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49º FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

'El fanatismo no sólo provoca la destrucción de los demás, también la de los fanáticos', afirma el director

Rocío García

Fue el secreto que ha rodeado la historia de unos adolescentes que dijeron ver a la Virgen en los años del final de la República y el sentimiento de vergüenza que provocó luego en sus protagonistas lo que indujo al cineasta Manuel Gutiérrez Aragón a rodar Visionarios, la primera de las tres películas españolas a concurso que se proyectó ayer en el Festival de Cine de San Sebastián.

Visionarios, protagonizada por Ingrid Rubio, Eduardo Noriega, Emma Suárez y Karra Elejalde, narra la conmoción vivida en el pueblo de Ezkioga (el actual Izkio) cuando la Virgen se aparece a unos jóvenes y les predice una horrible guerra. Los valles se llenaron de creyentes y curiosos. Todos querían ver el milagro.

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Un tanto acelerado -su estancia en la capital donostiarra no ha llegado a las 24 horas, debido al rodaje de El Quijote en Cádiz-, Gutiérrez Aragón explicó que su primer contacto con estos hechos fue a través de su script habitual. Y su enganche a la historia fue definitivo. Le sorprendió el desconocimiento de una realidad que tuvo un eco importantísimo en la época en la sociedad española y en la prensa nacional y europea. Y, sobre todo, el sentimiento de vergüenza colectiva que luego invadió a sus protagonistas.

El realizador viajó a Izkio y allí encontró a dos testigos 'viejitos, solos y perdidos' que no quisieron contar nada y se topó con un pueblo que no tenía nada que ver con la explosión vivida en los años en la preguerra civil. Indagó en las hemerotecas, rebuscó en archivos y leyó el libro del estadou-nidense William A. Christian -Las visiones de Ezkioga: la Segunda República y el reino de Cristo (Ariel, 1977)-. Lo que no encontró fue la película que rodó un cura, el padre Laburu -el único personaje que conserva su verdadero nombre en la película- y que fue la que permitió descubrir que todo era falso.

Aunque basada en hechos reales, el realizador resaltó que las películas hay que juzgarlas por sí mismas y no por la fidelidad en unos hechos. 'Había que sintetizar la cronología, no basta con decir que las cosas han sucedido, sino que tienen que tener una coherencia', dijo. Y más en un cineasta conocido por su narración escéptica y sarcástica. 'De mí no se puede pedir que me case con las historias sentimentales', confesó.

En Visionarios, hay un personaje que no es real, Jose (Eduardo Noriega) y que es el conductor de la historia, el que contempla los acontecimientos desde la perplejidad, en una mezcla de atracción y repulsión. 'Ése soy yo', aseguró el director, que agregó: 'La mezcla de la religión y la política siempre es explosiva, tienen las mismas raíces y si he sacado alguna lección de todo esto es que el fanatismo no sólo es destructivo con los demás, sino que acaba destruyendo a los propios fanáticos'.

La lección, pero de amor, la que le ofreció ayer un asistente a la conferencia de prensa a la actriz Emma Suárez. Declaró en público su admiración por ella y confesó que su vida cambió desde que la viera en Vacas (Julio Medem). 'Gracias por tu admiración, espero que tu vida no cambie constantemente', le contestó divertida y generosa la actriz.

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