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Mubarak pide una presión internacional sobre Sharon similar a la campaña contra el terrorismo

El presidente egipcio lanza duros reproches contra el primer ministro israelí delante de Simón Peres

El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, pidió ayer a la comunidad internacional que, del mismo modo que combate el terrorismo, aumente la presión sobre Israel para que abandone su política de 'represión' contra los palestinos y les facilite la creación de un Estado propio. En Formentor (Mallorca), Mubarak subrayó que la solución del conflicto palestino es esencial para que el mundo árabe y musulmán mantenga su colaboración con EE UU en la campaña contra el terrorismo y lanzó durísimos reproches contra el Gobierno israelí, a pesar de tener delante a su ministro de Exteriores, Simón Peres.

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Mubarak se perfila como uno de los principales mediadores en el enquistado conflicto entre árabes e israelíes, y ayer, en el Foro Formentor, que organiza la Fundación Repsol YPF, no cesó de buscar la aproximación entre el presidente de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat, y el ministro de Exteriores israelí, Simón Peres. Pero en su conferencia inaugural del Foro, y ante la presencia de Peres, no rebajó ni un milímetro la dureza de su discurso contra la política que Ariel Sharon ha exhibido en las últimas semanas.

El presidente egipcio negó que los atentados terroristas de Washington y Nueva York del pasado 11 de septiembre tengan su origen en la difícil situación de los palestinos, como pretende el líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, pero emplazó a la comunidad internacional a dar la máxima prioridad a la resolución de este conflicto como elemento fundamental para alcanzar una paz duradera. A pesar de que admitió que ambas partes deberán ceder, señaló a un único responsable de la escalada de violencia en Oriente Próximo: el primer ministro israelí, Ariel Sharon.

'La situación en los territorios ocupados de Palestina se ha deteriorado porque Israel intenta aprovechar que la comunidad internacional tiene puesta su atención en la campaña contra el terrorismo para imponer una situación de facto contraria a todos los acuerdos suscritos', afirmó Mubarak, que reclamó a los países occidentales y en particular a España que presionen a Israel para que cambie su actitud. El presidente egipcio se deshizo en elogios hacia Isaac Rabin, el primer ministro israelí asesinado por un extremista judío contrario al proceso de paz, y hacia el propio Peres, que dentro del Ejecutivo de unidad nacional abandera las posiciones pacifistas, y dijo que sus políticas, a diferencia de la de Sharon, pusieron verdaderamente en el centro el objetivo de la paz.

Mubarak defendió el liderazgo de Yasir Arafat, a quien los halcones del Gobierno israelí tratan de 'terrorista', y recordó a Israel que el conflicto no sólo atañe a Palestina, sino que el mundo árabe y musulmán no aceptará ninguna solución que no pase por la creación de un Estado palestino, la restitución de las fronteras anteriores a 1967 y un acuerdo sobre Jerusalén. Mubarak lanzó una advertencia a los países occidentales: 'Si Israel sigue con su política de provocación y violencia, los palestinos seguirán ejerciendo su legítimo derecho a la defensa y no habrá seguridad para los ciudadanos de Israel'. Además, agregó, la situación palestina seguirá exasperando al mundo árabe y musulmán y creará el caldo de cultivo del que se nutren los terroristas.

La petición a los países occidentales para que incrementen su presión sobre el Gobierno israelí fue pareja al compromiso de fidelidad con la campaña antiterrorista encabezada por Estados Unidos y el Reino Unido, aunque evitó nombrar expresamente los bombardeos contra Afganistán.

En su opinión, ambos objetivos son dos caras de la misma moneda y tienen que ir juntos si se aspira a alcanzar una paz duradera. Por tanto, recordó que Egipto no había dudado 'ni un segundo' en sumarse a la campaña contra el terrorismo después de los atentados de Washington y Nueva York, y la enlazó con la lucha de su Gobierno contra el terrorismo de los integristas islámicos. Él mismo llegó al poder tras el asesinato en 1981 de Annuar el Sadat a manos de un comando integrista con el que colaboró Al Zawiri, hoy lugarteniente de Osama Bin Laden.

José María Aznar, Yasir Arafat, Hosni Mubarak y Simón Peres (de espaldas), durante el almuerzo que mantuvieron ayer.
José María Aznar, Yasir Arafat, Hosni Mubarak y Simón Peres (de espaldas), durante el almuerzo que mantuvieron ayer.B. RAMÓN

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