La oposición afgana lanza una ofensiva y recupera territorio
Putin habla con los líderes de las repúblicas ex soviéticas fronterizas con Afganistán
Los tambores de guerra redoblan cada día más fuerte en Afganistán. Las operaciones militares se han recrudecido el pasado fin de semana. La Alianza del Norte afirma haber tomado varios distritos del país en los últimos combates y, aunque sus conquistas puedan parecer exageradas, los talibán reconocen que han aumentado las operaciones militares en el norte, al tiempo que aseguran haber armado a 100.000 hombres.
La perspectiva de una operación internacional contra los talibán ha levantado la moral de la Alianza del Norte, que acababa de recibir un duro golpe con el asesinato de su líder y jefe militar, Ahmed Shah Masud. Portavoces de la Alianza del Norte informaron ayer de que sus fuerzas habían tomado los distritos de Zari y Keshendeh, en la provincia de Balkh, y causado varias decenas de muertos entre los talibán. También mencionaron ataques en las provincias de Herat Takhar, Sarmangan y Faryab. Abduló Abduló, ministro de Exteriores del Gobierno antilibán afgano, dijo en Dushambé, la capital de Tayikistán, que la Alianza del Norte controla ya una cuarta parte del territorio de Afganistán.
Los talibán han reconocido el aumento de las acciones militares en esa zona del norte del país, pero niegan haber perdido posiciones o sufrido bajas. La Alianza del Norte afirma haber matado por lo menos a 80 talibán. Al frente de la ofensiva está el general Rashid Dostum, uzbeko, que en abril regresó a Afganistán y se unió a la coalición antitalibán. Dostum aseguró que en los próximos días sus hombres tomarán Mazar-i-Sharif. Dada la penuria de comunicaciones y la geografía de la zona resulta muy difícil verificar esos avances. 'No hay frentes', explica a EL PAÍS un trabajador humanitario que estuvo en Faryab poco antes de la salida de los extranjeros: 'Hay ocasiones en que uno pasa de un área controlada por los talibán a otra en manos de la Alianza sin darse cuenta de ello'.
En parte por la ofensiva del frente norte, en parte por la amenaza estadounidense, los talibán están inmersos en una movilización general. Fuentes de los talibán aseguran haber armado a 100.000 hombres. Los escasos afganos que cruzan la frontera hablan del reforzamiento de la presencia militar en la frontera con Pakistán donde habrían desplegado misiles tierra-aire Stinger, al parecer restos de la partida que EE UU les facilitó en los años ochenta.
Los testimonios recogidos por las agencias de información con presencia en Afganistán también se hacen eco del despliegue de baterías antiaéreas, en especial en la carretera que va del paso de Khyber a Kandahar, el corazón del movimiento rigorista que controla el país y el lugar de residencia de su líder, el jeque Mohamed Omar. La presencia de fuerzas también se ha incrementado en otras rutas de acceso desde Pakistán.
Anatoli Kvashnín, jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas rusas, y Víctor Komogórov, vicedirector del Servicio Federal de Seguridad responsable de relaciones internacionales, informaron ayer al presidente Vladímir Putin de las negociaciones mantenidas la víspera con Abduló y Muhamad Fahim, quien reemplazó al recientemente asesinado Ahmad Shah Masud al frente de las fuerzas antitalibán. Putin, además, mantuvo ayer conversaciones telefónicas con los presidentes de los cinco países centroasiáticos que antes formaban parte de la URSS y sobre los que Rusia sigue teniendo influencia. Los detalles no se conocen y el escueto comunicado oficial dice que tuvieron como fin 'coordinar acciones'. Todo esto ha dado pie a algunos analistas para concluir que Rusia se inclina por aceptar que se abra una especie de 'segundo frente'. Tres de las ex repúblicas soviéticas centroasiáticas tienen frontera con Afganistán.
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