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El nuevo plan de la ONU impone la autonomía y descarta la autodeterminación del Sáhara

La propuesta del secretario general es un duro golpe para los independentistas saharauis

El informe recuerda, en un tono muy duro, las frustraciones de estos últimos diez años por alcanzar una solución. 'Mi enviado especial [James Baker, ex secretario de Estado norteamericano] ha llegado a la conclusión de que hay pocas posibilidades de que el Plan de Arreglo, en su actual formato, llegue a implementarse. Estoy plenamente de acuerdo con él'.

Por ello Annan ha decidido adoptar una estrategia completamente distinta y proponer la aplicación de un acuerdo marco que Marruecos, el Polisario, Argelia y Mauritania deberían negociar en los próximos cinco meses, un periodo de tiempo durante el cual se prolongaría el mandato de la Minurso (fuerzas de la ONU en el territorio).

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Durante este periodo, el Plan de Arreglo no será abandonado pero sí suspendido, así como las actividades de la comisión de identificación, que se dedica a establecer el censo de los votantes en el referéndum. El nuevo plan, como se especifica en uno de los anejos, 'no trata la cuestión de la independencia del Sáhara occidental, sino la de una entidad autónoma bajo administración marroquí'.

El pasado 5 de mayo, el enviado especial de Annan, el ex secretario de Estado norteamericano James Baker, presentó estas ideas al Gobierno argelino y al Frente Polisario durante una visita secreta a la región. Ambas lo han rechazado en terminos contundentes. El próximo 26 de junio, Baker viajará a Nueva York para informar personalmente al Consejo de Seguridad, que aprobará un nuevo mandato de la Minurso antes de finales de mes.

El plan de Annan y Baker establece un periodo transitorio de autonomía de cinco años, durante el cual se crearán instituciones para determinar el estatuto final del Sáhara occidental. Durante ese lustro los saharauis tendrán competencias limitadas a la administración interna y a asuntos tales como cultura, educación o pesca. Rabat seguirá controlando las fronteras, la seguridad nacional y la hacienda pública.

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El primer año será elegido un consejo ejecutivo por los votantes identificados por la ONU, unas 86.700 personas, y un consejo legislativo, designado por un censo más amplio en el que está incluido todo residente en el Sáhara desde el 31 de octubre de 1998; es decir, numerosos marroquíes que se instalaron en el territorio a partir de su descolonización, en 1975. El informe presenta esta atípica propuesta como una solución salomónica 'que da a las dos partes la misma oportunidad para competir en el referéndum'.

Al cabo de cuatro años, cuando expiren los mandatos de ambos órganos, el consejo legislativo, antes de disolverse, elegirá al nuevo consejo ejecutivo. Éste es el que negociará con Rabat la celebración de un referéndum sobre el estatuto final, en el que podrá votar todo aquel que haya residido un año antes en la zona.

El representante del Frente Polisario ante la ONU, Ahmed Buhari, rechazó airado el informe. 'Éste es un intento de forzar la mano al Consejo de Seguridad para aceptar una conspiración franco-marroquí vestida con el traje de Baker. No caeremos en la trampa'.

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