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La pobreza de Perú derrumba la popularidad del presidente Toledo

Sólo un 32% le apoya tres meses después de su toma de posesión

En poco más de tres meses en el poder, la popularidad del presidente peruano, Alejandro Toledo, ha descendido de manera alarmante. El 60% de ciudadanos que en agosto expresaban su apoyo al mandatario ha quedado reducido al 32% de los consultados en las recientes encuestas. Los pobres de Lima son los más descontentos, según los datos que maneja la empresa de estudios de opinión Apoyo.

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Nada sorprendente en un país con niveles de pobreza impresionantes, donde todos los candidatos de las pasadas elecciones, con Toledo a la cabeza, prometieron resultados inmediatos. Precisamente las promesas incumplidas (24%) y la falta de trabajo (22%) son las principales razones de la decepción de los peruanos con su presidente.

La pérdida de popularidad de Toledo afecta también al Poder Judicial y al Congreso, dos instituciones que quedaron totalmente desacreditadas por la corrupción y el autoritarismo del régimen de Alberto Fujimori y su asesor Vladimiro Montesinos. Una vez más, la legitimidad del Estado en su conjunto está en peligro. Alberto Adrianzén, principal asesor del ex presidente Valentín Paniagua, que pilotó la transición después de la caída del fujimorismo, sostiene que un fracaso de Toledo tendría consecuencias funestas, porque la sociedad peruana no está libre de que aparezca de nuevo un outsider con pretensiones de salvapatrias.

Paradójicamente, el primer Congreso plenamente democrático desde el golpe de palacio de Fujimori en abril de 1992 está convirtiéndose en una fuente de conflictos en los primeros compases del Gobierno de Alejandro Toledo. Proliferan las comisiones parlamentarias de investigación en un afán de fiscalizar el pasado, pero no se avanza en la aprobación de leyes urgentes para reactivar la economía. Junto a ello, la actuación errática de muchos congresistas provoca parálisis y pone en evidencia la falta de sintonía entre el Legislativo y el Ejecutivo.

Comenzaron los problemas cuando el Congreso planteó la revisión de ciertas cláusulas de los contratos de privatización, en el terreno tributario, lo que sembró la alarma en los consejos de administración de importantes empresas. El Gobierno reaccionó a través del ministro de Economía y Finanzas, Pedro Pablo Kuczynski, que advirtió de que el respeto de los contratos firmados por el Estado es esencial para avanzar en el proceso de privatización y atraer nuevas inversiones. Kuczynski amenazó con dimitir junto a otros ministros. El presidente Toledo ha reiterado estos últimos días ante los reyes de España el compromiso de Perú de garantizar la estabilidad jurídica para la inversión extranjera.

Gestos como aceptar el aumento de sueldo presidencial a 18.000 dólares mensuales (más de tres millones de pesetas, lo que nunca ganó un primer mandatario peruano) o el nombramiento de familiares del jefe del Estado en cargos oficiales han contribuido a deteriorar la imagen de Toledo cuando lleva escaso tiempo en el poder. El equipo ministerial representa ciertamente distintas posiciones políticas, en sintonía con lo que Toledo definió en sus orígenes como un Gobierno de 'todas las sangres'. Hombres como Kuczynski, el primer ministro, Roberto Dañino, o el presidente del Banco Central, Richard Webb, se sitúan en una órbita mucho más cercana a Wall Street que de los ministros de Exteriores, Diego García Sayán, o de Educación, Nicolás Lynch, de raíces claramente izquierdistas y alejados del pensamiento neoliberal. La falta de homogeneidad del Gobierno no sería un problema mayor si al frente hubiera un timonel que transmitiera autoridad.

La oposición, encabezada por el ex presidente Alan García (APRA) y la dirigente de Unidad Nacional, Lourdes Flores, mantiene de momento una actitud de prudente espera, lo que ha permitido que Toledo empiece a promover, al menos de palabra, la búsqueda del consenso. Recientemente se reunió con García y en los próximos días lo hará con Flores.

Recuperación democrática

En los primeros tres meses de recuperación democrática Perú ha logrado algunos éxitos. Los más destacables son la obtención de más de 1.000 millones de dólares otorgados por la Mesa de Donantes reunida recientemente en Madrid y la reinserción del Perú en el ámbito internacional. En este sentido, la reciente XI Cumbre Iberoamericana, celebrada en Lima, ha sido impecable en lo que a organización se refiere, y ha servido para la presentación en sociedad de Toledo, el último presidente que ha debutado en la escena política de América Latina.

Perú está en plena transición, pero para muchos ciudadanos este periodo ya pasó con el Gobierno provisional de Valentín Paniagua y ahora exigen resultados. El ministro de Economía asegura que en enero empezará a sentirse la reactivación y pide paciencia, lo que sólo puede lograrse cuando se genera confianza. Uno de los obstáculos con los que tropieza Toledo es que la búsqueda de sanciones a la tremenda corrupción heredada del régimen anterior sigue dominando la agenda política. Mirar permanentemente hacia atrás dificulta la proyección al futuro.

Las fortunas de Montesinos y Fujimori

Las cuentas secretas en el extranjero de Vladimiro Montesinos, encarcelado en la base naval del Callao, ascienden a 260 millones de dólares (más de 48.000 millones de pesetas), de los que 65 millones han sido ya repatriados a Perú. A eso hay que añadir bienes valorados en unos 30 millones de dólares. 'Estamos hablando de casi 100 millones de dólares recuperados a un año de haber empezado la investigación. Creo que es un avance muy notable. Ningún país ha conseguido nada igual', dice el procurador José Ugaz. El jefe de la investigación cree que la fortuna de Montesinos ha sido descubierta en su totalidad. 'No creo que le quede mucho más dinero'. Sin embargo, otras fuentes consultadas por este diario insisten en que los 260 millones de dólares son una cuarta parte de la fortuna que amasó el ex jefe de inteligencia. Montesinos abrió a lo largo de 10 años cuentas bancarias en el extranjero a nombres de personas de su estrecha confianza.

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