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Todo comenzó con un ratón

La historia se cuenta a través de los buenos, los malos, los secundarios que superaron a los protagonistas y una odiosa adorable

La historia de los personajes Disney se cuenta a través de los buenos, malos, inocentes, odiosos o crueles secundarios que en algunos casos superaron a los protagonistas.

- Mickey Mouse. Se iba a llamar Mortimer, pero a la esposa de Walt Disney, Lliane, no le gustó el nombre y le pusieron Mickey, Mickey Mouse, alguien a quien el propio Disney declaró que amaba más que a ninguna otra mujer en el mundo. Sin embargo, la semilla del imperio Disney nació del lápiz de su amigo y también autodidacto Ub Iwerks, creador de este ratón algo retorcidillo en sus orígenes, con el cortometraje Steamboat Willie (1928), una maldad que se fue dulcificando a medida que se convirtió en la imagen de marca de un estudio dedicado al cine familiar por excelencia. Los años han convertido a Mickey en el personaje más longevo del mundo de los dibujos animados, más famoso que estrellas de carne y hueso, a pesar de que nunca protagonizó su propio largometraje, con su rostro impreso hasta en la sopa, aun cuando su primera aparición en la pantalla hizo que Disney hipotecara hasta la camisa. Como dijo su maestro, 'Mickey es alguien tan simple y sin complicaciones que no puedes evitar quererlo'.

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- Mudito. La protagonista de Blancanieves y los siete enanitos (1937) será la princesa que da título al primer largometraje de animación, pero es Mudito, el más inocentón y silencioso de los siete enanos, el que se lleva el recuerdo de todos. No hablaba, probablemente porque en el estudio no encontraron una voz adecuada, pero su humor nunca necesitó de palabras. Una vez más, Disney lo empeñó todo por esta hora y media de animación que en Hollywood se apodó 'la locura de Disney', en especial cuando llegó al millón y medio de dólares de presupuesto, cifra nunca invertida con anterioridad. El resultado fue un estreno de proporciones descomunales para la industria de un clásico que aún vive, a juzgar por el éxito de su reciente edición en DVD, además de un merecido Oscar especial o, mejor dicho, ocho, uno grande para la princesa y siete pequeñitos para los enanitos en el mismo pedestal.

- La madre de Bambi. Bambi se ha convertido en un rito hacia la madurez como el descubrimiento de que los Reyes Magos no son quienes te crees que son. Un simple disparo fuera de cámara, un silencio y la angustia del cervatillo abandonado son suficientes para dejar grabado en la mente para siempre el significado de la muerte. La calidad de Bambi (1942) está en su animación, que hace de estos animales seres tan reales como los de cualquier otro bosque.

- La Cenicienta. De todas las películas Disney, La Cenicienta (1950) fue la única que trajo serias desavenencias entre Walt y su hermano Roy, padre del actual vicepresidente de los estudios. Metidos en una seria crisis económica tras la II Guerra Mundial, Walt prefería seguir arriesgando en lugar de dedicar su tiempo a otra princesa que consideraba demasiado cercana a Blancanieves. Roy prefería apostar por lo seguro y darle a la audiencia lo que quería. Junto al zapato de cristal de Cenicienta, los estudios encontraron una nueva vida y Walt tuvo que recular aceptando que la transformación en princesa para ir al baile era una de sus animaciones preferidas.

- Cruella de Vil. Nadie como la Cruella de 101 dálmatas (1961) para personificar a los malos más malos de película, nacida como tantos otros villanos de Disney del lápiz de Marc Davis, uno de los animadores conocidos como los nueve viejecitos (nine old men) que envejecieron juntos desde Blancanieves creando este universo animado. Basada en su idea de mezcla de Bette Davis, Rosalind Russell y Tallulah Bankhead, su éxito fue de algún modo un fracaso. 'Lo que en realidad quería hacer es alguien odioso, que no te gustara', confesó el animador en una ocasión. El público la consideró adorablemente odiosa.

- Baloo. No iba a ser más que un personaje secundario en la adaptación de El libro de la selva (1967) a la pantalla, pero, gracias al trabajo de Ollie Johnston, otro de los nueve viejecitos, este oso bonachón y desenfadado se robó la película enseñándole al cachorro humano Mowgli lo que significa la palabra amistad y comenzando la tradición de las muertes Disney en las que el personaje no está realmente muerto.

Blancanieves, entre los animales del bosque.
Blancanieves, entre los animales del bosque.WALT DISNEY COMPANY

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