'El fanatismo no sólo provoca la destrucción de los demás, también la de los fanáticos', afirma el director
![Rocío García](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F6f5b4128-e8dc-4342-945a-f1d427912007.png?auth=c04cf3469a7e46b5fead72bcccef8669c945185b2e8fe268c3c003dc569d22b1&width=100&height=100&smart=true)
Fue el secreto que ha rodeado la historia de unos adolescentes que dijeron ver a la Virgen en los años del final de la República y el sentimiento de vergüenza que provocó luego en sus protagonistas lo que indujo al cineasta Manuel Gutiérrez Aragón a rodar Visionarios, la primera de las tres películas españolas a concurso que se proyectó ayer en el Festival de Cine de San Sebastián.
Visionarios, protagonizada por Ingrid Rubio, Eduardo Noriega, Emma Suárez y Karra Elejalde, narra la conmoción vivida en el pueblo de Ezkioga (el actual Izkio) cuando la Virgen se aparece a unos jóvenes y les predice una horrible guerra. Los valles se llenaron de creyentes y curiosos. Todos querían ver el milagro.
Un tanto acelerado -su estancia en la capital donostiarra no ha llegado a las 24 horas, debido al rodaje de El Quijote en Cádiz-, Gutiérrez Aragón explicó que su primer contacto con estos hechos fue a través de su script habitual. Y su enganche a la historia fue definitivo. Le sorprendió el desconocimiento de una realidad que tuvo un eco importantísimo en la época en la sociedad española y en la prensa nacional y europea. Y, sobre todo, el sentimiento de vergüenza colectiva que luego invadió a sus protagonistas.
El realizador viajó a Izkio y allí encontró a dos testigos 'viejitos, solos y perdidos' que no quisieron contar nada y se topó con un pueblo que no tenía nada que ver con la explosión vivida en los años en la preguerra civil. Indagó en las hemerotecas, rebuscó en archivos y leyó el libro del estadou-nidense William A. Christian -Las visiones de Ezkioga: la Segunda República y el reino de Cristo (Ariel, 1977)-. Lo que no encontró fue la película que rodó un cura, el padre Laburu -el único personaje que conserva su verdadero nombre en la película- y que fue la que permitió descubrir que todo era falso.
Aunque basada en hechos reales, el realizador resaltó que las películas hay que juzgarlas por sí mismas y no por la fidelidad en unos hechos. 'Había que sintetizar la cronología, no basta con decir que las cosas han sucedido, sino que tienen que tener una coherencia', dijo. Y más en un cineasta conocido por su narración escéptica y sarcástica. 'De mí no se puede pedir que me case con las historias sentimentales', confesó.
En Visionarios, hay un personaje que no es real, Jose (Eduardo Noriega) y que es el conductor de la historia, el que contempla los acontecimientos desde la perplejidad, en una mezcla de atracción y repulsión. 'Ése soy yo', aseguró el director, que agregó: 'La mezcla de la religión y la política siempre es explosiva, tienen las mismas raíces y si he sacado alguna lección de todo esto es que el fanatismo no sólo es destructivo con los demás, sino que acaba destruyendo a los propios fanáticos'.
La lección, pero de amor, la que le ofreció ayer un asistente a la conferencia de prensa a la actriz Emma Suárez. Declaró en público su admiración por ella y confesó que su vida cambió desde que la viera en Vacas (Julio Medem). 'Gracias por tu admiración, espero que tu vida no cambie constantemente', le contestó divertida y generosa la actriz.