El escondite de los 'paraísos fiscales'
Una de las primeras acciones de George Bush cuando llegó a la presidencia de Estados Unidos fue oponerse de forma radical a la ofensiva de la Unión Europea y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) contra los paraísos fiscales. Hoy, tras los atentados terroristas, ya no está tan seguro.
Un grupo de congresistas estadounidense se ha mostrado a favor de endurecer la batalla contra la evasión de capitales. El Comité Bancario del Congreso y los asesores de la Casa Blanca estudian sus propuestas. Washington empieza a reconocer ahora que, para dar caza a las fuentes de financiación del terrorismo internacional, es clave incrementar la transparencia del sistema financiero internacional. 'Si nuestra guerra contra el terrorismo va en serio, la prioridad es aplicar un esfuerzo diplomático extraordinario para incrementar las normas internacionales de contabilidad y transparencia e intercambiar información', indicó el senador John Kerry, uno de los mayores partidarios de endurecer la vigilancia sobre los paraísos fiscales.
La OCDE ha propuesto sancionar a los países de una lista negra de zonas que se caracterizan por una presión fiscal casi nula y un secretismo absoluto. Con estas condiciones, los paraísos fiscales atraen a las organizaciones criminales y terroristas de todo el mundo, que buscan discreción para sus negocios y una amplia movilidad de sus fondos. La ONU calcula que cinco billones de dólares, el 3% de la riqueza del planeta, se almacena en paraísos fiscales.
Los encargados de la investigación para desgranar la red financiera de Osama Bin Laden creen que, parte de ese dinero, pertenece al dirigente terrorista y su organización. Más cerca, en España, también se sospecha que los propietarios de Gescartera, la agencia de valores intervenida tras detectarse un agujero de 18.000 millones, se sirvieron de empresas situadas en paraísos fiscales para evadir impuestos.
La OCDE ejerce presión para que estas zonas se doten de leyes e identifiquen a los clientes de sus bancos. Una lista anual recoge a los países más beligerantes a la hora de satisfacer sus peticiones. La lista negra contiene 29 nombres: Anguilla, Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Islas Vírgenes británicas, Islas Vírgenes norteamericanas, Guernesey, Islas Cook, Isla Dominica, Granada, isla de Jersey, Liberia, Liechtenstein, Maldivas, islas Marshall, Mónaco, Montserrat, Nauru, Niue, Panamá, San Kitts y Nevis, Santa Lucía, San Vicente, entre otros.
El objetivo es que reformen sus sistemas fiscales haciéndolos más transparentes y acercando sus tasas impositivas a las de los países miembros de esa organización multilateral. Bush interpretó este punto como un intento de armonizar los sistemas fiscales y lo rechazó. Su antecesor, Bill Clinton, no había planteado ninguna queja. Los defensores de la propuesta de la OCDE niegan que esté dirigida a armonizar las tasas fiscales a nivel mundial o a aniquilar a las naciones con impuestos bajos. El punto de encuentro es ahora el mismo: evitar la evasión fiscal, pero lo que está en duda es que las divergencias sobre el cómo vayan a desaparecer.
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