España rechazó pedir a la ONU un arbitraje sobre los caladeros

De todas las formaciones políticas españolas, Coalición Canaria ha sido, probablemente,la que más simpatiza con la causa del Frente Polisario. Por eso cuando, a finales de abril, fracasó la negociación pesquera entre la Unión Europea y Marruecos, propuso al Gobierno español tomar una iniciativa que hubiese supuesto un duro golpe para Rabat y un espaldarazo para los independentistas saharauis.

Poco después de que el presidente, José María Aznar, dejase caer que la ruptura pesquera tendría consecuencias para Marruecos, el senador canario Victoriano Ríos instó al Gobierno a solicitar un arbitraje de la ONU para que determinase si el caladero sahariano, uno de los más ricos del mundo, era marroquí.

En el caso de que la ONU estimase que hasta la celebración de un referéndum tal caladero no estaba bajo la soberanía de Marruecos, los pesqueros españoles, muchos de ellos canarios, podrían volver a fanear en esas aguas, aunque no hubiese acuerdo entre Bruselas y Rabat.

A Ríos no le faltaban argumentos. Ningún país europeo reconoce la soberanía marroquí sobre el Sáhara. Luego no hay ninguna razón para reconocerla sobre sus aguas. Además, señala, en el Tratado de Madrid de 1975, por el que España traspasó su colonia a Marruecos y Mauritania, Rabat se comprometía a no extender sus aguas jurisdiccionales o su plataforma continental más allá de las 12 millas, algo que incumplió, según Ríos: 'Ha implantado una zona económina exclusiva de 200 millas'.

'En estos momentos el Gobierno desestima la posibilidad de plantear un arbitraje', le contestó al senador el ministro Miguel Arias Cañete. La represalia española con Rabat ha sido mucho más moderada. Ha consistido en aparcar algunos de los proyectos que iba a poner en práctica durante su presidencia de la UE, a partir de enero, para estrechar lazos entre Marruecos y Europa.