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La ONU suspende el programa de envío de alimentos a la población de Afganistán

Las ONG denuncian que dos millones de personas se quedarán sin comida en unas semanas

Ángeles Espinosa

Mañana puede ser demasiado tarde. Dos millones de afganos están a punto de quedarse sin alimentos. La interrupción de los envíos de trigo por parte del Programa de Alimentación Mundial (PAM) pone en peligro su subsistencia. Las ONG que colaboran con esa agencia de la ONU han pedido que se reanude el abastecimiento. En varias reuniones mantenidas el pasado fin de semana, representantes de las cerca de 150 ONG que trabajan con el PAM en Afganistán expresaron su preocupación y cuestionaron la decisión de suspender el envío de alimentos.

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La PAM suspendió el envío poco después de los atentados por motivos de seguridad, según el portavoz de esta agencia. Las quejas de los trabajadores humanitarios se fundan en un informe elaborado por el PAM entre julio y agosto que hoy se hará público. Del documento, al que tuvo acceso EL PAÍS, se desprende que 408.681 personas se quedarán sin capacidad para alimentarse en menos de un mes. Otro millón y medio (208.008 de ellas en la zona controlada por la Alianza del Norte) correrán la misma suerte de aquí a diciembre. La cifra aumenta si se suman los 900.000 desplazados internos que son atendidos en campos dentro de Afganistán. Los afectados se encuentran en varias provincias del norte de ese país, en la zona más afectada por la sequía.

'Lo que se calcula para esas estadísticas es cuánto tiempo puede sobrevivir una familia si vende todas sus posesiones', explica Alex Renton, portavoz de Oxfam en Islamabad, para dar una idea de la gravedad de la situación. Oxfam se ocupa de que la comida, básicamente trigo, llegue a 500.000 de los tres millones de afganos que dependen de la ayuda de la ONU.

La semana pasada, Oxfam pagó 300.000 dólares por transportar 1.500 toneladas de trigo desde la frontera de Uzbekistán a Mazar-i-Sharif, en el norte de Afganistán. El cargamento será suficiente para garantizar el sustento de 2.500 familias acogidas en un campamento cercano a esa ciudad durante el invierno. 'No sólo era un compromiso que habíamos adquirido con ellas antes de la suspensión de los envíos del PAM, sino también un mensaje de que Afganistán no está completamente aislado', declara Renton.

Save the Children, que se ocupa de la alimentación de 200.000 afganos en la provincia de Faryab, ha llevado a cabo una operación similar con 30 toneladas de alubias y 6,7 toneladas de aceite desde la frontera de Turkmenistán. 'La prioridad en los próximos tres meses tiene que ser introducir en el país tanta comida como sea posible, antes de que llegue el invierno', subraya Andrew Wilder, director operativo de esa organización.

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'El principal problema es la distribución dentro de Afganistán, llegar hasta las zonas rurales', argumenta, por su parte, Jaled Mansur, portavoz del Programa de Alimentación Mundial en la capital paquistaní. 'Aún tenemos 14.000 toneladas de trigo almacenadas dentro del país; son reservas suficientes para tres semanas y nunca almacenamos para más de un mes', asegura tratando de quitar dramatismo a la situación.

'Estamos preocupados, pero el problema no es cruzar la frontera. En el momento en que la distribución esté garantizada y que sepamos que vamos a alcanzar a la gente que lo necesita, reanudaremos los envíos', afirma Mansur. La mayoría de los cooperantes consultados desestima la justificación del PAM de que pueden producirse robos de alimentos. 'En otros conflictos se ha mantenido el abastecimiento a pesar del riesgo', asegura un cooperante con experiencia en Sierra Leona.

Ni el director operativo de la organización Save the Children ni el portavoz de Oxfam en Islamabad quieren entrar en la polémica. 'Por supuesto que ellos mueven cantidades mucho mayores y que en ciertas áreas de Afganistán hay problemas de seguridad, pero se puede mantener el acceso a otras zonas y no sabemos lo que va a ocurrir mañana; tal vez hayamos perdido 10 días muy valiosos', advierte Wilder.

Refugiados afganos y ciudadanos locales se dirigen hacia un campo de refugiados en Phandu Village, cerca de Peshawar (Pakistán).
Refugiados afganos y ciudadanos locales se dirigen hacia un campo de refugiados en Phandu Village, cerca de Peshawar (Pakistán).ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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