobre el abismo que le separa de su propio partido y de la oposición. Las sucesivas reuniones de urgencia, no previstas en la agenda del día, y las conversaciones del jefe del gabinete, Christian Colombo, con los gobernadores y los jefes de grupo parlamentario peronista que controlan 14 de las 23 provincias argentinas y ambas cámaras del Congreso, desataron una nueva ola de rumores y versiones que eran desmentidas una y otra vez por los portavoces de los funcionarios: 'Se ratifica la convertibilidad, no hay devaluación, no hay dolarización, no hay cambios en el Gabinete, no se va el ministro de Economía, el presidente sigue en su puesto'. Pero el ambiente en la Casa Rosada, la sede del Gobierno, recordaba al de los días en que se esperan decisiones importantes. Para agravar las cosas, la Confederación General del Trabajo (CGT) convocó una huelga general para el próximo jueves para dar comienzo a su 'plan de lucha'.

El jefe de gabinete, enfrentado al ministro Cavallo, trataba de reflotar la anunciada 'concertación' de políticas de Estado que el presidente Fernando de la Rúa propone como un 'pacto de unión nacional'. La llamada mesa de la concertación demoró su primera reunión porque los representantes de los empresarios y los sindicatos no llegaron a un acuerdo ni siquiera sobre la agenda del debate. La intempestiva restricción que el pasado fin de semana el Gobierno impuso por decreto para retirar fondos de los bancos y evitar la fuga de depósitos parecía postergar definitivamente cualquier acercamiento entre las partes.

Ciudadanos argentinos, ayer, haciendo cola ante una sucursal bancaria en Buenos Aires.
Ciudadanos argentinos, ayer, haciendo cola ante una sucursal bancaria en Buenos Aires.REUTERS

'Lo que sea, pero que suceda ya'

Más de cuarenta mil taxis circularon estos días, lentamente, casi siempre vacíos, por las calles de Buenos Aires. Uno de los conductores dijo ayer a este periódico: 'No aguanto más, no puedo más; que sea lo que sea, pero que suceda ya'. Los taxistas, los vendedores de periódicos, los quiosqueros, los lustrabotas, los buscas que ofrecen mercaderías de origen chino en los bares y los pequeños comercios de los barrios que sólo venden y cobran en efectivo fueron los que más sintieron el formidable frenazo a la circulación de dinero que el Gobierno impuso por decreto el pasado fin de semana para evitar la fuga masiva de depósitos de los bancos. Los telediarios recogían las voces indignadas de los ciudadanos que hacían colas de hasta dos y tres horas en las sucursales, obligados como están ahora a bancarizar su vida cotidiana para obtener el salvoconducto de una tarjeta de crédito o débito. Entre las caras volvió a verse, después de casi diez años sin aparecer en público, la de la mítica cantante de tangos Tita Merello, que aún vive y resiste refugiada en una clínica cardiovascular donde le hicieron el favor de hospedarla. Era ella, sí. Fue verla y recordar cuando se convirtió en figura muy popular a comienzos de los años treinta. Entonces estrenó el tango ¿Dónde hay un mango? (peso). Decía la letra: '¿Dónde hay un mango, viejo Gómez? / Los han limpiao con piedra pómez. / Dónde hay un mango que yo lo he buscao / con lupa y linterna y no lo he encontrao'. Poco después, en 1932, el poeta Celedonio Flores escribía el tango Pan, en el que justificaba a un hombre condenado por robar para dar de comer a sus hijos: '¿Trabajar? / ¿Adónde? Extender la mano pidiendo al que pasa limosna, / ¿por qué?'.

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